La presidencia de Cristina Kirchner en el Partido Justicialista arrancó con buen pie con la decisión de acelerar el debate por la expulsión del senador Edgardo Kueider, que le ocasionó una sonora derrota legislativa a la Casa Rosada luego de bastante tiempo. En el kirchnerismo hay expectativa no sólo por las derivaciones que pueda tener el caso Kueider en la Justicia, sino de la onda expansiva en el Congreso respecto a la votación de la ley Bases. En esa línea, ponían el foco en Carlos “Camau” Espínola, coequiper del senador entrerriano y aspirante a candidato a gobernador libertario para las elecciones en Corrientes del año que viene. Uno de los objetivos de Cristina es recuperar al peronismo correntino, hoy lejos del poder. Con los gobernadores de Unión por la Patria, en tanto, no hay por el momento un encuentro agendado, pero existía comprensión de la situación. “Tienen los números de las provincias muy ajustados y una foto inconveniente los puede complicar”, justificaban desde el entorno de CFK.
“Vamos a ver qué pasa mañana en el Senado”, había deslizado Cristina en el acto de asunción del miércoles pasado en la sede de la UMET. Un dirigente que forma parte de la nueva conducción partidaria evaluaba como un gran avance lo sucedido en la Cámara alta el jueves con la fulminante salida de Kueider, un resultado que se veía poco probable antes del inicio de la sesión. El peronismo, analizaba este dirigente, pasó de estar contra las cuerdas con el debate del proyecto de ficha limpia que se buscaba instalar con insistencia desde los medios afines al oficialismo a una situación en la que el gobierno aparece sumergido en una crisis de nervios, con Javier Milei y su entorno en guerra declarada contra la vice Victoria Villarruel. Aunque trató de disimularlo, Milei quedó defendiendo la continuidad de Kueider, lo mismo que Mauricio Macri. El PRO, encima, complicado por la situación del jefe del bloque de diputados, Cristian Ritondo. Todo bien lejos de la ficha limpia.
“Mi primera acción como presidenta del partido salió bien”, se congratuló CFK el viernes cuando realizó su recorrida por la sede del PJ de la calle Matheu para revisar las instalaciones y saludar a los empleados. La recibieron los apoderados Juan Manuel Olmos y Patricia García Blanco, y ella estuvo acompañada por José Mayans y Tere García. “Está bueno esto”, elogió el salón principal, según pudo verse en el video subido a Tik Tok. La red social de origen chino, muy popular entre los más jóvenes y clave para el triunfo electoral de Milei, viene siendo utilizada por Cristina como canal de comunicación preferencial. Para la asunción utilizaron las instalaciones de la UMET, se explicó, por razones de espacio y comodidad. Sin embargo, hubo ausencias de nota, como la de los gobernadores del peronismo, además de varios intendentes de peso.
El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, y el de La Pampa, Sergio Ziliotto, son presidentes de los PJ de sus provincias, por lo que figuraban entre los invitados al acto del miércoles. En el entorno de Cristina se mostraban contemplativos por las ausencias, que se suman a la falta de un apoyo público a la llegada de CFK a la titularidad del PJ Nacional. “En verdad, hay gobernadores que están interviniendo muy poco en la política nacional”, marcaba un dirigente histórico del peronismo. Es cierto, aunque también viene siendo sonoro tanto silencio, más allá del acompañamiento de Mayans, cercano a Insfrán. En eso, argumentaban, pesaban las estrecheces económicas provinciales que invitaban a evitar cualquier tipo de enfrentamiento con la Casa Rosada que pudiera llevarlos a una situación aún más difícil. También por las diferencias surgidas con Axel Kicillof, con quien todos los gobernadores mantienen una buena relación.
En ese sentido, fue notorio la diferente evaluación de cada sector respecto al encuentro del PJ Bonaerense del lunes pasado, en Moreno. Del lado de Cristina, buscaron exhibirlo como una primera imagen de un fotograma que desembocará en la unidad. “Sabemos que es con Axel, nadie dice que hay que dejar a Axel afuera”, sostenía un dirigente alineado con la ex presidenta. Sin embargo, desde el entorno del gobernador tenían una visión muy diferente. Desde hacía semanas estaba fijado que ese día Kicillof celebraría sus cinco años como gobernador con un acto en San Martín y un mensaje de desafío a la gestión de Milei que busca ahogarlo, con la propuesta incluso de asumir la conducción de Aerolíneas Argentinas su el Gobierno efectivamente quiere deshacerse de ella. “Lo único que buscaron con Máximo fue joder a Axel”, replicaba un dirigente que trabaja en el armado político del gobernador. Lo que trascendió del encuentro fueron los cruces picantes, en especial el del ministro de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque, reclamándole a Cristina un respaldo explícito a Kicillof, a quien calificó como “el futuro del peronismo”.
Axel no fue al acto en la UMET, pero sacó un tuit felicitando a las nuevas autoridades “ante el desafío de unidad y reconstrucción del PJ”. Cristina tiró en su mensaje un dardo por elevación cuando habló de los militantes políticos devenidos en militantes electorales. Justamente, la tensión podría escalar al resolver el modo de votación del año que viene. Pero el hecho que el Gobierno finalmente no haya convocada a tratar la reforma electoral en extraordinarias le quitó presión al debate. El cristinismo es de la idea de no desdoblar las elecciones bonaerenses porque entienden que la disputa donde tienen todo para ganar es en la polarización contra las políticas de ajuste de Milei. Que, en cambio, la discusión se pondría más complicada si se centraran en cuestiones como la inseguridad, encima fogoneada por los medios alineados con el Gobierno.
Quienes trabajan en el armado de Kicillof creen lo contrario: que la discusión provincial los beneficia -Milei perdió las tres elecciones en la Provincia en 2023- y que los bonaerenses reconocen principalmente el trabajo del gobernador y de los intendentes para protegerlos del ajuste brutal dispuesto por el Ejecutivo nacional. Obviamente, en una elección unificada La Cámpora y los intendentes del sector pueden poner en juego el peso de la figura de Cristina. Si es desdoblada, quedan huérfanos.
En principio, la discusión quedó en el freezer. Como es su costumbre, Cristina irá al sur para las Fiestas y parte de las vacaciones. Está previsto que el PJ intensifique su actividad para la segunda quincena de febrero, cuando se pondrá en marcha un instituto de capacitación y planificación. También está la idea de presentar algo así como un gabinete en las sombras que seguirá, área por área, el derrotero de la gestión libertaria, autoproclamada destructora del Estado. El escenario clave será el Congreso, por lo que mantener la unidad de los bloques -no casualmente los jefes parlamentarios José Mayans y Germán Martínez la secundan en la nueva conducción- será fundamental. Mejor todavía si consiguen incrementar el número de senadores, como ocurrirá cuando asuma la legisladora entrerriana Stefanía Cora en lugar de Kueider.
Desde el entorno de Cristina hablaban de la necesidad de ordenar a un peronismo disperso en un nuevo eje programático, acorde a las nuevas demandas sociales. Pero entre los gobernadores siguen viendo una puja interna demasiado centrada en los problemas del AMBA, en la que no hay debate ni espacio para las voces del interior. En ese sentido, cerca de CFK destacaban que la flamante presidenta del PJ enviara a través de las redes “un fuerte saludo al compañero Quintela” y “a todos los que integraron la lista de Federales”, por la elección interna que no fue. Además, aseguraban que a partir de marzo empezará a recorrer el país para unificar al peronismo en la oposición a Milei y poner foco en conseguir un triunfo en las elecciones legislativas del año que viene. La tarea no se ve sencilla.
Fuente: El Destape