A partir de las 15, en Plaza de Mayo se celebrará el Día de la Militancia, con un acto en el cual el presidente Alberto Fernández será el orador principal. La cita conmemora el 49° aniversario del regreso del general Juan Domingo Perón a la Argentina, un 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de exilio.
La salida del país del emblemático líder político, había ocurrido tras el golpe de Estado de 1955, conocido como “Revolución Libertadora”, donde la Fuerza Aérea bombardeó la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, dejando cientos de víctimas fatales inocentes.
El sindicalismo había dispuesto un paro general para esa jornada de 1972, convirtiendo a la CGT en el autor del aclamado “Operativo Regreso”. Como símbolo de la sólida unión entre Perón y el movimiento obrero, la imagen que quedará para siempre en el recuerdo de ese 17 de noviembre será la de José Ignacio Rucci, paraguas en mano, protegiendo de la lluvia al general.
Los días previos
El peronismo recuerda esta fecha como un símbolo de la “resistencia y la militancia”, fortalecida por 17 años de proscripción. “A pesar de mis años, un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la mejor buena voluntad, sin rencores que en mí no han sido habituales y con la firme decisión de servir, si ello es posible”, había escrito Perón en una solicitada publicada el 7 de noviembre de 1972.
Días después, desde Roma, el fundador del principal movimiento político del país enviaba un mensaje dirigido a los militantes: “Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra”.
El 17 de noviembre, en la que es considerada una de las movilizaciones más grandes en la historia argentina, una marea humana se movilizó para recibir al líder. La jornada será recordada por la intensa lluvia y la gran cantidad de personas, especialmente jóvenes, que se lanzaron hacia la zona de Ezeiza y se encontraron con 35.000 soldados del ejército apoyados por la policía, quienes cercaron el aeropuerto e hicieron imposible la llegada de los militantes.
El avión proveniente de Roma aterrizó a las 11.20 en Ezeiza, en el cual Perón volvía a suelo argentino. Estaba acompañado por una comitiva de 154 hombres y mujeres, entre ellos 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la Confederación General del Trabajo, las 62 Organizaciones, empresarios, exfuncionarios y legisladores, científicos y artistas.
El propio gobierno, con el presidente de facto Agustín Lanusse, había declarado aquel 17 de noviembre como día no laborable: prohibió las concentraciones y solo se podía acceder al aeropuerto de Ezeiza como “invitado especial”.
Con la impotencia por la derrota que significaba su llegada, el gobierno de Lanusse retuvo a Perón en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente, cuando decidió liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López.
Qué pasó al llegar al país
Permaneció en Buenos Aires solo 29 días y volvió a irse a España, de donde retornó definitivamente el 20 de junio de 1973, de la mano del presidente justicialista electo Héctor Cámpora, quien luego renunciaría a su cargo para llamar a elecciones y permitirle a Perón acceder a su tercera y última Presidencia.
Perón triunfaría acompañado por su esposa, “Isabelita”, en los comicios de septiembre. Gobernaría hasta su muerte, el 1 de julio de 1974. La “primavera peronista” duró poco: en marzo de 1976, los militares volvían a tomar el poder con el que es el último golpe de Estado que vivió la Argentina hasta este momento.
Fuente: Ambito