Con la proyección de Guardianes de la galaxia, la iniciativa demostró la vigencia de esta modalidad para ver cine. Tres mil personas, en autos pero también reposeras y lonas, colmaron el lugar, y hubo que dar la película dos veces.
Bajo un cielo estrellado y con una tórrida temperatura algo más adecuada para el aire acondicionado de las salas de cine que para el interior de un automóvil, retornó anoche un nuevo ciclo del autocine porteño, en El Rosedal de Buenos Aires.
En el marco del programa “Verano en la Ciudad” que, organizando el Ministerio de Cultura porteño, la iniciativa de proyectar cine para ver desde el auto, una añeja modalidad que alguna vez fue clásica en la ciudad y permaneció olvidada por décadas, volvió con un film de acción y aventuras para toda la familia: Guardianes de la galaxia. Y fueron justamente familias enteras las que llegaron aun antes de que el sol se pusiera tras los árboles de Palermo, además de una heterogénea mezcla de aficionados al cine de ciencia ficción, “tuercas” enamorados de la idea de hacer todo dentro del auto, algunos turistas del interior del país y muchos vecinos con ganas de pasar un rato al aire libre, no precisamente a bordo de descapotables, sino ubicados, sin auto, en una tribuna.
“La idea es recuperar los modos tradicionales de ver las películas”, explicó Manuel Balut, encargado de prensa del Ministerio que comanda Hernán Lombardi. “Y además es una linda idea disfrutar al aire libre de un film entretenido, de modo gratuito, para quienes debimos quedarnos en Buenos Aires, y disfrutar de esta gran ciudad y sus ofertas culturales y recreacionales”, añadió el funcionario.
Y, en efecto, el autocine volvió a demostrar su vigencia, puesto que la gran cantidad de gente que afluyó al Rosedal superó las expectativas.Los autos ingresaron por la avenida Iraola, entre las avenidas Sarmiento y Libertador. Allí fueron recibidos por jóvenes acomodadores, que tenían órdenes de dejar pasar a unas 300 unidades, por cuestiones de espacio. También se erigió una tribuna, que fue colmada, y además se desplegaron 500 sillas.
Pero no fue suficiente. Y las ganas de ver cómo se salvaba la galaxia desde el asiento del auto obligó a organizar una segunda función, que arrancó a las 23:15. Más de 3000 personas calcularon los organizadores, un número que se nutrió de una buena cantidad de espectadores que llegaron con sillas reposeras, e incluso con lonas, para mirar la película entre la gran pantalla y los automóviles.
La familia de César Vargas y Estela Blima vio la película sentarse en unos cajones de madera que tenían en su camioneta, “porque vino toda la familia y en la camioneta se nos hacía incómodo ver la película. Además, teníamos calor. Sacamos los cajones y acá nos ves, disfrutando esto a la luz de la luna, y comiendo pizza fría. Yo con cerveza, porque no manejo”, contó ella.
Fueron muchos los que siguieron el ejemplo de esta familia, porque no todos los autos tenían aire acondicionado, o no podían permitirse ver una película de 120 minutos con el motor encendido. La calidad de la imagen y el sonido fueron notables, tanto que se pudo ver el film desde muy atrás, y optar escucharla por la FM 107.6 o simplemente por los parlantes de afuera, con las ventanillas bajas.
A la vez, fue un encuentro de generaciones, o de un diálogo entre ellas, como la que protagonizó Ricardo José Nieto, abuelo, con su nieto Julián, de 9 años. Él le contaba que “antes, en los autocines de mi época, el sonido provenía de altavoces colocados en la pantalla, y después de un altavoz individual colgando de la ventana de cada coche”. “Y yo creo que la idea nació en Estados Unidos”, contó de inmediato a Tiempo, “para atraer a toda la familia, porque entonces ya dejaba de importar que los chicos sean ruidosos, total, estaban en el auto, con las puertas cerradas”.
Justamente, apenas comenzó el film, los “shhh” no surtían efecto. Las charlas de las gentes sentadas en grupos en el piso, en sillas o reposeras, los de la tribuna, y aun los que estaban acostados en el césped detrás del vallado, a la orilla del lago, seguían conversando, “porque la película nos interesa, desde luego, pero más nos gusta la propuesta, la experiencia de estar acá esta noche”, como coincidieron muchos.
“La idea de recuperar este espacio del autocine nació hace unos cinco años –sostuvo el ministro Lombardi, que presenció el espectáculo–, y se ha convertido en una de las tantas actividades gratuitas, que ya son un clásico en la Ciudad.”
Las películas se proyectarán los días sábados y domingos desde las 21, hasta el 1 de febrero, sobre una pantalla de 15 metros por diez, con formato cinematográfico 16/9. «
Un cómic lleno de efectos especiales
La de ayer, Guardianes de la Galaxia, es una película basada en un clásico cómic ideado por los norteamericanos Dan Abnett y Andy Lanning. Repleto de efectos especiales y peripecias argumentativas, es un film que no da tregua al espectador, aún dentro de un auto. Trata sobre el aventurero Peter Quill, que roba una esfera codiciada por el malvado Ronan, cuya ambición amenaza a todo el Universo. Para escapar, Quill se ve obligado a pactar una tregua con un cuarteto de extraños héroes: Rocket, un mapache armado con un rifle; Groot, un humanoide con forma de árbol; la letal y enigmática Gamora; y el vengativo Drax the Destroyer. Dirigida por James Gunn, la película cosechó buenas críticas y altos ingresos, favorecido por las buenas actuaciones de Zoe Saldana y John C. Reilly.
Programa
– La programación incluye films recientemente estrenados, de producción nacional pero también extranjera.
– El sábado 17 se proyectará Los dueños; el domingo 18, Nebraska; el 24, Jersey Boys, y el 25, Comando Especial 2. El sábado 31 se podrá ver el film ¿Puede una canción de amor salvar tu vida?
– La función del domingo 1, a modo de cierre, será sorpresa.
Reposeras y perros también
– Kiaro y Samira se llaman los perros adorados por el matrimonio compuesto por Fátima Mohamed y Karim, que viven en Villa Crespo. Hasta una lona les trajeron a los canes, para que se echaran en el suelo. “El año pasado nos morimos de calor en el auto, así que esta vez trajimos reposeras”, advirtieron.
En familia, desde bernal
– Fabián Vivas y Laura Gimenez llegaron con su Cherry desde Bernal, y con sus dos hijos, Luana de cinco años, y Amin, de 15. “Vinimos el año pasado y repetimos este año. Nos pusimos de acuerdo en venir a ver esta película, y el día es caluroso, pero ayudó que hay un cielo hermoso”, dijo Laura.
Cine con matambre y limonada
– Hace tres años que son novios: Héctor Steketer, que vive en Adrogué, y Silvia Cornejo, de Lanús. “Nos enteramos por Facebook”, contó ella, mientras preparaba unos sándwiches de matambre y queso. “Y trajimos limonada para disfrutar la película desde el auto, porque si tomo alcohol no llego a Adrogué”, dijo él.
Fuente: Infonews