Definitivo adiós al Parque de la Ciudad

Fue construido con la ambición de convertirse en uno de los parques de diversiones más espectaculares del mundo. Obra impulsada por el intendente de la dictadura, Osvaldo Cacciatore, le costó al estado 220 millones de dólares. Pero nunca funcionó con cierta normalidad. Una de sus montañas rusas jamás tuvo manual de instrucciones para ser operada. Cerró y abrió sus puertas más de una vez. Y ningún gobierno tuvo el interés político para ponerlo a brillar. Ahora, la gestión macrista le está dando el adiós definitivo: para concretar la construcción del “Buenos Aires Rock” comenzó a desarmar los viejos juegos del Parque de la Ciudad.

Solo se mantendrán en pie la Torre Espacial (ahora cerrada), la montaña rusa y la doble rueda; la primera porque cuenta con protección patrimonial, pero las otras dos atracciones, porque su desarme es demasiado costos.

En Villa Soldati, abre los fines de semana y los feriados. Los vecinos pagan $ 4 para aprovechar los espacios verdes, con árboles añejos y frondosos. Y pasean entre la chatarra y el olvido, porque el Interama (así se llamó cuando fue inaugurado) se transformó en un parque fantasma, con juegos cubiertos de pasto, oxidados y arrumbados en galpones. Las ruinas de un paseo que llegó a tener 50 atracciones y capacidad para recibir a 80.000 personas al mismo tiempo.

Aunque desde la Ciudad informaron que el parque seguirá abierto, los vecinos temen que lo cierren. “En la zona están el Roca y el Indoamericano, por eso tenemos miedo de que terminen cerrando este”, le contaron a Clarín. A metros del predio se encuentran el complejo Barrio Soldati, con 3.200 viviendas, y la Villa 20, en donde se estima que viven más de 20 mil personas. Desde hace años el Parque de la Ciudad, que ocupa 120 hectáreas, aloja otras actividades: una aseguradora tiene una playa de venta de autos robados o siniestrados; funciona el hospital Cecilia Grierson; también hay galpones para la Ventanilla Unica Social (un plan del Ministerio de Desarrollo Social porteño); y es además base de equipos y operarios que asisten a las villa cercanas cuando hay emergencias hídricas.

“No se trata solo de lo que pretende hacer esta gestión con este parque, que es destruirlo. La verdad es que nunca nadie quiso recuperarlo ni mantenerlo”, opinó Sarita de Quiroga. La mujer es vecina del Barrio Soldati. Llegó desde Santiago del Estero en 1980 y recuerda la infancia de sus hijos en el viejo Interama. “Se conocían todos los rincones. Siempre digo que el deterioro del parque fue parte de un plan. Ninguna ciudad normal puede hacer lo que hizo Buenos Aires con este lugar”, se lamentó. Ahora toma mate mientras cuida a sus nietos, que usan el parque de diversiones como potrero. Pero no les saca los ojos de encima, porque le da terror que alguno se lastime entre los fierros oxidados de los juegos, a los que los chicos increíblemente pueden acceder, como los trencitos o las locomotoras.

También temen por el futuro los empleados que trabajan en el parque. “Dicen que va a seguir abierto, pero a lo largo de estas décadas hemos escuchado muchas promesas”, afirman.

“Todo lo que sucede en torno al parque es irregular. El desarme de los juegos debería haber tenido aprobación de la Legislatura, porque son bienes de dominio público”, contó Germán de Bernardi, de la Organización por la Conservación del Parque de la Ciudad. Junto a la Defensora Adjunta de la Ciudad, Graciela Muñiz, la ONG presentó un amparo para anular la obra que impulsa el Gobierno y también plantean la ilegalidad del desguace de los juegos. Hasta el momento se habrían desarmado seis, entre ellos una de las Enterprise, una vuelta al mundo y una pista de autos. Desde el Ejecutivo porteño aseguraron que “un estudio de la Facultad de Ingeniería de la UBA determinó que ninguno de los juegos se podía recuperar”.

Fuente: Clarin

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