Hipócritas, también en la cama

Basta con encender la tele: vivimos en una cultura ultraerotizada, absolutamente sexuada. Sin embargo, a los argentinos nos cuesta derribar mitos, como ubicar a la mujer en un plano activo que no sea el del estereotipo de “mujer fatal”, dejar de hablar de fantasías para concretarlas. También es difícil atravesar realidades: ellos sobreexigen su performance sexual, necesitan penetrar con la erección de un ser mitológico; ellas se diluyen como hembras, no pueden conectar el placer con el amor. Lo que aparece, entonces, es la inhibición del deseo. Coinciden los especialistas: el argentino habla bastante de sexo, pero lo practica poco y mal, aunque está convencido de que es un experto.

“Vivimos la sexualidad de una manera muy hipócrita, muy polarizada. Nos hacemos los modernos, pero somos pacatos. El argentino es pura contradicción respecto del sexo”, concede Adrián Helien, sexólogo del hospital Durand. Por su consultorio desfilan parejas faltas de deseo. Helian aduce que es la rutina la que los condena a esa situación porque el sexo se vuelve mecánico. “La sexualidad está instalada en una esquema de pareja estable, con el vínculo asegurado. La inercia de lo cotidiano socava el deseo.

El erotismo es más amigo del misterio, de lo frágil, de lo inestable, de lo incierto ”, amplía.

Ahora salgamos del consultorio y pensemos en una reunión de amigos. ¿Quién no escuchó alguna vez que él “la mató” a ella después de tomar unos tragos en un boliche? ¿Quién no escuchó a una amiga haciendo un detalle minucioso de cómo y qué le hizo él después de un cruce de miradas furtivo? Otro gran mito argentino es el del sexo casual. Vamos a los números. El 54% de los argentinos no tendría sexo con alguien que acaba de conocer. El dato proviene de una investigación hecha el año pasado por la consultora TNS Argentina. Más cifras del mismo monitoreo: el 62% de las mujeres encuestadas nunca tomó la iniciativa de acercarse a alguien que les atraía.

Hasta ahí, los que se dice y lo que sucede. Ahora volvemos al consultorio y preguntamos: ¿Cuál es la regularidad sexual de los argentinos? No hay datos precisos, pero, de acuerdo con su experiencia clínica, de los especialistas consultados por Clarín, entre los 30 y los 50 años suele ser de una o dos veces por semana. Esto coincide con otro relevamiento que hizo el sitio Entremujeres.com entre 9.300 participantes femeninas, según el cual la mayoría tiene sexo “algunas veces por semana”. El 18% lo reserva para el sábado o domingo y sólo el 10% considera que es una necesidad básica y lo practica todos los días. Que no pase inadvertido: 10% a diario. Los menos de 30… bueno, esos gozan de otra regularidad pero también menos compromiso en el vínculo y por ende, menos espacio para ganar confianza y explorar.

“Triple moral”, dispara Paola Kullok, coach sexual, respecto de cómo vivimos nuestra intimidad. Y sigue: “Queremos, pensamos y decimos cosas distintas. Hablamos todo el tiempo de sexo –el “lo maté” o “la maté” es un clásico– pero no significa que tengamos mejor sexo. A nosotras la cultura nos obliga a ser perras en la cama y a ellos, unos Adonis imbatibles. Así es imposible ser honesto con nuestra sexualidad”.

Fuente: Clarín

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