La Ciudad de Buenos Aires encierra el enigma de un turno electoral que aparenta tener final cantado. El resultado de las PASO complicó las chances del plan reeleccionista de Mauricio Macri en la Nación y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y, en simultáneo, abrió interrogantes sobre el futuro de Horacio Rodríguez Larreta en la Capital Federal, el distrito que cimentó el proyecto político del PRO.
Apoyado en la diferencia de 14,5 puntos que logró descontar de su principal rival en las Primarias, el alcalde espera sortear el domingo próximo el escenario de balotaje que, por el contrario, el opositor Frente de Todos considera un hecho. Los antecedentes inmediatos y las reglas apuntalan la hipótesis que ilusiona al campamento de Matías Lammens: Rodríguez Larreta se impuso en 2015 en una segunda vuelta que, según la Constitución porteña, sólo se puede evitar acumulando el 50% más uno de los votos.
La decisión de la mesa política de Cambiemos de pegar el calendario porteño –y del estratégico territorio bonaerense– a la elección nacional puso a la campaña citadina en relación directa con el escenario post PASO. La agudización de la crisis económico-social y la dinámica de un proceso de transición anticipada fueron los ejes de ese proceso que culminará en siete días con el veredicto ciudadano.
Campaña local
Superado el impacto inicial que la caída en las PASO provocó en el equipo de Cambiemos, Rodríguez Larreta re-direccionó su campaña con dos objetivos centrales: mantener una prudente distancia de la figura del presidente y poner el tono y estética del mensaje electoral en “modo vecinalista”.
Al mismo tiempo, facultó a su compañero de fórmula y ministro de Seguridad, Diego Santilli, a reforzar el trabajo territorial en los barrios del sur de la Ciudad que el frente peronista-kirchnerista logró recuperar el 11 de agosto: las comunas 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) y 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano).
Con la misma lógica, el larretismo apuntaló la presencia militante y de gestión en la comuna 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda) donde Juntos por el Cambio y el Frente de Todos recrearon en agosto un escenario de paridad. Ese pseudo-empate se repitió en varios circuitos del centro y sur de la Ciudad.
En ese esquema de “recuperación”, el alcalde también cerró un acuerdo con el gastronómico Luis Barrionuevo para garantizar la fiscalización en la zona sur.
Aunque participó de dos marchas clave de la saga del #SíSePuede –a fines de septiembre en la inaugural de Belgrano y ayer en el Obelisco–, Rodríguez Larreta jugó como un equilibrista en el juego de cercanía y distancia con su jefe político. “En su manual nunca se consideró la posibilidad de comprometerse con la gestión de la crisis”, explican en la mesa chica del Gobierno de la Ciudad.
En ese artilugio de contrastes y bajo la premisa de que “los vecinos quieren escuchar posibles soluciones para el día a día”, el alcalde se concentró en las propuestas de orden local: la eliminación de las barreras del Ferrocarril Sarmiento y la instalación de 10 mil cámaras de seguridad sobresalieron como las principales promesas en ese manual.
El jefe de Gobierno transitará la última semana de campaña apegado a esa liturgia. Aunque la modalidad del cierre final forma parte de un debate aún abierto en el diálogo con la Casa Rosada, Rodríguez Larreta ya decidió que las reuniones (cerradas) con vecinos y las recorridas –hasta ahora están definidas caminatas por Constitución y Monserrat– marcarán la estética de su tiempo de descuento.
La ola opositora
El equipo del Frente de Todos arranca la última semana de campaña con la atención puesta en el corredor Rivadavia: Lammens apuesta a subir posiciones en el centro de la Ciudad y ganar volumen en el oeste, además de en la castigada zona sur de la geografía porteña. En simultáneo, confía en capitalizar parte del efecto de la performance de la fórmula nacional del espacio que, según los cálculos del comando frentista, proyecta mejorar su desempeño en la relación a las Primarias en un distrito siempre adverso a la oferta electoral del PJ.
Con la definición sobre las acciones proselitistas finales aún en discusión, Lammens y su compañera de fórmula, Gisela Marziotta, ya descartaron los formatos tradicionales para, en cambio, reeditar el estilo de “campaña urbana” que privilegie el contacto a cara a cara con los votantes. Es posible, sin embargo, que el candidato frentista se suba al escenario del acto de cierre del binomio nacional el próximo jueves en la ciudad balnearia de Mar del Plata.
La “complicidad” de Rodríguez Larreta con las políticas macristas y las fallas de gestión en las áreas clave de educación, salud y generación de empleo serán las ideas-fuerza de su propuesta electoral. Hasta el final.
Contra todos los pronósticos, no habrá en los próximos días una nueva edición del #SiVosQuerés, la campaña desde abajo que apuntaló el voto anti-Larreta. Las organizaciones que empujaron esa inédita y eficaz iniciativa sólo repetirán un proyectorazo sobre los edificios porteños: el #LarretaYaFue se multiplicará el miércoles en las paredes de la Ciudad cuando empiece a caer el sol.