La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollará el primer satélite propio de esa casa de estudios, que podrá ser usado para estudiar las características del suelo, analizar el agua o el urbanismo, ver el movimiento de tierras, detectar incendios u observar cambios meteorológicos.
Para ello, el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad de Ingeniería lanzó el proyecto “Satélite Universitario”, una convocatoria que busca que los alumnos y la comunidad científica de la UNLP presenten propuestas con los objetivos e información que debería recolectar el satélite para cumplir la misión una vez que esté en órbita.
“Nos propusimos hacer un satélite y lanzamos primero una convocatoria -que vence en agosto- dentro del sistema científico de la Universidad para definir qué misión tendrá”, explicó el vicepresidente de la UNLP y director del CTA, Marcos Actis, en una entrevista con Télam.
“Cuando esté definido qué vamos a medir, haremos una nueva convocatoria para que otros integrantes del sistema construyan el instrumento”, contó y anticipó que se piensa que el satélite estará listo para noviembre de 2021, momento en que buscarán el modo de ponerlo en órbita.
En ese sentido, la coordinadora del proyecto e ingeniera aeronáutica, Sonia Botta, expuso ante esta agencia que los interesados en participar deben acercar “propuestas del tipo científico-tecnológico”, es decir objetivos científicos o de instrumentación específica que se deseen probar a modo de demostración tecnológica.
“De ser posible, las propuestas tendrían que estar acompañadas de detalles más técnicos. En el caso de los objetivos científicos, requerimientos como la sensibilidad o resolución del instrumento, parámetros específicos que se buscan detectar; y en el caso de la instrumentación, los requerimientos tecnológicos como la potencia máxima, la energía o el control térmico”, graficó.
Actis remarcó que el objetivo la iniciativa “es incentivar a los jóvenes a la participación en este tipo de proyecto y al desarrollo de tecnología, demostrar que se pueden hacer estas cosas en la universidad”.
La premisa que rige la propuesta es la de “ciencia al alcance de todos” ya que para Actis es fundamental “que los chicos sepan que estas cosas se hacen en el país: tenemos la tecnología, la capacidad y los recursos humanos capacitados para ello”.
“Las perspectivas son muy buenas, el país cambió. Estamos en una etapa en la que la ciencia y la tecnología valen”, apuntó.
La elaboración del nanosatélite –un instrumento de la categoría denominada “CubeSat”, que será de 30cm por 30cm y pesará unos 20 kilos- demandará una inversión de unos 20 mil dólares, que serán aportados en su totalidad con fondos del CTA.
“Lo que es oneroso es el lanzamiento, que arranca en los 200 mil dólares. Pero confiamos en que, por los vínculos que estamos generando con China y con la NASA, en Estados Unidos, podamos colocarlo en alguna misión que ellos hagan”, describió Actis y no descartó que si se construye el Arsat 3, cuyo desarrollo se retomó, “se pueda pedir para que vaya como carga auxiliar en su lanzamiento”.
El satélite tendrá una estructura de aluminio con un sistema de navegación en su interior que será construido por la Facultad. Las baterías de litio, los paneles solares y las mantas doradas serán desarrolladas en el laboratorio del Centro Tecnológico Aeroespacial.
“Queremos poner ese instrumento que los científicos necesiten, construirlo y prestar un servicio para investigadores que requieran datos y que hoy por hoy se pueden conseguir, pero recurriendo a agencias extranjeras”, dijo Actis.
A pesar de que estos satélites son pequeños, pueden cumplir muchas misiones: de acuerdo a Botta en observación terrestre “se puede hacer análisis de suelos, hidrología, movimiento de tierras, urbanismo, monitoreo meteorológico”.
“Si miramos hacia el espacio, podemos hacer mediciones sobre el clima espacial (la interacción entre el sol y la atmósfera terrestre), detectar rayos cósmicos, o analizar la radiación terrestre”, contó la investigadora y describió que otro campo donde se pueden usar estos satélites es “en la recolección de datos de sensores terrestres”.
“Es decir, con sensores ubicados acá. El satélite pasa por encima, recolecta la información almacenada en el sensor y lo retransmite a una estación terrena. Esto es muy útil para zonas remotas, (como la Antártida) o en grupos muy numerosos de sensores”, analizó la científica.
Actis remarcó la importancia de seguir apostando al desarrollo de la soberanía espacial y contó que, a nivel mundial, “la tendencia es fabricar satélites en tamaños cada vez más pequeños”.
“Hasta 2015 Argentina era el principal país de Latinoamérica en la realización de satélites pero desde que cambió el Gobierno hasta el año pasado esto fue la noche: no sólo no se hizo nada, sino que se nos fue gente valiosa que estaba en capacitada en la construcción de satélites y lanzadores”, opinó el vicepresidente de la Universidad.
“Tenemos que repotenciar la soberanía espacial, como decidió el gobierno actual, porque tenemos a Brasil de competidor. Argentina tiene que ser líder de Latinoamérica”, evaluó el ingeniero y añadió que su sueño es “poder poner nuestros propios satélites en órbita, tener nuestras propias imágenes de televisión en todo el país o de Internet y no depender de otras naciones”.
Actis dijo que la aspiración es “que se reactive el plan de tener un lanzador propio” para poder “ser nosotros mismos los que ponemos en órbita el satélite que vamos a construir acá”.
Fuente: Télam