¿Sabias que la violencia económica es una forma maltrato y un delito?

No sólo los golpes y las agresiones verbales son violencia, también existen otras formas de maltrato contra las mujeres, y una de ellas es la violencia económica. El abuso económico no es inofensivo, es una agresión que transgrede el derecho fundamental a la subsistencia, el cual, toda mujer debería gozar plena y dignamente.

La violencia económica es una forma de violencia doméstica, donde el abusador controla todo lo que ingresa sin importarle quién lo haya ganado, manipula el dinero, dirige, y es el dueño absoluto de todos los bienes. Es un delito que afecta a numerosas mujeres y a sus hijos, y es el segundo tipo de agresión que padecen las mujeres, después de la violencia emocional.

El agresor puede incidir de dos formas frente a su pareja:

Él es el proveedor por excelencia. En la casa no falta nada, el refrigerador lleno, todos los servicios pagados… pero TODO es de él. Controla cada peso, supervisa todo lo que gasta la mujer, no le da efectivo (todo es con tarjeta, pues así vigila y controla los gastos), y amenaza con quitarle todo, hasta con quedarse con los hijos.

Es aquel agresor que “vive de su mujer”, pero a pesar de que ella mantiene el hogar, éste se atribuye la postura de manejar todo el patrimonio como si fuera el dueño absoluto, y de esa forma, fiscaliza y supervisa todos los gastos, ingresos y demás decisiones. El agresor actúa de una manera muy sutil: dice que no tiene dinero, que tiene que ayudar a su madre, que le robaron la cartera, que le bajaron el sueldo (nunca dice cuánto gana), algunos incluso tienen sus cuentas y bienes a nombre de otros.

Violencia Económica

Son todas aquellas acciones u omisiones que afectan la economía y subsistencia de las mujeres, a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, en la restricción, limitación y/o negación injustificada para obtener recursos económicos.

Ejemplos:

La mujer no tiene acceso a una chequera ni tarjetas de crédito. Tiene que dar cuentas de todo lo que gasta. No puede participar en las decisiones económicas del hogar y si trabaja, tiene que entregar su cheque. Le niegan el dinero suficiente para que satisfaga sus necesidades elementales (comer, vestirse, actividades de recreación, un lugar digno para vivir o tener derecho a una clínica de salud); cuando los hombres se niegan a pagar una pensión alimenticia o no permitirle estudiar o trabajar para evitar que la mujer alcance su autonomía económica. El agresor le hace creer a la mujer que sin él, ella no podría ni siquiera comer y, mucho menos, reconoce el trabajo doméstico que ella realiza en el hogar porque considera que es “su obligación”.

Violencia Patrimonial

Son todas acciones u omisiones que ocasionan daños o menoscabos en los bienes muebles o inmuebles de las mujeres y de su patrimonio; Consiste en la sustracción, destrucción, desaparición, ocultamiento o retención de objetos, documentos personales, bienes, valores o recursos económicos, percepción de un salario menor por igual trabajo, explotación laboral, exigencia de exámenes de no embarazo, así como discriminación para la promoción laboral.

Ejemplos:

Se puede ejercer por medio del robo, del fraude y por la destrucción de objetos que pertenecen a la mujer. Quitarle las herencias recibidas o su salario, robarle objetos personales o bienes inmuebles, vender sus objetos personales o bienes sin su consentimiento, esconderle su correspondencia o documentos personales, poner los bienes a nombre de terceros, etc.

Efectos de la dependencia económica

Por lo general el abuso económico es desconocido por la mujer, quien lo descubre cuando se expresa mediante actos de violencia física. Uno de sus efectos son las relaciones de dependencia que se establecen entre la mujer y su proveedor económico. Si además de la violencia económica, la mujer es víctima de otros tipos de violencia, puede ser más difícil tomar la decisión de denunciar o abandonar a su pareja.

Tiene serias repercusiones sobre la autoestima y el empoderamiento de las mujeres. Muchas mujeres se convierten en mendigas en sus propios hogares, al tener que estar pidiendo dinero para cubrir las necesidades básicas de la familia. Cuando las mujeres se ven obligadas a asumir solas el cuidado y mantenimiento de los hijos debido a la irresponsabilidad de los padres, se vuelven más vulnerables a caer en la pobreza extrema, pues la mayoría no tienen empleo ni cuentan con otra fuente de ingresos

¿Qué hacer?

Reconocer la situación. En la mayoría de los casos, las mujeres piensan que son incapaces de salir adelante solas y terminan supeditadas a la autoridad masculina. Deben valorizarse, creer en ellas mismas y convencerse de que pueden obtener sus propios ingresos.

Prevención. Seguir creyendo que el dinero lo gana y lo administra el marido, y que la mujer debe acatar las decisiones impuestas por el varón, equivale a fomentar violencia, dependencia y abuso. Animar a las mujeres jóvenes a ser económicamente independientes, es darles herramientas para evitar que sean víctimas de violencia de género. Educar a los varones para entender que una pareja sana comparte la administración de los recursos con equidad y equilibrio. Se necesita generar una cultura donde se valore el trabajo de la mujer como digno y con igualdad.

Actualmente existen centros de atención y leyes que apoyan a las víctimas de cualquier tipo de maltrato.

MUJER:

Una mujer que no tiene independencia económica está a merced de su verdugo, quien logra manipularla para ejercer sobre ella el poder que el dinero le otorga.

La violencia económica debe ser denunciada como los otros tipos de violencia que afectan la integridad de las mujeres. Las leyes tipifican la violencia económica y patrimonial como un tipo de agresión intrafamiliar… es un maltrato igual que los demás.

Fuente: revistasoymujer.eu

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