Augusto Costa: “La necesidad hoy es restablecer la posibilidad de las familias argentinas de poder acceder a consumo”

Ex secretario de Comercio durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y creador del programa “Precios Cuidados”, Augusto Costa suena fuerte como posible futuro ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires si Axel Kicillof — es elegido gobernador,quien fue su referente desde sus épocas de estudiante. Con Kicillof, Costa comparte no sólo un extenso currículum académico -además de la licenciatura en Ciencias Económicas de la UBA y el máster en la London School of Economics, Costa está preparando su tesis para obtener su doctorado en Economía por la UBA-, sino también un pasado como estudiante secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA).

—¿Va a ser el próximo ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires?

—No estamos hablando de cargos para el próximo gabinete. Sí es un hecho que somos parte del equipo de Axel Kicillof, que vamos a tener la responsabilidad de asumir el gobierno si se repite el resultado de las PASO, en unas condiciones bastante complicadas y eso nos está exigiendo hacer un diagnóstico para anticiparnos. De acá a diciembre pueden pasar muchas cosas.

—De ese diagnóstico, ¿qué están viendo con más preocupación?

—No hay mucha información pública del estado de las cuentas de la provincia. Va a haber un déficit para cubrir de más o menos $50.000 millones. No sabemos cuál va a ser la idea de la gobernadora respecto de cómo cerrar las cuentas de la provincia. Hay vencimientos de deuda muy fuertes en enero, más de USD 500 millones. La gobernadora y su ministro de Economía tuvieron una política financiera realmente equivocada, porque cambiaron completamente el perfil de la deuda y hoy la provincia tiene USD 12.000 millones de deuda, más del 80% en dólares. Eso pone a las cuentas en una presión muy fuerte.

Desde el punto de vista económico y social, tenemos 40% de pobreza en el Gran Buenos Aires. Con tasas de desempleo en muchas ciudades muy por encima del promedio nacional. La industria parada, los pequeños productores agropecuarios en una situación muy delicada.

—¿Pero podía esperarse algo muy distinto de la economía a nivel nacional?

—No. La provincia siempre sufre un impacto muy fuerte de las decisiones de política macroeconómica. Obviamente la gobernadora Vidal podría haber hecho muchas más cosas para ayudar a los bonaerenses y las bonaerenses que estaban sufriendo las consecuencias de un programa de ajuste. Los pequeños productores, las pymes, los sectores más vulnerables dependieron, muchas veces, de lo que podían hacer los intendentes. Por ejemplo, creció muchísimo el número de comedores y merenderos y el financiamiento viene de los municipios.

El Banco Provincia, que históricamente fue una herramienta muy importante para apoyar a las pymes, para facilitar crédito en condiciones razonables, cambió su lógica de funcionamiento y en vez de prestar para la producción y para la actividad económica se dedicó a poner los depósitos en colocaciones financieras, particularmente Leliqs. Después, el Ministerio de Producción estuvo sin ministro durante siete meses, lo que da una señal de cuál es la prioridad.

—Hubo un paquete de medidas de alivio, en abril de este año y que se reforzó en agosto, con los descuentos del Banco Provincia, el tope en las cuotas de deudores UVA, créditos a las pymes, con plazo hasta diciembre, ¿puede haber continuidad de alguna en un gobierno de Kicillof?

—Son medidas que fueron implementadas a cuentagotas. En algunos casos pueden haber servido para minimizar aunque sea algunas situaciones que están afectando a los bonaerenses y las bonaerenses, pero no es un plan integral para la provincia. Hay que evaluar todas las medidas y las que sirvieron mantenerlas. Por ejemplo, la política del Banco Provincia de entregar 50% de descuento en compras puede ser interesante, pero hay que evaluar quiénes son los beneficiarios, si son los que realmente se busca beneficiar. Los sectores más vulnerables no están bancarizados. Además, eso implica un costo para el Banco que no le presta a la producción, no le presta a las empresas, y parte de su rentabilidad la tiene que destinar a cubrir los costos de esta política.

—¿Qué medidas entonces planean para los primeros días de gestión?

—Primero hacer sustentable las cuentas. Luego, utilizar todas las herramientas que permitan que la actividad productiva vuelva a ponerse en marcha y atender las necesidades y urgencias en términos alimentarios, en el ámbito de la salud y de la educación. Son las prioridades de nuestra gestión.

—¿Y cómo se puede poner en marcha la producción? ¿Con una baja de impuestos?

—Es fundamental el financiamiento. Si no hay financiamiento no se puede pensar en que la producción va a arrancar. Uno puede tener todas las políticas posibles desde el Estado para ayudar a las empresas, pero si no hay nadie que compre entonces no se va a poder vender. La necesidad hoy es restablecer la posibilidad de las familias argentinas de poder acceder a consumo que, por las políticas que se vinieron implementando a nivel nacional, y sin un apoyo de provincia, es imposible que eso ocurra. En caso de que Alberto Fernández sea elegido presidente en octubre, cosa que entiendo va a suceder, vamos a tener un cambio absoluto en la lógica de la política económica nacional y eso va a ayudar mucho al sistema productivo de Buenos Aires.

