10 familias sirias, refugiadas en Gualeguaychú

Gualeguaychú, corresponsal.- Diez familias sirias vendrán a Gualeguaychú en pocos días más. Al menos, ese es el ofrecimiento que acaba de hacer el Centro Sirio Libanés de esta ciudad, en conjunto con el Obispado y el Municipio.

El ofrecimiento corre por cuenta de este centro de la colectividad siriolibanesa, de mucha vida social, cultural y educativa. Uno de sus emprendimientos más conocidos es la comparsa Kamarr, del carnaval del país. Otro, su escuela primaria y secundaria. Ahora, movilizado por la crisis humanitaria de los refugiados sirios, decidieron ofrecer su ayuda. Pidieron colaboración a otras instituciones sociales y al municipio.

El primero en decir sí fue el obispo diocesano Jorge Lozano, titular de la Pastoral Social del Episcopado Argentino. También el municipio comprometió su esfuerzo. Y las intenciones se convirtieron en un plan viable: diez familias sirias serán trasladadas desde centros de refugiados a esta ciudad, y recibirán contención, educación para sus hijos, casa, posibilidades laborales y sobre todo, hermandad.

El sábado pasado, bajo el título “Siria nos duele a todos”, el Centro Sirio Libanés publicó un espacio solicitado en diarios locales. “Consustanciado con esa grave problemática, el Centro ha resuelto tomar contacto con las autoridades municipales y eclesiásticas para ponerse a disposición de las mismas ofreciendo toda la colaboración que sea requerida en función de la aplicación de este programa de asistencia humanitaria, como así también comunica a sus asociados y a la comunidad en general que por razones de parentesco, amistad, etc., accedan a recibir a alguna persona o familia de refugiados en esas condiciones, que cuenten con toda la ayuda que les pueda brindar el Centro para el logro de ese objetivo”.

Para José El Kozah, dirigente del Centro, es este uno de los proyectos más grandes que han encarado, por su significado y consecuencias. No todo es tan fácil como decir y hacer: hay cuestiones legales que salvar. “La legislación no es tan benévola hoy como hace cien años,”, dijo El Kozah, y lo mismo expresó el obispo Lozano.

El hombre de la Iglesia llevó el tema al seno de la Conferencia Episcopal, donde se puede canalizar ayuda a través de la Pastoral de Migraciones, la cual a su vez trabaja en colaboración con el área de Naciones Unidas para los refugiados. Lozano ofreció, además, ayuda de la Iglesia para recibir a niños que hayan quedado sin padres por causa del conflicto sirio. “Si bien el pedido del papa Francico a las parroquias para que reciban a refugiados se dirigió específicamente a parroquias europeas, nosotros analizamos abrir nuestras puertas y corazones. Todos, como Iglesia, podemos acompañar y recibir”, dijo Lozano.
Ayudarán en este plan parroquias católicas y familias siriolibanesas voluntarias.

Para el Centro Sirio Libanés, buscar casa y trabajo a las diez familias de refugiados es una prioridad. Y aunque hay argentinos que necesitan lo mismo, “esta es una situación extrema”, dijo El Kozah.

Un grupo de gualeguaychuenses se reunirá esta semana con funcionarios de la Embajada Siria en Argentina para cubrir los detalles. Lo mismo, con la Confederación de Entidades Argentino Árabes (FEARAB). El municipio se habría comprometido, en principio, a colaborar con el alquiler de viviendas. El centro proporcionará apoyo social, educativo y sanitario. En la parte económica, tanto el centro como algunas familias ya ofrecieron fondos para el proyecto. Una familia egipcia ofreció adoptar un niño huérfano. Dos parroquias de la diócesis ofrecieron también albergar a dos familias, y el obispado indicó que también pueden recibir a niños huérfanos.

Todo ello, por un plazo de dos años, a fin de permitirles arraigarse y labrar una posibilidad de vida en estas tierras. Calculan recibir en torno a 40 personas. Fijaron ese número en función de poder cubrir todas sus necesidades. Los refugiados vienen de sufrir el despojo, dijo El Kozah, y no es cuestión de que lleguen acá a pasar nuevamente penurias.

Habrá que enseñarles el idioma, las costumbres y ayudarlos a insertarse en el mercado laboral. Más allá de eso, el desafío será poner el corazón en la mano, “apostar a la ternura” como acaba de pedir el papa Francisco en Cuba, y mostrar con hechos que los seres humanos podemos ser hermanos.

Fuente: Clarín

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