Caso Nisman: Aseguran que fue asesinado y las miradas apuntan a Lagomarsino

El caso por la muerte del fiscal Alberto Nisman dio ayer un nuevo giro y el suicidio ya no es siquiera una hipótesis que se investigue. El fiscal de la causa, Eduardo Taiano, sostuvo ayer que las pruebas son “concluyentes” y que “indefectiblemente” a Nisman lo mataron.

Taiano presentó ayer un dictamen de 1087 páginas en el que señaló a uno de los supuestos responsables del “homicidio”: Diego Lagomarsino, el ex empleado de Nisman que le dio el arma con la que apareció muerto. “Siguiendo un plan previamente acordado” -dijo Taiano-, Lagomarsino “aportó” el arma para que Nisman fuera asesinado. Cinco horas después de recibir el dictamen, el juez del caso, Julián Ercolini, citó a indagatoria a Lagomarsino para el martes próximo como presunto “partícipe necesario” del homicidio. Para evitar una posible fuga, ordenó además que le pusieran una tobillera electrónica con GPS.

Ercolini citó también a los cuatro custodios que tenían a su cargo la protección de Nisman el fin de semana de su muerte. Según Taiano, ellos “cuanto menos” incumplieron su deber de “garantizar la seguridad” de Nisman. Sus indagatorias -como la de Lagomarsino- habían sido pedidas por el fiscal. Ayer al mediodía, Ercolini dispuso el secreto del sumario. Durante la tarde ordenó medidas de prueba; entre ellas, allanamientos en los domicilios de Lagomarsino y de los custodios.

Taiano tiene un rol clave en la causa porque Ercolini le delegó la investigación. Según su dictamen de ayer, los autores del crimen “aún no han sido identificados”, pero las pruebas indican “en forma concluyente” que a Nisman lo mataron y conducen “indefectiblemente a este único escenario”. La prueba central que cita el fiscal es el peritaje interdisciplinario que tuvo a su cargo Gendarmería Nacional, y que concluyó que “dos victimarios” mataron a Nisman en el baño de su departamento. Taiano reconoció que hubo “discrepancias” entre los peritos, pero dijo que de todos modos, del trabajo de la junta “se desprende con claridad la participación activa de terceras personas en el hecho”.

“Quiero declarar y voy a contestar todo lo que me pregunten”, dijo Lagomarsino a LA NACION en una comunicación telefónica desde su casa. Contó además que no iba a presentarse espontáneamente en el juzgado, sino que iba a “esperar que actuara la Justicia”. Fue ayer, horas antes del allanamiento y la tobillera.

En su dictamen, Taiano escribió: “Lagomarsino fue un eslabón esencial en el plan criminal homicida: sin arma amiga, no había posibilidad de implantar la duda con respecto a la muerte violenta del fiscal, forjando un escenario suicida como el que se intentó montar”.

Taiano afirmó que Lagomarsino aprovechó la “relación de confianza” que tenía con Nisman para entrar en el departamento y “sobrepasar su custodia”. Además le imputó a Lagomarsino “la tenencia ilegítima del arma de fuego de su propiedad”, marca Bersa, calibre 22, cuya licencia “se encontraba vencida desde el 1º de abril de 2007”.

En cuanto a los custodios, el fiscal sostuvo que “incumplieron los deberes funcionales que tenían a su cargo, al no proteger al custodiado en forma debida”. Los cuatro policías citados a indagatoria son Rubén Benítez, Néstor Durán, Luis Miño y Armando Niz. Miño y Niz estuvieron de guardia el domingo y tardaron 12 horas en advertir la muerte de Nisman. Ellos ya declararon como acusados en este expediente y la jueza anterior del caso, Fabiana Palmaghini, les dictó la falta de mérito. Benítez y Durán prestaron servicios el sábado. Según el fiscal, el obrar de todos ellos habilitó el “ingreso del arma homicida al domicilio del custodiado”, permitió la entrada de los asesinos y demoró la noticia de la muerte. Serán indagados el 21 y 22 de noviembre.

Ercolini no dispuso ayer detenciones, a pesar de que Taiano pareció sugerirle que sí lo hiciera cuando le solicitó “medidas preventivas” y acusó a Lagomarsino de haber entorpecido la investigación. El fiscal dijo que ocultó pruebas (por ejemplo, que no entregó la computadora con la que entraba en forma remota a la PC de su jefe), que omitió brindar información relevante -como la existencia de la cuenta del Merrill Lynch de Nisman de la que era apoderado- y que ocultó que se comunicaban a través de líneas telefónicas que la Justicia desconocía.

Además retomó la vieja sospecha de que Lagomarsino estaba vinculado a servicios de inteligencia. Taiano admitió que nunca se probó que hubiera pertenecido a grupos dedicados al espionaje, pero dijo que hay “indicios” de supuestos “vínculos” con ellos, y que podrían ayudarlo a ocultar pruebas.

Las medidas que Ercolini dispuso sobre Lagomarsino fueron la tobillera, la obligación de presentarse en el juzgado cada 15 días e informar si viaja más de 100 kilómetros. Además sigue teniendo prohibido salir del país.

El hilo conductor

El relato de lo que ocurrió aquella fatídica noche ha cambiado por completo. Diego Lagomarsino pasó de ser el mero proveedor del arma con la que se mató Alberto Nisman a ser la única cara visible de una operación pergeñada con la anuencia de la custodia y la participación de los autores materiales del crimen. Lagomarsino es ahora el único hilo del cual pueden tirar el fiscal Taiano y el juez Ercolini para avanzar en el otro paso decisivo de la investigación: determinar quiénes fueron los autores y los responsables del asesinato. Sería vital terminar de una vez los peritajes de la computadora de Nisman y de los celulares de los funcionarios y agentes de inteligencia sospechados para tener más herramientas, y no sólo la posibilidad de que Lagomarsino se quiebre.

Fuente: La Nación

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