Estos millenial cuentan sus secretos para ganar millones con el poker online

Dicen que las cartas pertenecen al mundo del azar. Allí, la suerte puede definir el resultado de una mano, de dos e incluso de una decena, pero a medida que el número crece y se acerca a los miles y los millones, es la estrategia la que determina quién gana. En el póker moderno la “timba” quedó desplazada por el estudio, los datos y la tecnología. Entusiastas y profesionales de todo el mundo compiten en torneos automatizados y demuestran que se puede ganar de forma consistente y vivir del juego. La clave: romper la bola de cristal para descomponer sus mecanismos y entender la maquinaria probabilística que aleja al póker online del whisky y los habanos y lo acerca a las ciencias exactas.

El póker tiene distintas versiones, pero actualmente la más jugada y conocida es una variación con cartas comunitarias llamada Texas Hold’em. Se volvió popular porque la información que manejan los jugadores es poca como para encontrar una estrategia ganadora y suficiente como para no dejar todo librado a la suerte. Esta variedad es la que implementaron sitios como PokerStars, la principal empresa del segmento que concentra el 50 por ciento del mercado y que en 2017 facturó más de US$ 700 millones al cobrar la entrada a los torneos y quedarse con una parte del pozo de cada mano en las mesas cash.

En el Hold’em los jugadores buscan la mejor mano de cinco cartas a partir de las siete que están a su disposición, dos propias y cinco de la mesa. Existen 1.326 manos iniciales posibles que se pueden clasificar en 169 categorías al considerar las cartas que resultan equivalentes. Cada mano puede terminar de dos formas: se llega al final y todos muestran sus manos para descubrir quién tiene la mejor o solo queda un jugador porque el resto decidió abandonar la mano. En cualquiera de los dos casos, el ganador se queda con el pozo acumulado. Así, el objetivo no es ganar todas las manos, sino tomar buenas decisiones basadas en sus conocimientos matemáticos del juego, pero también en sus nociones psicológicas. Decidiendo cuándo y cuánto apostar, intentar hacer que el resto arriesgue la mayor cantidad de fichas posible en aquellas manos donde cuenten con buenas probabilidades.

VIVIR DEL POKER
La principal prueba de que es un juego de negociación y estrategia son sus protagonistas. El hecho de que existan “mejores jugadores” implica que estos encontraron una forma de ganar consistentemente y aunque no lo hacen siempre, porque las cartas no los favorece en todas las manos, su promedio supera al que deberían de tener si no fuese más que una ruleta con cartas. En este escenario donde son los menos preparados los que más pierden, Iván Schvintt (28) es uno de los tantos jugadores de póker online argentinos que vió el negocio en el estudio de las probabilidades que presenta el mazo de 52 cartas. Empezó en 2008, tras advertir que algunos de sus amigos lo hacían, y a los pocos meses se anotó en un torneo de $30, donde salió segundo y ganó sus primeros $2.000. “En ese momento trabajaba en un call center y ganaba $800 por mes. Use la plata para comprar un libro de poker. Sabía que si quería dedicarme tenía que estudiar el juego”, cuenta Schvintt, quien hoy juega para el equipo Psyduck Staking.

Tras haber leído y practicado, Schvintt comprendió que había ganado ese torneo gracias a su suerte y nada más. “Al principio fue difícil: por un lado estaba estudiando, pero a la vez me iba cada vez peor. Quería tener el control sobre todo y era imposible”, señala. Fue la experiencia la que le permitió pasar al siguiente nivel. Motivado, consiguió trabajo como croupier en un club y empezó a conocer jugadores, a ver sus tácticas. Entre ellos estaba Iván Luca, a quien describe como “el Messi del póker”, un joven de 24 años que lleva embolsados más de US$ 4 millones.

Recién un tiempo después empezó a ver claramente los números detrás de las cartas y, más importante aún, aquellos que describen a los jugadores contra los que apuesta. “El póker online se trata de no volverte explotable. Si yo me doy cuenta de que alguien tiene una tendencia marcada, voy a sacarle provecho”, detalla. “Lo más importante es que jugás contra otras personas y el que tiene más habilidad es quien gana a largo plazo”, explica Agustín Bustos Fierro (22), para quien desde hace dos años el póker es su único ingreso.

El estudio del juego toma herramientas de la matemática, especialmente las que analizan probabilidades para aprovechar cuestiones estadísticas al apostar.
Lo mismo se aplica al negocio del póker online. “En América latina, la Argentina se posiciona segunda, después de Brasil, en cantidad de jugadores. Esto es importante porque el tamaño de la comunidad es el que define los premios”, señala Schvintt. En Europa, países como Francia, Italia y España optaron por obligar a las plataformas de póker online a cerrarse y únicamente permitir que se compita entre jugadores de una misma región, achicando notablemente el número de participantes en los torneos y, por ende, reduciendo el tamaño de sus premios.

