La construcción del décimo metrobús impulsa otra batalla por el espacio público en la ciudad

Las máquinas excavadoras ya comenzaron a quitar grandes porciones de asfalto sobre las avenidas donde la Ciudad planea instalar el décimo sistema de carriles exclusivos para transporte de pasajeros y se agiganta otro frente de batalla por el uso del espacio público y las calles porteñas. Con movilizaciones, reclamos y acompañamiento de referentes barriales, los vecinos de la zona pretenden que el gobierno se replantee el proyecto, que consideran innecesario y una amenaza para la actividad comercial principal de la zona.

La disputa ocurre sobre las avenidas Directorio y Alberdi, entre Bruix y San Pedrito, un perímetro que involucra a los barrios de Mataderos, Liniers, Villa Luro, Vélez Sarsfield, Floresta, Flores y Parque Avellaneda, donde se debate el propósito de un nuevo metrobús de 5,8 kilómetros de extensión y que, en una segunda etapa aún no definida, podría llegar a conectarse con la General Paz.

Para la Ciudad, se trata de una obra necesaria que aliviará el flujo de tránsito y ordenará la circulación vehicular. Para vecinos y comerciantes, un proyecto sin sentido que hasta el momento solo trae preocupación por las consecuencias que podría generar.

El impacto comercial es lo que más alarma genera en la zona. La avenida Alberdi es conocida como “el Warnes de los sanitarios” porque allí conviven pymes, empresas familiares y sucursales de marcas importantes de productos para baños, cocinas y el resto del hogar. Son unos 400 locales y más de 2000 trabajadores involucrados que miran de reojo las obras.

“Es un problema que se quite la posibilidad de estacionar sobre Alberdi y hay temor de que haya un impacto negativo. El proyecto contempla la construcción de dársenas, pero solo pueden servir para los negocios grandes, no para las pymes barriales”, sostuvo Favio Pirone, integrante de la Junta Comunal 9 por el Frente de Todos.

Esa preocupación es la que trasladan los comerciantes de un rubro que necesita tener un estacionamiento cerca de los comercios por el peso y el volumen de los productos que venden. Si no hay lugar para dejar el auto en una zona donde es difícil encontrar un espacio para dejar el vehículo, temen, los clientes podrían optar por buscar otros polos comerciales.

“Los clientes siempre vienen en auto, estacionan en ambas manos y en las calles laterales, todo colapsado. Caminan, recorren, buscan el precio y se llevan el producto. No se puede venir en subte ni en colectivo por el peso de los productos y tememos que los clientes comiencen a esquivar la zona”, razona Gabriel Bottino, que está en el rubro sanitario desde hace 10 años.

“Esto puede favorecer a las grandes compañías que tienen margen hacer su propio estacionamiento en lotes que pueden quedar vacíos con las pymes que se vayan, como paso en Juan B. Justo, donde cerraron muchos locales. Por más que pongan dársenas, hay camiones de abastecimiento gigantes que no podrían maniobrar”, continúa Bottino.

¿Qué dice el proyecto? Según la Secretaría de Transporte y Obras Públicas de la ciudad, el corredor para colectivos atravesará las comunas 7, 9 y 10 y se pensó para ser utilizado por ocho líneas que circularán por los carriles exclusivos (4, 49, 55, 88, 92, 96, 126 y 180) y cuatro por fuera (7, 63, 114 y 182). A lo largo de los 5,8 kilómetros se construirán 11 paradores, seis en Alberdi y cinco en Directorio.

La intención fue conectarlo, hacia el norte, con el Centro de Trasbordo Flores, la línea A de subte, la estación Flores del tren Sarmiento y diferentes líneas de transporte automotor de pasajeros. Y hacia el sur, con la terminal de la línea E de subte y la estación Plaza de los Virreyes del premetro.

