Murió Haydeé Vallino de Lemos, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo

Haydeé Vallino de Lemos, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, falleció hoy a los 100 años. Así lo informó el organismo de derechos humanos. “El terrorismo de Estado diezmó a su familia. Ella se sobrepuso con la firmeza que la caracterizaba y transformó su tragedia en lucha colectiva”, afirmaron desde Abuelas. “La pena es muy grande”, dijeron en un comunicado.

Había nacido en Buenos Aires el 27 de agosto de 1919. En 1946 se casó con Alberto Lemos y la pareja se instaló en Caseros. Tuvieron tres hijos. María del Consuelo, arquitecta y militante de Montoneros; Mónica, estudiante de Geología; y Mario, flautista, trabajador del cuero y miembro de la Juventud Guevarista. Los tres hermanos militaban en villas.

Mónica se casó a fines de 1975 con Gustavo Antonio Lavalle, compañero de militancia de María del Consuelo. En abril de 1976 nació su primera hija María. Se fueron a vivir a José C. Paz, a un barrio humilde. En junio de 1977, ella estaba embarazada de ocho meses cuando fue secuestrada con su marido y su hija de un año y tres meses. Los llevaron a la Brigada de Investigaciones de San Justo donde estuvieron unos cinco días. La pequeña María fue dejada en el umbral de la casa de su abuela materna, mientras que a sus padres los trasladaron al centro clandestino conocido como “Pozo de Banfield”. Allí, en un sótano, Mónica dio a luz a su segunda hija, María José.

El 5 de agosto de 1977 secuestraron de su trabajo a Mario Lemos. A las semanas allanaron la manzana en dónde vivía María del Consuelo con su esposo, quienes lograron escapar a Brasil. Haydeé y Alberto comenzaron a buscar a sus hijos. Un día, su esposo, le contó que se reunía gente a pedir ante el ministerio del Interior por los familiares secuestrados.

La pareja fue allí al día siguiente y una mujer le dijo a Haydeé que por qué no iba a la Plaza de Mayo, que allí había otras madres que no sólo buscaban a sus hijos sino también a sus nietos. Así, Haydeé se integró a ese grupo y comenzó a participar del equipo de investigación. Un día ella misma recibió una pista que la llevaría a su nieta.

María José, la beba nacida en cautiverio, había sido apropiada por una mujer policía y por su marido, que la anotaron como propia. Las denuncias llegaron a partir de 1985 y finalmente se presentó una causa judicial. El juez ordenó un análisis genético, que en octubre de 1987 determinó que la pequeña de diez años era la hija de Mónica y Gustavo.

De inmediato la niña se fue a vivir con sus abuelos y su hermana María. “Quiero decir que a María José la pudimos encontrar gracias a las Abuelas. Porque si no me hubiera unido al grupo, no la hubiera encontrado. Solas no hubiésemos logrado nada”, decía Haydeé. María José Lavalle Lemos es la nieta recuperada número 38.

Hasta que la salud se lo permitió, siguió asistiendo a la sede de Abuelas para continuar con la búsqueda de los nietos y nietas de sus compañeras. Era conocida por sus comentarios agudos. María y María José la acompañaron siempre, fueron aprendiendo de ella y se incorporaron a la Asociación. Hoy María José es la responsable del área de genética y María, psicóloga de profesión, fue integrante del equipo terapéutico de Abuelas”, recordó Abuelas.

A la hora de despedirla, el organismo de derechos humanos señaló que, con su partida, “se va una parte de la historia de Abuelas” y que “fue una de las 12 mujeres que hace ya casi 43 años se dieron cuenta que debían unir fuerzas para encontrar a sus nietos y que dejaron todo en esa búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia”.

“Que en paz descanses, querida Haydeé, tu legado de amor sigue vivo en tus nietas y en nuestros entrañables recuerdos de vos”, cierra el texto.

Fuente: Pagina 12

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