Pactaron cómo resolver conflictos gremiales, pero no un armado electoral
A Mauricio Macri y a Hugo Moyano los une hoy algo más que su enfrentamiento con la Casa Rosada: sellaron un acuerdo estratégico por la recolección de residuos, y el gobierno de la ciudad se involucró inesperadamente a fin de febrero en un conflicto gremial de los camioneros con la cadena de supermercados Maxiconsumo, un gesto que el líder de la CGT opositora devolvió con elogios públicos al mandatario porteño.
Entre las últimas señales amistosas, se echaron a correr versiones sobre un almuerzo secreto entre Macri y Moyano, mano a mano, hace un par de semanas. Desde ambas orillas no lo afirman ni lo niegan, aunque coinciden: no habrá un acuerdo electoral a corto plazo. Afirman que la mira está puesta en 2015.
Rumbo a las legislativas de octubre hay una puja entre ambos para que Roberto Lavagna encabece la lista de Pro o del flamante espacio político que lanzará el moyanismo. Existe una salida intermedia: que el ex ministro de Economía se presente por el partido Fe, del ruralista Gerónimo Venegas, un jerárquico de la CGT opositora que es impulsado por el ex presidente Eduardo Duhalde y otros miembros del PJ disidente.
“Nosotros [por los camioneros] hemos tenido muchas respuestas del gobierno de la ciudad. Siempre que realizamos algún reclamo nos han dado respuesta, al igual que otros gobiernos”, endulzó Moyano a la gestión macrista por haberse involucrado en el conflicto de Maxiconsumo.
Cuando la disputa por el encuadramiento gremial de unos 380 empleados alcanzó cimas de tensión, con protestas callejeras y cruces de acusaciones con el gobierno nacional, el jefe camionero recurrió a una ayuda de Macri.
Todo empezó con una llamada de Claudio “Chiqui” Tapia, yerno de Moyano, al subsecretario de Trabajo porteño, Ezequiel Sabor. Ambos mantienen un buen vínculo por haber negociado los acuerdos por la recolección de residuos. Así fue como Sabor intimó al sindicato y a Maxiconsumo a cerrar un trato, una intervención que calmó momentáneamente la protesta gremial, pero que aún no logró resolver la pelea de fondo.
Antes de actuar, Sabor consultó a sus superiores. Primero llamó al ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, quien le dio el visto bueno para actuar sólo si Macri coincidía. Sin conocer mucho del conflicto, el jefe de gobierno porteño avaló la intervención de su funcionario con una sola condición: que no le genere “problemas con «el Gitano»”. Se refería a Armando Cavalieri, el referente del gremio mercantil con el que Moyano se disputa desde hace años a los trabajadores de los supermercados.
El acercamiento entre Macri y Moyano abrió grietas en Pro. Los asesores más cercanos al jefe de gobierno ponen reparos a un eventual acuerdo con el camionero y se esfuerzan por evitar las fotos que puedan escenificar una alianza. El secretario de gobierno porteño, Marcos Peña, y el ecuatoriano Jaime Durán Barba son los más insistentes en advertir que un apretón de manos con Moyano podría perjudicar el vínculo con el electorado de clase media. En la vereda de enfrente, los macristas que promueven “una relación buena onda”, como lo definió un funcionario porteño a LA NACION, están Cabrera, Sabor, Guillermo Montenegro, Cristian Ritondo y Jorge Triaca.
En tren de mantener aceitados los vínculos, en el moyanismo valoran el diálogo con Pro, pero descartan un acuerdo electoral. “Hugo no va a ir con Macri”, aseguró a LA NACION Abel Frutos, número tres de la CGT opositora. Facundo Moyano también cierra la puerta a un posible trato.
Con la alianza electoral detenida, el pacto Macri -Moyano avanza por otros rieles. El acuerdo más jugoso, sin duda, fue el de la basura: prorrogado el llamado a licitación hasta fines de este año, el jefe de gobierno porteño garantizó que los 7000 camioneros que se desempeñan actualmente en la prestación del servicio conservarán su fuente laboral, por más que se adjudique a una empresa diferente de la que pertenecen. Así, Macri evitará posibles conflictos sindicales durante este año y 2014, cuando supone que su proyecto como candidato a presidente ya haya madurado.
Fuente: La Nacion