Los carriles correrán en diferentes trazas: Directorio, entre Bruix y San Pedrito; Bruix, entre Alberdi y Directorio; y Alberdi, entre San Pedrito y Bruix. El metrobús con sentido hacia provincia será sobre Alberdi y con sentido al centro, sobre Directorio. La construcción de dársenas de carga y descarga está contemplada en el proyecto para que los clientes puedan detenerse, un modelo similar al de Juan B. Justo, aunque no para todos los comercios.

“Una cosa es el metrobús en la avenida Cabildo, donde hay venta de indumentaria, el cliente entra con su bolsita y se va. Pero acá vendemos cosas pesadas, la gente viene con camionetas o autos para cargar. Además, los proveedores se mueven con camiones grandes y eso es una complicación. Esto no será gratuito”, visualiza Daniel Lorenzoni, otro comerciante del rubro de los sanitarios.

Para la Ciudad, se trata de una obra necesaria que “mejorará la accesibilidad y reducirá los tiempos de viaje en transporte público”, además de “organizar el tránsito a través de carriles exclusivos para colectivos y del tránsito general” y “optimizar las condiciones de operación del servicio de transporte público, al reducir los tiempos de viaje y una mayor regularidad”. Pero para los vecinos, no es tan así.

“Nos preguntamos para quién es la obra y pensamos que es para el usuario del transporte público. Me tomé el trabajo de tomar el tiempo de cuánto tarda un colectivo por Alberdi entre San Pedrito y Bruix: 8 minutos en cualquier momento del día. Entonces, ¿cuánto más se va a reducir el tiempo en una avenida que tiene tránsito fluido? No hay una mejora sustancial o no la vemos”, opina Lorenzoni.

Rechazo comunal

La junta comunal acompaña el pedido de los vecinos y, en algunos casos, sirvió de intermediaria del rechazo planteado por diversos argumentos. Para los comuneros, no se trata de un reclamo partidario, sino de una acción en conjunto para resguardar las trazas, el conjunto de árboles y áreas residenciales de Parque Avellaneda.

“Cuando hablamos de innecesario se pone en análisis la poca cantidad de líneas que pasan por la zona. Hay dos líneas de colectivos que van a usarlo cuando estén fuera de servicio; y otras dos líneas, la 96 y la 88, que solo tendrán descenso de pasajeros en el metrobús. Además, este tipo de proyecto debe ser aprobado por la Legislatura y eso no ocurrió”, enumera Juan José Chávez, miembro de la junta comunal 9 por el Frente de Todos.

Sin embargo, desde la Secretaría de Transporte, lo desmintieron. “El metrobús se creó en 2008 por la ley 2992, en la que se establecieron los lineamientos generales del sistema. Los sucesivos corredores se pusieron en marcha a partir de resoluciones. Dicha ley fue derogada en 2016 para incorporar el sistema en el Código de Tránsito y Transporte de la Ciudad por la ley 5682. Por lo tanto, no se deben debatir en la Legislatura”, explican.

El presupuesto previsto para la construcción del metrobús de Directorio y Alberdi es de 930 millones de pesos. De acuerdo con Hernán Poggi, comunero de la 9 por Juntos por el Cambio (identificado con la Coalición Cívica), ese dinero podría invertirse en otras necesidades más urgentes de la comuna, por ejemplo, pasos a nivel sobre la avenida Rivadavia.

“Liniers está partido en dos y eso es un riesgo enorme. Hicieron sapitos en toda la ciudad y hay un tramo de la avenida Rivadavia, desde Barragán hasta Irigoyen, 15 cuadras, donde todas las calles mueren en la vía. Todo se apostaba al soterramiento del tren Sarmiento, pero nunca se hizo. Quedamos relegados”, sostiene Poggi.

“No es ser K o ser Pro, es tener sentido común para hacer un metrobús innecesario cuando hay tanta necesidad de mejorar la infraestructura existente”, aclara Poggi. Mientras el debate persiste en una nueva batalla por el espacio público porteño, las obras avanzan, aún sin fecha de terminación para el nuevo metrobús. Otra polémica abierta en la ciudad.

Fuente: La Nacion


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