El peronismo se unió para blindar a Kicillof y frenar la pulsión autocrática del gobierno de amenazar con intervenir la provincia

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, salió a enfrentar la embestida directa del presidente Javier Milei, quien no solo pidió su renuncia, sino que también deslizó la posibilidad de intervenir la provincia. La respuesta del mandatario bonaerense incluyó palabras y gestos: en una conferencia de prensa rodeado de su gabinete, intendentes y referentes gremiales, denunció la gravedad institucional del ataque y advirtió que no permitirá atropellos contra el federalismo y la democracia.  

Acosado por el escándo de la crypto estafa, el presidente utilizó el brutal crimen de una nena de 7 años para cargar contra la gestión en la provincia de Buenos Aires. Desde sus redes sociales, el presidente sostuvo que la provincia es un “baño de sangre” y acusó a Kicillof de no poder resolver el problema de la inseguridad. Y lanzó un pedido explícito de renuncia: “Dado que la Provincia es un baño de sangre, y nuestra visión sobre cómo afrontar el problema es tan distinta y usted claramente no puede resolverlo, si le interesa el bienestar de los bonaerenses, córrase del camino (esto es, renuncie) y déjenos intervenir la Provincia”.  

En conferencia de prensa el gobernador respondió con dureza. Acusó al presidente de querer desviar la atención de los escándalos que atraviesan su gobierno y advirtió sobre el peligro del autoritarismo. “No es conmigo, es con el pueblo. Le pido a Milei que no sea cobarde. No va a atropellar la democracia y no va a atropellar a nuestra provincia de Buenos Aires”, expresó Kicillof.  

Con tono didáctico, el mandatario bonaerense argumentó que la provincia no cuenta con un Código Penal propio y que las leyes que regulan la seguridad son de competencia nacional. “No sé si lo entiende, porque repite esta mentira”, ironizó Kicillof en referencia a Milei. Además, denunció la falta de apoyo del Gobierno Nacional en la lucha contra el narcotráfico y reveló que la administración libertaria había solicitado 80 patrulleros de la provincia para reforzar la seguridad en Rosario.  

Sea o no un artificio para desviar la atención de los graves problemas que atraviesa el gobierno nacional -además del escándao $LIBRA, la economía transita en falsa escuadra-, el peronismo se tomó en serio la amenaza, cerró filas detrás de Kicillof y organizó una muestra de apoyo contundente, abriendo un compás en la interna que atraviesa a los principales líderes del espacio. 

El Frente Renovador, La Cámpora, intendentes, legisladores y referentes gremiales se dieron cita en Casa de Gobierno de La Plata para enviar un mensaje de unidad. Previo a la reunión, los bloques legislativos de Unión por la Patria en la provincia emitieron un comunicado en el que rechazaron la embestida de Milei: “Los bloques legislativos de Unión por la Patria de la provincia de Buenos Aires expresamos nuestro profundo rechazo a los dichos en redes sociales del presidente Javier Milei en relación a su pedido de renuncia al gobernador Axel Kicillof y la intervención federal de la Provincia”.

La movida de Milei no solo generó una respuesta dentro de Buenos Aires, sino que también activó el respaldo de los gobernadores peronistas. Desde el norte y el sur del país, varios mandatarios provinciales salieron a defender a Kicillof y a rechazar lo que calificaron como una violación del federalismo. El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, expresó: “No existe democracia ni República si no hay un respeto irrestricto a la voluntad popular y a la autonomía de las provincias. La legitimidad de un Presidente es la misma que la de un Gobernador: nacen del voto soberano del pueblo”.  

Por su parte, el riojano Ricardo Quintela alertó sobre el carácter antidemocrático del ataque de Milei: “Exigir la renuncia de un gobernador electo por el voto popular es un ataque directo a la democracia. No vamos a permitir este atropello por parte del gobierno nacional”.  

En la misma línea, Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Sergio Ziliotto (La Pampa) remarcaron la gravedad de la situación y marcaron que la avanzada de Milei no solo ataca a Buenos Aires, sino al sistema de autonomías provinciales en su conjunto.

El Consejo Nacional del Partido Justicialista, encabezado por Cristina Kirchner, emitió un duro comunicado en el que calificó la amenaza de intervención como un “golpe institucional” contra la provincia y su gobernador. “En su absoluta falta de respeto por la democracia y su estado de desesperación frente a los escándalos de público y notorio, Milei intenta un golpe institucional contra la Provincia y su Gobernador”, afirmaron.  

La Confederación General del Trabajo (CGT) también tomó postura, solidarizándose con Kicillof y condenando lo que definieron como un “ataque a la institucionalidad democrática”. En un comunicado, la central sindical señaló: “Exhortamos al Presidente a involucrarse con toda la fuerza y los recursos del Estado en la solución de los problemas sociales que aquejan a todos los ciudadanos del país, sin mezquinas distinciones políticas”.  

Desde el bloque de diputados de Unión por la Patria, Germán Martínez advirtió que la agresión de Milei contra Kicillof no es solo un ataque a Buenos Aires, sino a todos los gobernadores y provincias: “Es una proclama anti federal, con pedidos de renuncia y amenazas de intervención. Espero que -más allá del signo político- todos los gobernadores se den cuenta”.  

Con el respaldo político consolidado, el gobernador decidió llevar el enfrentamiento a la Justicia. Ordenó al asesor legal de gobierno y al fiscal de Estado que presenten una denuncia penal para que se investigue si el pedido de intervención constituye un delito contra el orden constitucional y los poderes públicos de la provincia.

En la previa a la apertura del año legislativo -y del proceso electoral de medio término-, el presidente busca hacer pie en las provincias confrontando con los mandatarios para replicar la prédica anti casta que lo llevó a la Casa Rosada. Pero a dos años de aquel embuste, los sondeos que consultan en la Casa Rosada indican que cada vez menos argentinos ven al presidente como algo distinto de lo que critica. Por el contrario: las constancias que muestran a la familia presidencial involucrada en la estafa crypto, y el devenir de un programa económico que secó la actividad pero que ni así logra domar la inflación, incrementan la impaciencia de una sociedad exhausta.

En ese contexto, la reunión del peronismo en torno al gobernador bonaerense ofrece un mensaje de resistencia que rompe con la inercia triunfal que imposta el Gobierno. En esa línea, el llamado de Kicillof a unirse para defender a la democracia busca alentar la constitución de un cordón sanitario que le ponga límites a la pulsión autoritaria que manifiesta Milei a diario, como quedó en evidencia con el decreto que designó a dos ministros en la Corte Suprema de Justicia. La convocatoria del gobernador, y la asistencia de sectores diversos del campo popular, indica el camino para salir del letargo internista y romper la complicidad cómoda de opositores amigables que fueron claves para el sueño autocrático que acuna Milei.

Fuente: El Destape

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