Desde hace años, el morado ha quedado establecido como el color asociado al movimiento feminista. Los lazos morados son muy frecuentes en las movilizaciones del 8M, Día de la Mujer, así como en las diferentes protestas reivindicativas que se llevan a cabo durante todo el año para reclamar los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y también para manifestarse contra los casos de violencia machista.

En los últimos años también se han extendido los puntos violetas, cuyo propósito es atender a las posibles víctimas de violencia sexista y ofrecer apoyo e información. Pero ¿cómo llegó a originarse el uso del color morado, violeta o púrpura para representar a todo este movimiento?

Lo cierto es que ese origen no está nada claro, y hay varias teorías sobre cómo empezó a asociarse el color morado al feminismo.

Teorías sobre el morado y el feminismo

Una de las teorías más extendidas tiene que ver con un suceso trágico que resultó decisivo para tomar conciencia sobre la necesidad de reclamar derechos para las mujeres: el incendio de una fábrica neoyorquina en 1911 en el que murieron 146 personas, la mayoría mujeres, como consecuencia de las precarias condiciones y de que los empresarios habían cerrado las puertas con llave.

Hay quienes cuentan que el humo que salía de la fábrica a raíz del incendio, que podía verse desde puntos lejanos de la ciudad de Nueva York, era de color morado, como consecuencia de los tejidos y tintes de esa tonalidad que estaban ardiendo, y que por ello influyó como color reivindicativo de las protestas feministas, empezando por las que surgieron para manifestarse contra ese mismo y terrible hecho de la fábrica.

Otras hipótesis, sin embargo, son más sencillas. Hay quienes creen que simplemente representa de manera metafórica la igualdad de género, ya que el morado es el color resultante si se mezclan los colores que tradicionalmente se han asociado a cada sexo: azul (hombre) y rosa (mujer).

Y si nos remontamos a un pasado incluso anterior al del incendio de la fábrica, encontramos otra posible explicación, o como mínimo un precedente en el uso de este color entre mujeres feministas. En 1908, las sufragistas británicas, que exigían el derecho al voto para las mujeres, utilizaron una bandera con tres colores para su movimiento: púrpura, blanco y verde.

Cada uno de esos tres colores simbolizaba unos valores asociados a su lucha, sus ideales y sus aspiraciones, y en el caso del púrpura (o morado) era para ellas el símbolo de la lealtad y la dignidad. Además, se cuenta que la mujer que diseñó esa bandera, Emmeline Pethick-Lawrence, dijo en una entrevista de radio que el color morado “simboliza la sangre real que corre por las venas de cada sufragista, simboliza su conciencia de libertad y dignidad”.

Fuente: El Confidencial