Un asesinato cada 29 horas en hechos delictivos

“Creímos que nunca nos iba a tocar, pero nos tocó. Y no se murió Anselmo solo.

Nos destruyeron a todos ”. La frase de María Gómez de Saravia (68) resume el pensamiento de numerosos familiares de víctimas de la inseguridad. Su hermano, de 67 años, fue asesinado el 10 de marzo en La Plata. Ese día, este maestro mayor de obras estaba sentado frente a su computadora, en su casa, cuando entró un ladrón. El jubilado quiso defender a su mujer y a su nieta. Le tiró la taza de té que tomaba al asaltante, pero éste lo atacó con un cuchillo y lo hirió gravemente en el pecho. Anselmo agonizó poco menos de un día en un hospital.

El caso es uno entre los 73 que hubo en la provincia de Buenos Aires en los primeros tres meses del año, según una recopilación realizada por Clarín sólo en base a hechos publicados por la prensa.

Los datos se limitan únicamente a asaltos.

No incluyen venganzas, ajustes de cuentas, femicidios ni delitos relacionados con la droga.

Ese número es 60 % superior al registrado en 2012 (hubo 45 homicidios durante robos) y 56 % más que en 2013 ( hubo 47), también en base a estadísticas recogidas por Clarín, ya que a nivel oficial no se difunden desde 2009.

Así, hay un crimen cada 29 horas.

El Conurbano concentró 53 homicidios (74%). El distrito donde se produjo la mayor cantidad de episodios fue el más populoso, La Matanza (10), seguido de Florencio Varela, Moreno y Quilmes, todos con 7. En el resto de la Provincia fueron los otros 20, con Mar del Plata (8) y La Plata (4) al frente.

La inseguridad continuó siendo en estos tres meses la principal preocupación de la sociedad. Los crímenes, muchos de ellos resonantes, hicieron que los vecinos salieran a las calles a protestar. Hubo marchas en Lanús, Quilmes, José C. Paz, Moreno, Florencio Varela, Luján, General Rodríguez, Tres de Febrero y otros lugares.

El pedido fue unánime: más seguridad.

El gobierno bonaerense atribuye gran parte del problema a la falta de policías, una definición simplista. Y la Nación se desentiende: el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, repite una y otra vez que la seguridad pública es competencia de las provincias. El secretario del área, Sergio Berni, sólo se limita a contar los casos en la ciudad de Buenos Aires (en lo que va de 2014 hubo sólo 3 crímenes durante robos), porque es jurisdicción federal.

La Justicia también tiene su cuota –importante– de responsabilidad en el asunto por sus excarcelaciones exprés y la “puerta giratoria” de la que habló el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, hace ya seis años.

Por otro lado, las sucesivas fugas de presos demuestran la fragilidad del sistema penitenciario.

Mientras a nivel político se reconoce de manera unánime que es necesaria una reforma del Código Penal, la discusión está enchastrada en medio de los polémicos cambios que propicia el kirchnerismo y que salió a objetar el massismo.

Además, los intendentes del GBA se han quejado a viva voz porque luego del Operativo Sol de verano les sacaron a la Gendarmería y los policías que reasignaron en sus zonas resultan insuficientes (ver “ El Ministerio…”).

El nivel de violencia en los casos también es llamativo: 46 de las víctimas (el 64%) murieron baleadas. Las entraderas siguen tan vigentes como el año pasado. En la semana que pasó hubo en el Conurbano una serie de homicidios impactantes. Entre ellos, el de la docente Agostina Brega (28), mamá de un nene de 4 años, en Tres de Febrero (la balearon en la espalda) y el del repartidor de pollos Gastón Nieva (28), en Almirante Brown (le dispararon frente a su hijo de 7 años, a quien se vio llorar desconsoladamente ante las cámaras de TV).

El 14 de marzo, el crimen del colectivero Leonardo Paz (22), en La Matanza, cuando recién arrancaba con su profesión, motivó un paro de transportes de 12 horas que convirtió a la Ciudad y el Gran Buenos Aires en un caos.

Otro caso que conmovió fue el del abogado Marcelo Fernández Durañona (43), ocurrido el 17 de febrero en Quilmes. Le pegaron un tiro en el pecho cuando salió a abrirle el portón de su chalé a su mujer. Pero el drama no terminó ahí. Su esposa fue llevada secuestrada y la familia tuvo que pagar un rescate para que la liberaran.

Seis de los ocho policías asesinados en el primer trimestre del año en Provincia y Capital murieron en medio de robos. Asimismo, otro dato llamativo fue que 26 de las 73 personas asesinadas tenían entre 20 y 29 años (36%). Y 19 eran mayores de 60 años (25%). Nadie está exento de la violencia.

Fuente: Clarín

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