Villa Urquiza, con obras y quejas

Los vecinos y comerciantes de Villa Urquiza ya dieron su opinión: no quieren el buelvar que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires construye sobre la avenida Roosevelt. No es un capricho: tienen varios argumentos para que la obra no se realice. Pero esas razones no han podido escucharse. Sin una audiencia pública, el Ejecutivo porteño pisó el acelerador y comenzó la construcción que, de acuerdo al testimonio de los vecinos, generará un importante caos vehicular donde no lo había y podría perjudicar la actividad de los comercios de la zona.
Mucha plata, $ 21 millones, puesta en una obra que para los vecinos es todo un problema.
Alberto Di Paolo nació en el barrio y hace 28 años tiene su comercio de reparación de tevés y controles remoto en Roosevelt al 5300. “Este bulevar no tiene ninguna función ni utilidad, es una obra innecesaria e inconsulta”, dice a Tiempo, y denuncia que no se analizaron los posibles impactos ambientales y viales causados por la obra.
El dato central que cambió la fisonomía de la zona es la inauguración, en julio de 2013, de la estación Juan Manuel de Rosas, cabecera de la línea B de subterráneos, que contribuyó a incrementar el número de autos que circulan y estacionan en Roosevelt y las calles aledañas, así como también al desarrollo comercial. La novedad atrajo otras dos líneas de colectivos (169 y 175) a Roosevelt, que desviaron sus recorridos originales hacia la estación del subte, sumándose a la 107 y la 127.

“Este bulevar restringe el acceso, el estacionamiento y la circulación de los vehículos, y complica el trayecto de las cuatro líneas de colectivos, que ya fueron desviadas a las calles laterales”, agrega Di Paolo, quien presentó un recurso de amparo en octubre de 2014, desestimado por la jueza porteña Elena Liberatori.
“Acá hay negocios, hipermercados, una maderera, un colegio, un club (el Círculo General Urquiza) donde vienen chicos a la colonia de vacaciones –enumera Di Paolo–. No es lo mismo que la avenida Mendoza (también en el barrio de Villa Urquiza), que tiene sólo cinco cuadras de desarrollo de bulevar, a una cuadra de la avenida Olazabal, que es paralela y canaliza el tránsito. Roosevelt no tiene ninguna alternativa. Con este panorama, el bulevar resulta ser una barrera física que restringe el tránsito”.

De acuerdo al proyecto, se propone intercalar “herbáceas nativas de importante follaje con árboles de intensa floración amarilla” sobre el bulevar, desde Avenida de los Constituyentes hasta la calle Pacheco, además de “bancos de madera que será del tipo viraró”. Según el proyecto del gobierno porteño, las diez cuadras funcionarán “como conector ambiental, potenciando el carácter verde del barrio”.
En rigor, los dos carriles por mano se conservarían, pero se perderían una importante cantidad de lugares para estacionamiento. Hoy se estaciona sobre la toda la traza de Roosevelt a 90 grados. El bulevar obligará a hacerlo junto a la acera.

“Esto lo generan el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, y el subsecretario de Planeamiento, Héctor Lostri, quienes directamente tienen acciones en una construcción que se llama Jardines de Roosevelt, ubicada en el cruce con Aizpurúa, colindante con el hipermercado Carrefour”, denuncia Di Paolo, y afirma que “ellos han reconocido que tienen acciones ahí, en esa construcción que aún no está terminada y en la que ya están vendiendo los departamentos; este bulevar les viene a medida para valorizar más todo el emprendimiento inmobiliario, les va a jerarquizar el metro cuadrado y van a ir desplazando a los viejos vecinos que amamos al barrio”.
La empresa que se adjudicó la licitación de la obra es Salvatori Parques y Jardines, habitual contratista de las obras que encara la administración de Mauricio Macri, entre otras la del polémico enrejado del Parque Centenario, previa represión de la Policía Metropolitana a la asamblea vecinal.

“La mayoría de los vecinos de edificios de este barrio tienen, en promedio, diez cocheras para 100 departamentos –añade Di Paolo–. Si querían recaudar y poner parquímetros o regular el estacionamiento, lo podían haber hecho, pero con esto directamente, mandan al muere a toda la gente que vive y trabaja acá, y a muchos otros que venían a dejar el auto para tomar el subte o el tren. El negocio es para estos funcionarios que con el dinero de nuestros impuestos están haciendo esta obra y, a futuro, para las empresas constructoras e inmobiliarias que integran el mismo círculo y que son socias del gobierno de la Ciudad”.
El comerciante sostiene que “en la Junta Comunal de la Comuna 12, ni los delegados referentes del PRO sabían de esta obra. Es pura fachada, para la foto, que no tiene ninguna función ni necesidad y que, por el contrario, complica”.