Un torneo de 1.000 personas puede dejarle US$ 1.500 al ganador si el ingreso cuesta US$ 10, pero si estos pasan a ser de 100 participantes, el primer puesto se reduce a US$ 150. Ahí es donde la cantidad hace la diferencia y entrar a varios en simultáneo se transforma en una necesidad. Jugadores como Schvintt participan de hasta 100 torneos por día, pero son unos pocos los que les brindan la mayor parte de los ingresos. En las mesas cash, donde se apuesta dinero y cada quien entra y se levanta cuando quiere, depende de la frecuencia con la cual ganan apuestas grandes.

CARTAS Y CENTAUROS
Cuando el legendario ajedrecista ruso Garry Kasparov perdió 3-2 contra una máquina llamada Deep Blue en 1997, ideó un nuevo formato, el Ajedrez Centauro. Según explicó, sería jugado por parejas de humanos y computadoras que impulsarían el nivel al producir partidas con tácticas perfectas, centradas en la estratégia y sin errores. Hoy, el poker online es un poker centauro, mitad hombre y mitad máquina.
Si bien la mayoría de los reglamentos online prohiben el uso de software que asista a los jugadores en la toma de decisiones, permiten la implementación de sistemas de tracking como el Poker Tracker 4 y el Hold’em Manager, ambos desarrollados por Max Value Software. Estos permiten encontrar puntos débiles, propios y de terceros. Los jugadores necesitan conocer los primeros para taparlos y los segundos para llegar a fin de mes.

Así, en el poker online, todo jugador serio goza de una memoria perfecta y puede recordar cómo actuaron sus oponentes en el pasado. Junto al nombre de usuario de cada uno de los rivales los programas de tracking muestran una variedad de estadísticas configurables: que porcentaje de sus manos suele jugar, con cuanta frecuencia se va al mazo luego de una apuesta de continuación, entre otros indicadores. “Si veo que la persona abandona la mano 80 por ciento de las veces en determinada situación, yo voy a intentar explotarlo sin importar mi mano”, relata Schvintt.

Esta clase de software de interpretación está permitido en los principales sitios. Los problemas surgen cuando la computadora te indica qué hacer, pero son pocos los casos y hasta ahora nunca me tocó apostar contra un robot”, señala Bustos Fierro. Cuando no están jugando, los profesionales están estudiando las bases de datos que guardan cada una de las manos pasadas. Es que el poker es un juego matemático y los habituales, hablen entre si o no, se terminan conociendo. Cuanto más avanza la teoría, más lógico que vuelve el juego y en esta comunidad la ley señala que quien depende de la suerte paga la cuenta.

DETRÁS DEL JUEGO
Los esfuerzos por demostrar que no está dominado por el azar están bien justificados. En la mayoría de los países, las leyes que regulan las apuestas imponen restricciones que las actividades más cercanas al deporte no tienen. Así, surgieron diversos estudios que se propusieron entender si el éxito en el juego depende de la suerte o la habilidad.

En 2011, los investigadores del departamento de Economía de la Universidad de Chicago Steven D. Levitt y Thomas J. Miles estudiaron la Serie Mundial de Poker 2010, de la cual participaron 32.500 jugadores. Sus resultados concluyeron que los clasificados con anterioridad como “altamente hábiles” alcanzaron un retorno promedio del 30 por ciento, mientras que el resto se posicionó cerca del 15 por ciento negativo. Un estudio similar realizado en 2014 por Martin van den Assem y Dennie van Dolder, de la Universidad Erasmus de Rotterdam, analizó 456 millones de manos de poker online. Sus conclusiones fueron similares a las del estudio citado anteriormente.

JUGADORES CLAVES
Chris Moneymaker

A los 28 años se transformó en el primer campeón de la Serie Mundial de Póker que clasificó a través de un sitio de póker online. Luego de ganar un torneo satélite PokerStars, ingresó a una mega clasificatoria de US$ 650 que lo llevó a la serie donde finalmente se llevó un premio de US$ 2.500.000. Quedó claro que “nuevito” puede competir contra los profesionales.

María Lampropoulos

La argentina, conocida como Connie, se convirtió en la primera mujer en ganar el PokerStars Caribbean Adventure, el PCA, y actualmente está en el puesto 43 del Índice Global de Póker. Es la tercera del ranking regional, únicamente superada por su novio Iván Luca (1) y el brasileño Felipe Ramos (3). En su carrera lleva ganados US$ 2.798.141.

Adrián Mateos

El número uno del póker es español y estudiante de Economia, pero dejó todo por el póker. Con solo 23 años lleva ganados más de US$ 13 millones. A los 19 ganó su primera Serie Mundial de Póker y a los 22 pasó a ser el más joven en tener tres brazaletes, el mayor premio de la competencia. También participó del último PCA y fue derrotado por Connie, quedando cuarto en la tabla.

Libratus

En 2017, cuatro de los mejores jugadores del mundo, Jason Les, Dong Kim, Daniel McAulay y Jimmy Chou, jugaron 120.000 manos contra una máquina. La competencia duró 20 días y Libratus ganó. El software sacó una ventaja de US$ 1,766,250. Ahora, planean usarla en ciberseguridad, negociaciones entre personas y
planificación médica.

Fuente: Infotechnology

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