Como secretario de Comercio durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Costa fue el responsable de desarrollar y lanzar el Programa Precios Cuidados, que debutó en enero de 2014 y tuvo continuidad hasta hoy. El ex funcionario relató toda esa experiencia en un libro, “Todo precio es político”, que acaba de ser presentado.

—¿Quiénes son hoy los formadores de precios en el mercado argentino?

—El problema de la economía argentina es que es una economía muy concentrada. ¿Esto qué quiere decir? Que en cada uno de los mercados donde se producen los diferentes bienes hay pocas empresas que acaparan la mayor parte de las ventas y eso les da mucho poder. Pasa en todas partes del mundo, pero muchas veces estas empresas en la economía argentina tienen prácticas que no tienen otros países, se abusan de los consumidores y de las pequeñas empresas mediante prácticas anticompetitivas. Ahí el Estado tiene un rol muy importante para equilibrar el terreno de juego y permitir competencia. En los últimos años, desde que asumió el gobierno de Macri, el Estado dejó de hacer lo que tenía que hacer para cuidar los bolsillos de los consumidores.

—¿Lograr más desconcentración del mercado no es también una deuda del kirchnerismo?

— Totalmente. Yo creo que el problema de concentración no es de ahora, es histórico, y nunca uno se puede quedar conforme con los resultados. Durante mi gestión, hubo muchísimas medidas para poder abrir la competencia. Precios Cuidados fue una de ellas, porque empezamos con las grandes empresas y las grandes cadenas de supermercados y rápidamente incorporamos a pymes que, gracias a esa política, empezaron a competir en igualdad de condiciones. El mercado se hizo más democrático, entre comillas, sabiendo que el peso de cada uno de los actores es muy distinto.

—Si tuvieras que implementar un programa similar a Precios Cuidados hoy, ¿cómo sería?

—Precios Cuidados sirvió gracias a la difusión que tuvo la política, la representatividad que tenían los productos que estaban dentro del listado que negociamos con las empresas, lo que permitió que los consumidores supieran cuánto era razonable pagar. Eso se perdió porque el Gobierno de Macri hizo tres cosas: eliminó los productos más representativos, dejó de negociar con las empresas y dejó de sancionar. Lo que antes era leche de primera marca, no está más. Y esa leche subió de precio un montón y la que está es un 5% del mercado. ¿Qué referencia te puede dar a vos como consumidor una leche que no representa nada del mercado? Además, dejó de negociar. La empresa viene, dice un valor, y lo pasan directamente al listado. Una misma política puede funcionar en cierto sentido y en otro simplemente es puro marketing.

Si tuviese que volver a implementar la política trabajaría mucho más algunos rubros donde nos costó encontrar estos productos representativos o no llegamos a un acuerdo con las empresas. Esa es la clave para cualquier tipo de política que pretenda influir realmente en lo que pagan los consumidores.

—¿Coincidís con la visión de Cristina Fernández sobre las marcas Pindonga y Cuchuflito? ¿No aparecen como una forma de desconcentrar el mercado?

—Claramente cuando se cae el poder adquisitivo hay un cambio de los patrones de consumo. ¿Qué quiere decir esto? Que uno cambia la composición de los bienes que demanda porque tiene menos plata. Y una segunda marca que ofrece un producto a un precio menor es una alternativa de consumo completamente válida. Pero al mismo tiempo refleja el empeoramiento de las condiciones de vida. Que haya muchas posibilidades de consumo para diferentes segmentos es una buena noticia, pero eso se tiene que dar en el marco de una economía que no se achica, sino que crece. Y, muchas veces, esas segundas marcas son propiedad de las grandes empresas. Todo queda en el mismo bolsillo y a cada consumidor le cobra lo máximo que le puede cobrar.

—Los empresarios reclaman porque la presión impositiva es muy alta, ¿crees que se debería revisar ese tema?

—Siempre hay que revisar el esquema impositivo, si realmente está castigando a algunos sectores. Hay que tener en cuenta que un impuesto es lo que el Estado recauda para financiar su gasto. Hay que encontrar un equilibrio. Pero los mismos empresarios que hoy se quejan mucho de la situación impositiva hace cuatro, cinco años, les iba muy bien, y no venían a decir me va mal por los impuestos. ¿Pero hoy por qué es un problema en todo caso el impuesto? Porque no venden. Y al no vender no tienen rentabilidad. Entonces no es el problema el impuesto, el problema es que la política económica llevó a que no haya mercado interno para poder vender y que eso después se traduzca en problemas de rentabilidad. Los empresarios en vez de pedir políticas que inyecten demanda en el mercado interno, que motoricen el consumo, la más fácil que tienen es pedir “bajame los impuestos”.

No estoy diciendo que no se puede revisar el sistema impositivo, pero hay que poner las cosas en su lugar. Y muchas veces se mezcla en la discusión lo que es un problema relacionado con la estructura tributaria y lo que es un problema relacionado con la macroeconomía o con cómo está funcionando la economía.

Fuente: Infobae

*

*

Top