Di Paolo presentó un recurso de amparo en octubre, ni bien los vecinos se enteraron que se venía el bulevar. Pero en noviembre empezaron las obras. “No tuvimos el apoyo de la justicia en primera instancia. Ya estaba todo cocinado y no lo pudimos parar. Ahora estamos denunciando las condiciones de falta de seguridad y de higiene, la mala señalización y la falta de respeto por los vecinos. El gobierno tiene que hacer una consulta que no es vinculante, pero debe plantear la obra que quiere hacer para saber quiénes están en contra, quiénes a favor y por qué, y quiénes son los perjudicados y los beneficiarios. Esto no se hizo. El pliego de licitación tiene como 100 páginas entre las que hay dos renglones que dicen que esta obra va a beneficiar al vecino y al entorno inmediato. Un claro negocio inmobiliario y especulativo. Al vecino que vive acá le va a venir más ABL. Decirle que esto los va a beneficiar en la tasación, es una mentira”, se despacha el vecino.

El presidente de la Asociación de Comerciantes de Villa Urquiza, Héctor Ginnani, también se manifestó en contra de la obra: “Este tema lo venimos tratando con el gobierno de la Ciudad desde que tuvimos la noción de que se iba a realizar la obra, hace unos siete u ocho meses, cuando nos reunimos con el ministro de Desarrollo Urbano, el ingeniero Chaín”. Según contó Ginnani, el funcionario le presentó los planos de la obra. “Cuando los vi le dije que los comerciantes se iban a sentir muy perjudicados con esto porque, principalmente, quita muchos lugares de estacionamiento”, dijo.

Ginnani explicó que, actualmente, como estacionan en la actualidad, perpendiculares a la acera, entran unos 60 autos por cuadra. En cambio, como consecuencia de las obras, con los autos paralelos al cordón, sólo entrarán 24. “La culpa no es de los comerciantes de Villa Urquiza, es del gobierno de la Ciudad que creó una estación de subte y no creó ninguna playa de estacionamiento. Los comerciantes nos vemos perjudicados”, disparó. «

Avanza la obra del puente de Beiró

Desde el sábado, en el marco de la ampliación de la Avenida General Paz, el Ministerio de Planificación Federal de la Nación comenzó las tareas de instalación del puente metálico Beiró I, que estará ubicado en la Avenida General Paz y su intersección con la Avenida Beiró, del lado de la Ciudad, y con la calle Roma, del lado de la provincia de Buenos Aires.
Esta estructura remplazará al puente de hormigón que se encuentra actualmente emplazado en general Paz y Beiró, que será demolido cuando el nuevo esté habilitado. Esta obra beneficiará la conexión vial entre el partido de Tres de Febrero y los barrios bonaerenses de Versalles y Villa Devoto.
La estructura, que tendrá 36,74 metros de extensión y 18,45 de ancho, pesa 141 toneladas y tiene capacidad para dos carriles vehiculares; veredas peatonales y una pasarela de mantenimiento, fue posicionada ayer sobre dos carretones de 12 ejes cada uno, trasladada hasta el centro de la Avenida General Paz, donde fue girada 90°, y desplazada hasta su posición final sobre los nuevos apoyos construidos previamente.
Paralelamente a esta obra, se encuentran en ejecución la estructura del puente Beiró II, ubicado a escasos metros de Beiró I, que se montará durante marzo.

Sin altura

Túnel de Ceretti

En diciembre pasado, a metros de Roosevelt, los vecinos denunciaron que por el paso bajo nivel de la calle Ceretti no pasan las ambulancias del SAME. Esa obra costó $ 17 millones y fue hecha sin la altura suficiente para que circulen los vehículos de emergencia.

El viaducto de Constituyentes

Además de la construcción del bulevar, el barrio también es testigo de las obras para la instalación de un viaducto en Avenida de los Constituyentes, entre Monroe y Roosevelt (del lado de Villa Urquiza) y Griveo y Ladines (del lado de Villa Pueyrredón), justo en el límite entre ambos barrios. Se estima que la obra, proyectada hace más de 20 años, estará finalizada en abril próximo. El viaducto pasará bajo las vías del ferrocarril Mitre y comenzará desde la transversal Mosconi y su continuación, Olazábal, hasta el eje Cullen-José Cabezón. Tendrá cuatro carriles de circulación, dos en cada sentido, y su altura, de 5,10 metros, admitirá tanto vehículos livianos como pesados.

“Sapitos”

3 Tres túneles sumó Villa Urquiza bajo las vías del Mitre, todos perpendiculares a Roosevelt: en Pacheco, Ceretti y Altolaguirre.

Fuente: Tiempo Argentino

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