El Hezbollah avanza en América Latina

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Distintos reportes dan cuenta de la presencia regional de esta organización islamista radical con sede en el Líbano. Existen vínculos con otras redes terroristas y cárteles del narco en Venezuela, Brasil, Argentina y México

La organización libanesa extendió su brazo a Latinoamérica, donde colabora con el narcotráfico y con redes terroristas en su afán por obtener recursos contra los Estados Unidos, Israel y otros países que han sido señalados como “enemigos” por Irán, principal aliado de Hezbollah. Distintos reportes indican que ha penetrado en Venezuela, México, Brasil y la Argentina.

Recientemente, el ex embajador iraní Mohammed Razza Hidari confesaba que había visto “muchos grupos latinoamericanos de Hezbollah llegar a Irán para adquirir conocimiento”. A esto se suman los señalamientos por parte de informes de los EEUU en los que se advierte que la organización se extendió de manera “sustancial y rápida” a América Latina.

Asimismo, en la Argentina, el fiscal a cargo de la investigación por el atentado contra la AMIA en 1994, Alberto Nisman, denunció que Irán había desplegado una amplia red terrorista en América del Sur, que incluía al menos a doce países.

“En América Latina, gracias al acceso libre y amigable del que han gozado en los últimos años a través de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, Irán y Hezbollah han preparado la infraestructura operativa necesaria para atacar a los Estados Unidos, Israel y otros objetivos occidentales en caso de una ataque militar directo a la infraestructura nuclear iraní”, afirmó el investigador del Instituto Internacional contra el Terrorismo (ICT), Ely Karmon, a Infobae América.

Operaciones en Venezuela

El país, durante el gobierno de Hugo Chávez y ahora a través de su sucesor, Nicolás Maduro, fortaleció en los últimos años su relación con Irán, lo que repercutió en los vínculos con Hezbollah.

De acuerdo con los reportes estadounidenses, Venezuela prestó soporte a Hezbollah para desembarcar en la región y también le allanó el camino para recaudar fondos y lavar dinero. La aerolínea estatal Conviasa tiene vuelos regulares entre Caracas y Teherán, lo cual es visto de forma sospechosa.

Por otro lado, la nacionalizada isla Margarita funciona como “paraíso para terroristas y traficantes de droga”. “Agentes de Hezbollah administran allí numerosos negocios”, acusa el ex diplomático estadounidense Roger Noriega.

En Venezuela, además, opera la red Nassereddine, cuyo líder es el diplomático de Caracas en Siria, Ghazi Atef Nassereddine, cuyos familiares se encargan de reclutar y entrenar jóvenes para Hezbollah.

Presencia en la Argentina, Brasil y la Triple Frontera

En la Argentina, opera la red Rabbani, coordina por Mohsen Rabbani, a cargo de reclutar jóvenes provenientes de familias islámicas. Ex diplomático iraní en Buenos Aires, es conocido como “el profesor terrorista” y ha sido señalado como el cerebro del atentado contra la mutual judía de la AMIA.

Brasil no está exento de la influencia de Hezbollah. Rabbani viajó a ese país también para atraer personas a la organización. Según una publicación de la revista Veja, “unos 20 cuadros de Hezbollah, Al Qaeda y la Yihad islámica están usando a Brasil como un centro de actividades terroristas”.

El año pasado, se denunció la presencia de una célula de la organización chiita en la Triple Frontera. Desde Estados Unidos, se alertó sobre la posibilidad de que se estuviera tramando un atentado contra la Argentina, Brasil o Paraguay.

Vínculos con el narcotráfico en México

Distintos informes han remarcado la relación de los cárteles del narcotráfico mexicanos con miembros de Hezbollah. El tráfico de drogas es, para la organización, un medio para recaudar y lavar fondos con los que luego financia sus actividades ilegales.

“En México, hicieron un gran esfuerzo por crear una célula. En 2010, arrestaron a un tal Jamel Nasr en Tijuana”, recuerda el analista político especializado en Medio Oriente, Julián Schvindlerman, a Infobae. “Durante los últimos dos años hubo un incremento de la actividad de Hezbollah en México y Perú”, coincide Ely Karmon.

“Tómese por ejemplo el caso de Manssor Arbabsiar, de doble ciudadanía iraní y estadounidense, arrestado en septiembre de 2011 por su rol en un frustrado complot iraní para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington con apoyo logístico del cartel mexicano de Los Zetas. En paralelo con esto, hubo también un complot para asesinar al embajador de Arabia Saudita en México”, añade Karmon.

El investigador se refiere a un episodio de hace dos años, cuando EEUU frustró un intento de ataque contra el diplomático saudita. Las autoridades pudieron comprobar que los terroristas, que eran iraníes, se contactaron con miembros del cártel de Los Zetas para organizar el atentado.

Rastros en Cuba y en Panamá

“Hubo un atentado importante, al día siguiente de la voladura de la AMIA, cuando estalló un avión en pleno vuelo en Panamá. Era un vuelo de Alas Chiricanas hacia Colón. Un terrorista hizo detonar explosivos y mató a todos los pasajeros. Doce de ellos eran judíos panameños. La autoría se la atribuyó una organización cuyo nombre es Ansar Alá, y que oficiales norteamericanos dijeron que podía tratarse de un seudónimo de Hezbollah. No se le prestó mucha atención en el momento porque fue justo después de la AMIA”, explica Schvindlerman.

Por último, Schvindlerman agrega: “En agosto de 2011 el Corriere della Sera informó de la presencia de una célula de Hezbollah en Cuba”.

Fuente: Infobae

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