Pese a las nuevas restricciones en la Ciudad, las ferias de abastecimiento barrial siguen abiertas

Las ferias barriales continúan abiertas a lo largo de 127 distintos puntos. El objetivo es brindarle a los porteños un alternativa para realizar sus compras.

Durante la cuarta etapa de apertura gradual de las ferias, que comenzó a mediados de junio, se sumaron 36 nuevas ubicaciones a las 91 ya abiertas. En total son 308 feriantes y sus auxiliares. Son mercados exclusivos de abastecimiento primario, consideradas como actividades esenciales según el decreto nacional.

Las ferias funcionan de 8 a 14, con excepción de cuatro que funcionan de 15 a 21 y una de 14 a 20. Se pueden consultar todas las ubicaciones en la aplicación “BA Ferias” y en la web del gobierno de la Ciudad .

“Realizamos una apertura gradual de ferias con el fin de ofrecerle a los vecinos una opción segura de compra de alimentos básicos”, declaró Clara Muzzio, Ministra de Espacio Público e Higiene Urbana. Y agregó: “la gran diferencia es que ahora atienden hacia la calle y no hacia la vereda como lo hacían antes”. Cuentan además con un protocolo de seguridad e higiene para evitar la propagación del coronavirus.

Comprar y vender con protocolos
Los vecinos que concurren no pueden estar en contacto con la mercadería, tienen que respetar entre sí una distancia mínima de 1,5 metros y usar tapabocas. Para ordenar la circulación peatonal, hay señalización en el piso y cada feriante organiza las filas con números para evitar aglomeraciones. Se ofrece atención prioritaria a adultos mayores y embarazadas. Además, los feriantes pueden brindar un servicio de entrega a domicilio o encargo previo para ser retirado.

Entre cada punto de venta hay una distancia mínima de cinco metros. La desinfección de los trailers se realiza con una mezcla de lavandina con concentración mínima de 55 gramos por litro de agua. Además, los vendedores cuentan con un rociador para vitrinas de vidrio y superficies de acero con una solución de 70% alcohol y 30% de agua cada 30 minutos. Todos los puestos cuentan, como mínimo, con un dispensador de alcohol en gel.

Los feriantes están vestidos con la indumentaria reglamentaria sin excepción, y utilizan barbijos y guantes. Además, tienen que realizar un frecuente lavado de manos con agua y jabón; y la persona encargada de la caja y de realizar cobranzas debe desinfectarse las manos entre cada transacción.

Fuente: La Nación

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