Tecnopatía bajo el sol

Aunque no se encuentren en sus lugares de trabajo, los usuarios de dispositivos electrónicos padecen trastornos musculares, tendinitis y enfermedades nerviosas originados por las malas posturas y los movimientos repetidos.

Tómese unos segundos. Verifique cómo está sentado. ¿Al borde de la silla, sillón o reposera? ¿Con una postura erguida o más bien encorvada? Ahora veamos cuántas veces leyó un libro, revista o hizo un crucigrama por más de media hora con el cuello totalmente inclinado hacia abajo, y cuántas veces chequeó su celular o escribió mensajes en él. ¿Con el pulgar? ¿Con el índice? Pues bien, las respuestas a estas preguntas pueden darle, a su vez, la causa de sus dolores físicos o descubrir adicciones disfrazadas de pasatiempos.

Es que, pese a estar en época de descanso, pocos son los que se desconectan del todo y pueden ser presas de las tecnopatías. Se trata de todas aquellas dolencias producidas por el uso, abuso y mal uso de las tecnologías: celulares, tablets, notebooks, entre otras. Entre las más comunes, se encuentran los dolores en las muñecas, manos, hombros o espalda, causados por los esfuerzos repetidos, movimientos rápidos o reiterados, estrés de contacto o malas posturas.

Los expertos aseguran que las consultas por dichas dolencias persisten, aun en vacaciones. “El verano no detiene a quienes necesitan estar conectados de forma permanente y, al tener más tiempo libre, además de hacer un mal uso de las tecnologías también se le dedica muchas más horas”, explicó Silvia López Senes, especialista en reeducación postural y docente de la Asociación Argentina y Latinoamericana de Eutonía (AALE). “Quienes chequean permanentemente su celular o manipulan su tablet, suelen hacerlo acostados o mal sentados en la reposera, con posturas realmente peligrosas para nuestros músculos, huesos, tendones y nervios”, comentó la kinesióloga.
Los dispositivos electrónicos lograron que problemas como la tendinitis, que antes la sufría casi excusivamente un operario o un tenista, sean ahora muy comunes, ya sea por el uso del mouse, teclado o celulares. Al mismo tiempo, “las cervicalgias son moneda corriente porque para leer o escribir desde un dispositivo tecnológico se tiende a mantener la cabeza inclinada hacia abajo. Por otro lado, las articulaciones del pulgar, por ejemplo, no están preparadas para hacer presión y moverse de forma vertical y horizontal de forma constante, como sucede al manipular un dispositivo touch”, explicó López Senes.

Ignacio Guillén, cirujano de la unidad manos y miembros superiores del Hospital Provincial San Martín, de La Plata, indicó que atienden 150 consultas por mes, entre las que prevalecen la tendinitis, los dolores en los dedos índice y pulgar (comúnmente por la manipulación de celulares y joysticks) y algunos otros problemas de muñeca y cuello. En el mismo sentido, Pedro Bazán, jefe de la unidad de patología espinal del mismo hospital, destacó a Tiempo que “el abuso de estas nuevas tecnologías ha aumentado las consultas por cervicalgias y lumbalgias, ya que las posturas elegidas para manipularlas son inadecuadas. Por ejemplo, en la playa, muchos leen boca abajo, posición totalmente incorrecta para nuestra columna.”

En general, las tecnopatías son diagnosticadas por los médicos y se receta medicación y posterior derivación a kinesiología. “Más allá del malestar, los kinesiólogos debemos incluir una evaluación amplia a fin de pesquisar si este tipo de dolores es causado por tecnopatías, para poder aliviar los síntomas al tiempo que revertimos la causa de la aparición. En líneas generales, una buena condición física y flexibilidad, suficiente sueño, sumado a la alternación de tareas y los períodos de descanso, pueden ayudar a limitar el riesgo general de sufrir lesiones”, destacó la kinesióloga López Senes, y agregó que lo importante es proporcionarle al paciente la manera de “que establezca el vínculo entre sus dolencias y su causa tecnológica, porque la tecnología va a seguir avanzando y el cuerpo indefectiblemente también va envejeciendo, y hay que tratar de que lo haga de la mejor manera porque no podemos cambiar la naturaleza de nuestro cuerpo por una versión 2.0”.

El espectro de las tecnopatías no sólo abarca las dolencias corporales, también engloba a conductas y daños que derivan en patologías psicológicas emparentadas con la adicción a las tecnologías. Están quienes no pueden dejar de mirar su celular, de revisar chats y redes sociales, quienes duermen con sus dispositivos encendidos y quienes sin ellos se sienten desnudos.

Algunos de los síntomas que señalan que la persona sufre de una adicción a la tecnología son: la preocupación excesiva por el uso del dispositivo, ansiedad o irritabilidad frente a la necesidad de interrumpir su uso, aumento del tiempo e intensidad de uso en el último año, ocultamiento y/o mentiras a familiares o amigos para continuar con el uso, pérdidas de oportunidades y/o rendimiento en actividades académicas, laborales o recreativas por el uso del dispositivo.

En 2009, un estudio encarado por el Instituto de Juegos del Gobierno de la Ciudad (IJACBA) reveló que los problemas vinculados a las tecnologías ocupaban un 39% de los casos. “Muy probablemente esa cifra sea mucho mayor en la actualidad”, opinó Verónica Mora Dubuc, psiquiatra y vicepresidente del área de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).

Según la experta, “entre los más jóvenes –12 y 17 años– y más comúnmente los varones, la Playstation sigue siendo la vedete. En cambio, para las mujeres resulta más atractiva la notebook y la conexión a Internet con aplicaciones como el Facebook y sus juegos o chat. Para los adultos mayores, también la PC ha comenzado a ser un dispositivo de uso habitual.” Según la experta, muchos suelen sufrir del síndrome de la llamada fantasma, “se trata de una sensopercepción alterada asociada al uso del dispositivo telefónico”, por la que la persona puede sentir que su teléfono vibra o suena, aunque esto no ocurra.

El uso de las tecnologías permite la comunicación sin límite de distancias ni tiempos; al mismo tiempo, los dispositivos son cada vez más pequeños y portátiles, por lo que permiten acompañar todas las actividades, en casi cualquier lugar.

Sin embargo, su misma naturaleza hace que dejarlos de lado resulte cada vez más difícil. Si bien para los especialistas, distanciarse de la dependencia tecnológica es posible, lo importante es hacerlo de forma gradual. Se puede comenzar con silenciar o apagar los aparatos al menos durante unas horas, para luego apagarlos del todo, y comenzar a alimentar las relaciones interpersonales: hablar con la familia, los amigos o hacer actividad física. En definitiva, todo se trataría de lograr desconectarse de la virtualidad para conectarse con una comunicación más personal y, de paso, evitar algunos dolores.

Fuente: Infonews

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