Por estas horas en el PAMI se viven reuniones simultáneas en distintas oficinas, en donde los titulares de los laboratorios desfilan para rubricar un convenio que implica la puesta en marcha del nuevo sistema de compras de la obra social de los jubilados. Tête à tête, así es el novedoso esquema, en el que cada laboratorio firma su propio contrato de provisión de medicamentos, dejando de lado a las cámaras empresarias como los mandantes de la negociación con el PAMI.
“Terminamos con 20 años de un esquema que permitía arreglar las compras, esto no se podía hacer sin la vista gorda del Estado, sin dudas que había corrupción”, explican a ámbito.com en el entorno de Sergio Cassinotti, director del PAMI, en referencia a la “cartelización” de los laboratorios para las compras al organismo. El sistema había sido ideado en 1997 por el entonces titular de la obra social, Víctor Alderete -condenado a 3 años y medio de prisión por fraude al Estado-, quien dejó en manos del ACE-PAMI, que aglutina a CILFA y COOPERALA (laboratorios nacionales) y CAEME (laboratorios extranjeros), la negociación y la firma de contratos con el PAMI.
Con un contrato vigente firmado en marzo de este año, con un dólar a $ 18 y una inflación proyectada del 17%, los laboratorios nacionales encendieron rápidamente la alarma cuando el billete verde saltó a los $ 40 y el índice de precios se desmadró a más de un 40% anualizado a fines de este año. CILFA y COOPERALA hicieron saber su decisión de no seguir con los términos fijados que establecía el reconocimiento de un 70% de la inflación mensual, mientras que CAEME decidió continuar con el convenio hasta su vencimiento el 31 de marzo de 2019.
Ante este panorama, Cassinotti aceleró el paso y puso en marcha la fase II de su plan, lo que tenía previsto hacer justamente en marzo del año próximo. Inmediatamente comenzó a llamar a los laboratorios para explicarles que desde las cámaras ya no serían interlocutores válidos para las negociaciones y que los convenios se firmarían con cada productor de medicamentos de forma individual. El nuevo esquema entrará en vigencia el próximo 1 de noviembre, es por eso que se apura la rúbrica de los convenios.
Sergio Cassinotti, director del PAMI.
Si bien el PAMI reconoce que el sistema de compra creado en 1997 permitió que sobrevivieran muchos laboratorios, analizan que “una cámara está para defender los intereses de los asociados y del sector a que representa, no para firmar los contratos y decidir quién entra y quién no”. En ese sentido, una droguería que prefirió el anonimato contó a ámbito.com que “si queríamos vender genéricos, desde la cámara nos amenazaban con darnos de baja del contrato con el PAMI”. La anécdota sirve para suponer un esquema bien parecido a una “cartelización”, y en esa línea fuentes de la obra social afirman que “hasta ahora las cámaras ponían el precio y segmentaban el mercado”.
Con un consumo mensual del 40% del total de medicamentos que se comercializan en el país, la gestión de Cassinotti se puso como premisa hacer valer el “poder de compra”. Traducidos a moneda corriente, por mes el PAMI desembolsa $ 3.400 millones en medicamentos ambulatorios, algo así como 90 millones de dólares, cifra para nada despreciable para los laboratorios. Con el convenio Alderete vigente, el PAMI pagaba mensualmente los $ 3.400 millones al ACE-PAMI para que este a su vez derramara los pagos hacia los colegios farmacéuticos.
He aquí uno de los primeros problemas. Algunos laboratorios, revelan en el PAMI, “venían a pedirnos los listados de compra, cuando los revisaban se de daban cuenta que nosotros habíamos pagado el 100% pero que las cámaras les habían pagado menos”. Además, se sumaba la queja recurrente de las farmacias, que acusaban a las cámaras de estirar los pagos y periódicamente amenazaban con recortar la atención a los afiliados. “Esto se termina porque el PAMI está pagando en tiempo y forma, y les vamos a pagar directamente a las farmacias que les van a pagar a los laboratorios”, festejan en el entorno de Cassinotti. En lo que hace a remedios ambulatorios, el PAMI actualmente está pagando el 70% a los 7 días y el 30% restante a los 60 días, lo que pone a la obra social al día con sus obligaciones, luego de lograr superávit en sus cuentas bajo el mando de Cassinotti.
Otro “hito”, aseguran en el PAMI, es que con la nueva modalidad de contratación, se dejará de usar la plataforma online de validación de compras y recetas llamada Farmalink, que era controlada por las propias cámaras, es decir, los laboratorios estaban de ambos lados del mostrador, el que compra y el que controla. Tamaño despropósito será desde ahora fiscalizado por la plataforma FarmaPAMI en donde se deberán validar los 6 millones de recetas que por mes requieren las coberturas de jubilados y pensionados. “A cada laboratorio le vamos a dar un código de acceso para seguir sus compras, varios están sorprendidos con este acceso. Apuntamos a transparentar definitivamente las compras del PAMI”, enfatizan en la obra social.
En lo que hace a los medicamentos de alto costo, el esquema seguirá de la misma forma, con el PAMI pagando a los laboratorios porque son los que tienen las suficientes espaldas para tener disponibles remedios que en algunos casos cuestan miles de pesos.
Aunque al principio hubo reticencias, los titulares de los laboratorios aceptan las nuevas reglas de juego y pasan a dejar su firma en las oficinas del PAMI. “Es que tenemos el apoyo total del presidente Mauricio Macri, no es que Cassinotti es un trasnochado y quiso avanzar contra molinos de viento él solito; esta es una decisión del Gobierno, es una decisión de Macri”, explican.
La novedad radica además en que las farmacias ya no serán convidadas de piedra, y tendrán su lugar en la mesa de negociaciones. De esta forma, están sentadas a la mesa COFA, FEFARA, FACAP y FARMASUR, entre otras, que condensan la representación de las 14 mil farmacias que atienden a lo largo del país.
Con los nuevos contratos en marcha, en el PAMI esperan que se sumen más laboratorios como proveedores. “Cuanto mayor competencia haya mejor para el PAMI, es por eso que desde ahora vamos a comprar a quien produce”, explican. Es por eso que el laboratorio que produce remedios tiene que presentarse en el PAMI y una vez que su medicamento es certificado por el comité médico queda habilitado para la provisión de medicamentos a las farmacias, que son en definitiva las que terminan por comprar los remedios.
Mientras que en el Congreso el debate por el Presupuesto ya consiguió la media sanción en Diputados, en el PAMI explican que sus fondos provienen 70% de impuestos a través de la AFIP y 30% de trabajadores activos a través de ANSES por lo que “no hay ningún tipo de recorte, además no vamos a recortar bonificaciones, 1,2 millones de jubilados van a seguir recibiendo gratis sus remedios”. En la actualidad, los afiliados del PAMI pagan un 14% por sus remedios en comparación con cualquier jubilado de las provincias, según las estimaciones de la obra social. “Con el 40% del mercado de medicamentos, el PAMI también es formador de precios, y eso lo tenemos que hacer valer”, explican las mismas fuentes.
Fuente: Ámbito Financiero