Después de los abucheos que recibió el vicepresidente Amado Boudou en el acto por el Bicentenario del Combate de San Lorenzo realizado en la ciudad santafesina, el oficialismo salió a intentar explicar las causas de los silbidos y lo vinculó con una pelea política.
Ayer, Agustín Rossi repudió el episodio, aduciendo que los gestos de reprobación fueron preparados por militantes radicales y socialistas. El diputado nacional aseguró que el ex ministro de Economía fue víctima de una “emboscada” y lanzó: “Eso de espontáneo no tenía nada y había una clara intención de descalificarlo”. Rápidamente, salió al cruce el intendente de San Lorenzo, Leonardo Raimundo, y afirmó que los dichos de Rossi eran una “pavada”.
En el acto, junto al vicepresidente había estado el gobernador Antonio Bonfatti, quien volvía a encontrarse cara a cara con un referente del Estado nacional luego de que el mes pasado recrudecieran las críticas por la crisis de seguridad que atraviesa Santa Fe. Durante su discurso, el mandatario planteó el combate contra la exclusión social, la pobreza y la violencia, y llamó a coordinar fuerzas a pesar de las diferencias. “No son enemigos de un gobierno, una persona o un grupo, son enemigos público que amenazan la paz y el futuro de nuestros hijos”, enfatizó. Sin embargo, al ser consultado por los abucheos y silbidos que recibió Boudou durante el acto, el dirigente socialista disparó: “La Cámpora ocupó unas gradas y eso puede haber motivado el disgusto de la gente”.
Pero la jornada de ayer tuvo otro episodio de “malestar” que terminó con un escrache a otro hombre fuerte del Gobierno. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, tuvo que “refugiarse” en la cabina de comando del Buquebus en el que regresaba de Uruguay. ¿Qué fue lo que pasó? Uno de sus pasajeros descubrió de Kicillof en el barco y comenzó a insultarlo. Según relataron otros pasajeros, al grito de “chorro, ladrón, bajate”, contagió a buena parte de los presentes, que se sumaron con más gritos. Así, y ante el creciente malestar, la mujer de Kicillof -quien rompió en llanto junto a sus dos hijos- les pidió por favor que se calmaran. Nadie pareció escucharla, por lo que tuvo que intervenir un oficial de la tripulación que logró calmar la situación.
Fuente: La razon