Mientras se espera el dato oficial del INDEC, la mayoría de las consultoras privadas estimó una inflación en torno al 1,7% para junio, lo cual representaría una leve aceleración respecto al 1,5% de abril y mayo, pero a la vez redondearía la inflación trimestral más baja en mucho tiempo. El mercado prevé mayores aumentos hacia fin de año, aunque la intensidad de los mismos depende, fundamentalmente, de la duración de la cuarentena, las presiones sobre el dólar y la evolución de los precios regulados por el Gobierno.
Al igual que los dos meses previos, junio también estuvo atravesado por el aislamiento social y obligatorio para prevenir los contagios de Covid-19 en algunas ciudades del país. Sin embargo, se percibió una paulatina reapertura de actividades, lo que permitió incorporar más precios de referencia a las mediciones. Un ejemplo de esta situación fue la recuperación de la información para los comercios de cercanía, que contribuyó a mejorar el relevamiento en el capítulo de alimentos.
Victoria Giarrizo, directora del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX), afirmó que, si bien los últimos datos de inflación representan una “gran noticia”, la situación es meramente coyuntural ya que hay “una economía sin precios en el sector de servicios y un sector de bienes bastante controlado en alimentos y bebidas”.
Cambio en la dinámica inflacionaria
Precisamente, en alimentos, el rubro de mayor ponderación en los diferentes Índices de Precios al Consumidor (IPC), se observó una de las variaciones más bajas en comparación con el resto de las divisiones. Tanto las consultoras Orlando Ferreres y Ecolatina, como el centro de estudios CREEBBA, reflejaron un aumento de apenas 0,9% en este segmento.
Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, explicó que la variación en alimentos respondió, por un lado, al escaso movimiento en los costos de las empresas ya que el dólar no se estuvo moviendo y no hubo aumentos tarifarios ni salariales y, por otro lado, a que el ajuste de precios en el rubro se dio en la primera parte del año y ahora los valores se acomodaron “para no quedar tan desfasados”.
Las proyecciones de las consultoras exhibieron que los dos rubros que más impulsaron el alza de los precios en junio fueron indumentaria, en un marco de subas estacionales, y aquellos vinculados con la vivienda y el mantenimiento del hogar.
Orlando Ferreres reflejó un salto del 5,2% en equipamiento y mantenimiento del hogar, una cifra similar a la estimada por Ecolatina. Mientras tanto, en el IPC construido por CREEBBA, la división ocupó el tercer puesto entre los mayores aumentos, producto de ajustes observados en electrodomésticos, artículos de ferretería y productos vinculados con la iluminación, la decoración o la limpieza, entre otros.
El economista jefe de CREEBBA, Gonzalo Semilla, explicó que este ascenso estuvo asociado a la mayor dedicación que las familias le están destinando al acondicionamiento de sus hogares en este contexto de cuarentena. Esta coyuntura también se evidencio en el fuerte aumento registrado en la mano de obra para refacción de viviendas, que lideró los incrementos del mes de acuerdo con el relevamiento del centro de estudios.
Por su parte, desde Ecolatina observaron que, durante el último mes, cambió la dinámica inflacionaria; mientras los bienes esenciales subieron poco, artículos “de lujo”, como equipos electrónicos y artefactos para el hogar, se aceleraron tras la decisión del Banco Central (BCRA) de obligar a las empresas a importar con dólares atesorados previamente y prohibirles el acceso al MULC, medida que luego tuvo que rectiEn el mismo sentido, en el CERX también percibieron fuertes aumentos en productos importados. Sin embargo, Giarrizo aclaró que el particular escenario actual contribuye a atenuar el impacto de estas subas en la inflación general ya que “como las fábricas se mueven todavía poco, la demanda de partes e insumos importados es relativamente baja e incluso hay empresas que aún tienen stocks acumulados”.
Dólar: la variable más sensible
Controlar las presiones sobre la demanda de dólares y mantener sin sobresaltos la brecha entre el tipo de cambio oficial y los tipos de cambio paralelos, es uno de los principales desafíos que tendrá el Gobierno en los próximos meses si pretende que los incrementos de precios no se aceleren. Al respecto, todos los analistas comparten la premisa de que una reestructuración de la deuda exitosa es condición necesaria, aunque no suficiente, para lograr estabilidad y que la nueva oferta presentada por el equipo económico conducido por Martín Guzmán significa un avance en ese objetivo.
Adicionalmente, Giarrizo sostuvo que también es necesario que el Gobierno mejore la competitividad real del sector externo para descontracturar el mercado cambiario. “Hay que subirle el tipo de cambio efectivo al exportador, que no necesariamente implica una devaluación, sino que se puede lograr mediante una quita de costos. Esto es importante para compensar una acotada variación en el tipo de cambio del importador y así evitar aumentos de precios por esta vía”, sentenció.
Inflación en niveles mínimos pero con alerta de aceleración
Bajo los comportamientos ya detallados, Ecolatina, CREEBBA y CERX estimaron que la inflación de junio fue del 1,7%, una variación parecida al 1,6% esperado por Orlando Ferreres. Si el número oficial del INDEC coincide con estos porcentajes, la inflación del primer semestre se ubicaría en torno al 12,5%, la más baja desde 2017, mientras que la del segundo trimestre se posaría cerca del 5% y marcaría el mínimo, para este período, de la nueva serie que el instituto oficial de estadísticas públicas comenzó en 2016.
“Si nos vamos hacia atrás, aun tomando el período complejo de relevamiento de INDEC, recién en 2010 tendríamos una inflación similar de un segundo trimestre. Es un dato relevante porque no estábamos acostumbrados en los últimos años a ver estos niveles”, manifestó Semilla, aunque resaltó la influencia del combo de factores coyunturales que ayudaron a que esto suceda.
De cara al futuro, la evolución de los precios depende, en gran parte, de cuánto se extienda la cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el BCRA en junio, los participantes (principalmente entidades financieras y consultoras) esperan una paulatina aceleración en los aumentos para estabilizarse, desde octubre, en torno al 4% mensual.
Para el acumulado de 2020, la inflación esperada, de acuerdo con el REM, es del 40,7%, 2,6 puntos por debajo de la registrada en el informe de mayo. Sin embargo, los “10 mejores pronosticadores de corto plazo”, calificados por el Central según la precisión de sus últimas estimaciones, prevén un crecimiento anual del 37,2%.
“Hay que ver qué pasa con estos tres motores cuando salgamos del aislamiento: las paritarias, las tarifas y el tipo de cambio. Si no se encienden, los precios no se van a disparar”, advirtió Rajnerman.
Paralelamente, desde el CERX estiman que la inflación difícilmente culmine el año por encima del 40% debido a los efectos de la cuarentena sobre el consumo y los ingresos de los ciudadanos. “La cuarentena nos dio más de 100 días para prescindir del consumo de muchas cosas y la gente no tiene efectivo para convalidar subas de precios; si le subís la ropa, no la compra, si le subís un servicio, lo da de baja”, graficó Giarrizo.
En un escenario de mucha incertidumbre y caída de la actividad económica, la inflación es una de las pocas variables macroeconómicas que no fue deteriorada por la pandemia. No obstante, se observan varios focos de “inflación reprimida” que el Gobierno deberá manejar una vez que cesen los efectos del coronavirus.
Fuente: Ambito