Tecnología aplicada, deuda del fútbol

En el último Mundial de Brasil se utilizó el “Ojo de halcón” para evitar los goles “fantasma”, sin embargo en el fútbol la ayuda de la televisión todavía es una cuenta pendiente. En tenis, básquetbol, atletismo, rugby y natación -entre otros- la herramienta es un éxito para conseguir fallos más justos.

La polémica que se generó en el fútbol argentino después de la decisión de Germán Delfino de dar marcha atrás en un penal cobrado en el partido entre Vélez y Arsenal, despertó un tema que siempre está latente y que es reclamado a gritos por mucha gente del fútbol: el uso de la tecnología para corregir fallos. Son muchos los que esperan con los brazos abiertos la llegada de ese ojo extra, que ayudaría a afinar las decisiones y a bajar el tono y la cantidad de polémicas. Los árbitros están a favor y lo dicen abiertamente. Pero los que manejan el deporte no están tan seguros. “Vengo pidiendo a gritos la tecnología”, reclamó Federico Beligoy, titular de la Asociación Argentina de Arbitros, uno de los gremios que nuclean a los jueces del fútbol argentino, en diálogo con TyC Sports.

“Bienvenida sea la tecnología para lograr que se generen más aciertos en cualquier fallo deportivo, porque así se podrá ser lo más justo posible. Todo lo que ayude a los árbitros a equivocarnos menos es lo mejor que nos puede pasar”. La frase es de Delfino y salió publicada en Clarín el 27 de febrero.

Aunque en los últimos años Joseph Blatter se mostró más abierto a introducir la tecnología en el deporte más popular en el mundo, el presidente de FIFA siempre estuvo en contra de la ayuda de la ciencia para los árbitros que toman decisiones dentro del campo de juego. Un fallo en el Mundial de Sudáfrica 2010 lo obligó a rever su postura: ninguno de los jueces vio como la pelota ingresaba en el arco tras un remate de Frank Lampard en el choque ente Inglaterra y Alemania por los cuartos de final.

Todo cambió para Brasil 2014. Los popes del fútbol tomaron nota de aquel error en Sudáfrica e implementaron para la siguiente máxima cita un sistema que detectaría si la pelota cruza la línea o no. Y tuvieron que apelar a ella en el partido entre Francia y Honduras para convalidar un gol de Karim Benzema.

Pero la tecnología no es gran amiga de Blatter y compañía. Y aunque amenaza con meterse cada vez más, desde FIFA le ponen un freno permanente. Otros deportes, en cambio, ya la tienen aceitada y, en muchos casos sin cambiar la esencia del deporte, define resultados que de no existir ese enfoque, generarían grandes injusticias y polémicas interminables.

El caso de Michael Phelps en los Juegos Olímpicos de Beijing es una clara muestra. En la competencia final de los 100 metros mariposa, el nadador llegó casi a la vez con el serbio Milorad Cavic. La diferencia de ambos fue de apenas 10 milésimas de segundo y solo una secuencia de fotos digitales y la ayuda de un sensor pudieron determinar a un ganador. De no haber estado la tecnología presente, el estadounidense quizás no habría conseguido las ocho medallas de oro que se convirtieron en récord y se hubiera quedado en siete.

Pero son varios los deportes que ya se hicieron amigos de los sensores, las cámaras y las repeticiones instantáneas. La NBA, por ejemplo, o el tenis, tienen incorporada la tecnología y la utilizan con el aval de árbitros, jugadores y especialmente del público.

En el básquetbol estadounidense, todo comenzó con la implementación del “instant replay” en determinados momentos del partido, limitado a decidir si se había encestado o no dentro del tiempo reglamentario, si una falta fue o no antideportiva, si fallaba el reloj o si el pie de un jugador estaba pisando o no ya sea la línea de tiro como la que delimita el campo de juego. Hoy, se utiliza también para determinar quien fue el último en tocar la pelota o para determinar si los árbitros acertaron o no con un fallo. En la Liga Nacional, con limitaciones, también se empezó a usar este tipo de ayuda.

En el tenis, el famoso Ojo de Halcón es algo más limitado, pero sirve para determinar si una pelota fue buena o mala. Los jugadores pueden solicitarlo ante un fallo adverso del juez del partido, pero no las veces que quieran. Tienen dos disponibles por set, pero si la computadora le da la razón al que reclama no se le descuenta, y se agrega una más para el tie brak.

Otros deportes también tienen a la tecnología como parte del propio deporte. El rugby, por ejemplo, con el video ref. En Estados Unidos, el fútbol americano puede determinar montones de situaciones del juego con la ayuda de la TV y el béisbol puede definir si un batazo superó los límites o no para ser determinado como un cuadrangular.

El atletismo y el ciclismo tienen el también famoso “foto finish”, sistema que consiste en la toma de varias fotografías para determinar quien cruzó primero le meta. El automovilismo, en cambio, se basa en sensores para definir quién terminó antes la carrera.

Y así hay más y más deportes que apelan a las nuevas tecnologías para determinar situaciones. La esgrima, el criquet, el hóckey, el voley. Todos están abiertos a mejorar. El fútbol, todavía se niega. Bastaría con que en el próximo Mundial ocurra un caso como el de Pavone para que los popes decidan cambiar.

Fuente: Clarín

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