La diputada nacional Elisa Carrió no perdona a casi nadie. O salva a muy pocos. Define, califica -descalifica- y se impone, en cada oración, una misión. Lejos está esa estética gris y de cruz en el pecho de principios de este siglo. Su concepción religiosa tal vez no cambió mucho, pero la superficie muestra otra cosa. Es espartana, pero se permite edulcorar el semblante cuando habla de sus amistades, de sus hijos (a los que no nombra), y de las “chicas” que la acompañan un poco en la vida y otro en la militancia. Se percibe que puede haber en ella más penitencia que caridad. “En mi cama ya no entran maridos”, ratifica en la despedida de un reportaje de más de una hora.
“Estoy vacía”, confiesa y se va. Antes, a eso de las 10 de la mañana del jueves 14 de febrero, Carrió no se permitió extraviarse en definiciones banales. La mediocridad es, parece, su pecado mortal. La referente opositora recibió a LA NACION en su departamento de la avenida Santa Fe y habló de la coyuntura política, dominada por el polémico pacto con Irán y las críticas al canciller Héctor Timerman . Además de calificarlo de “traidor” se permite una comparación de esas que generan odio, con la evocación de Adolf Hitler.
Pero también habló del escenario opositor, de la presidenta Cristina Kirchner, de un eventual adversario ( Roberto Lavagna ) y de improbables socios políticos. Aníbal Fernández es el único que llega a rivalizar en el tono de las críticas a la jefa de Estado. En el universo de Carrió cabe poca gente y ya anticipa que será precandidata y que competirá con quienes ella crea más ortodoxos en la defensa de la Constitución Nacional.
-Muchos están planteando, incluso Lavagna, que puede producirse un Rodrigazo.
Que lo digan ellos. Así a mí nadie me dice apocalíptica. Qué raro que a Roberto Lavagna no le dicen apocalíptico. Es raro. Parece que sólo para mí está ese adjetivo. Qué apocalíptico que está Lavagna últimamente…
Las definiciones sobre el acuerdo con Irán y la interpretación histórica que plantea Carrió sorprenden: “Quiero que todos recuerden que nuestro país jugó muy mal, cuando la Argentina no debía haber jugado, porque tendría que haber mantenido la neutralidad. Fue el caso de Perón, cuando juega con el Eje y juega con Hitler”.
– ¿Están haciendo lo mismo ahora?
– Claro. Se están metiendo en el lugar equivocado en el conflicto estratégico mundial. Irán está sosteniendo el régimen de Siria que es uno de los mayores genocidios que se encuentra en la historia. Todos tenemos que entender que el mundo no nos es ajeno.
– Parece que ambos, lo de la Segunda Guerra Mundial y ahora con Irán son equivocaciones peronistas…
– Sí, sí. Es una equivocación histórica, producto de una concepción autoritaria del mundo.
– ¿Por qué?
– Porque las concepciones autoritarias le encantan al peronismo. Les encantó (el ex presidente paraguayo Alfredo) Stroessner. Le encantó a Perón Hitler y a ella (por Cristina) también Chávez. No hay un bastión republicano en el corazón peronista que diga vamos a pelear por un humanismo republicano. Y yo no soy gorila, al contrario. De hecho, mi segundo marido fue un peronista. Igual, ahí está una de las virtudes y de las mayores tragedias de la Argentina en términos culturales, que es el peronismo. No los peronistas. El peronismo.
En la entrevista, Carrió apunta contra el ex ministro y ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández por su actuación frente al avance del narcotráfico en la Argentina. Intuye que hay “una protección” mediática, improbable, sobre una de las caras más visibles del kirchnerismo ultra. Habla de “cultura mafiosa” y plantea el riesgo de avanzar a una deriva similar a Colombia.
Fuente: La Nacion