RIO DE JANEIRO.- Poco antes de que termine el sábado, la presidenta, Cristina Kirchner, llegó a Río de Janeiro para ver a Jorge Bergoglio en su primer viaje internacional desde que fue elegido papa. Viajó desde Buenos Aires con una pequeña comitiva, que incluye al primer candidato del oficialismo en la provincia para las elecciones legislativas, Martín Insaurralde, quien comentó a LA NACION que la mandataria lo eligió para venir “por razones personales”.
Los autos que llegaron a las 22.55 en fila y con una fuerte custodia policial hasta la entrada trasera del hotel Copacaba Palace, en la avenida Nossa Senhora de Copacabana, despertaron intriga entre todos los jóvenes peregrinos que vinieron a la ciudad carioca a participar de la Jornada Mundial de la Juventud , encabezada por el Papa y que termina hoy.
Al llegar, la mandataria argentina -una de las primeras en confirmar la asistencia a la Misa de Envío de esta tarde, invitada por su par brasileña, Dilma Rousseff- bajó por un momento la ventanilla del lujoso auto en el que venía y saludó a los curiosos desde la ventanilla del acompañante. También al ingresar al hotel, con una privilegiada ubicación frente a la playa, paró a repartir besos y saludos a quienes estaban del otro lado de la valla.
A su lado estaba el intendente de Lomas de Zamora, candidato a diputado por el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires para las elecciones primarias que tendrán lugar dentro de dos semanas, uno de los pocos que acompaña a la Presidenta en este viaje y quien se manifestó “contento” por encontrarse en la ciudad donde está el primer papa argentino.
“[Cristina me eligió] por una historia personal”, se limitó a decir el intendente a LA NACION cuando entraba al hotel. Ante la consulta sobre si es muy cercano a la religión, simplemente contestó: “Siempre”.
La jefa del Estado llegó también junto al canciller, Héctor Timerman, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. En esta ciudad, en tanto, ya estaban el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el embajador argentino en Brasil, Luis María Kreckler.
El papa Francisco cerrará la Jornada Mundial de la Juventud esta mañana frente a unos 3 millones de peregrinos de todo el mundo en la playa de Copacabana. Allí estará junto a Rousseff y Cristina Kirchner, el presidente boliviano, Evo Morales. Si bien se espera que el pontífice los salude a los tres por una cuestión protocolar, no había hasta ayer ninguna reunión prevista entre el jefe de la Iglesia católica y la mandataria argentina, a quien recibió en el Vaticano el 18 de marzo pasado .
SORPRESA E INDIGNACIÓN
En el hotel, la entrada de Cristina rodeada por su comitiva, el fotógrafo y el camarógrafo oficiales y personal de seguridad no pasó desapercibido. Los comensales de los dos restaurantes por los que pasó no pudieron evitar levantar su mirada.
“Es extraño, porque los jóvenes argentinos están durmiendo en la playa [por la vigilia de la JMJ] y ella está acá”, dijo con cierto sarcasmo un huésped brasileño que comía junto a la pileta del hotel.
Dentro del hotel, junto al pasillo por el cual pasó la Presidenta, dos españoles tampoco querían hablar mucho sobre la mandataria. “No tenemos buenas referencias de ella, por su política comercial hacia España”, opinó, respecto de la estatización de YPF y la posterior disputa con Repsol. El joven agregó que no le hablaría al respecto a la mandataria. “Esas cosas importantes la tiene que hablar gente importante”, expresó.
Mientras tanto, en la puerta del imponente establecimiento, la gente se dispersó rápidamente cuando la mandataria ingresó al hotel. Un grupo de jóvenes tucumanas que no la había visto preguntaron por qué se había armado tanto revuelo y, al enterarse, estallaron de indignación.
“Estábamos bien con el Papa hasta que llegó ella para amargarnos”, se quejaron ante este medio las cuatro jóvenes, de entre 20 y 28 años, que pasaban por ahí cuando iban a comer antes de comenzar la vigilia.
Uno de los motivos de su enojo era el cepo cambiario ya que, según comentaron, ninguna consiguió la autorización de la AFIP para comprar reales. “Si no tenés trabajo fijo, no te dejan comprar”, protestó Miriam Méndez, que estudia Psicología.
“Toda la vida le hizo la vida imposible [a Bergoglio] y ahora viene a verlo”, cuestionó Méndez. “Sabe que la gente está copada con el Papa y por eso vino a hacer campaña”, completó Laura Zamora, envuelta en una bandera de argentina.
“Las leyes que promueve este gobierno van en contra de la vida y de los valores de la Iglesia. No es coherente que venga”, insistió Méndez, y mencionó “el aborto, el matrimonio homosexual y los subsidios que generan pobreza” como ejemplos. “Todo lo que hizo el Papa trabajando en las villas, ella lo arruinó con los subsidios”, agregó, mientras gritaba “¡Cristina convertite!”. “El Dios de ella es el dinero”, disparó.
Fuente: La Nacion