El oficialismo todavía no presentó en el Congreso el proyecto de ley de presupuesto 2014 y ya se prepara para convertirlo en ley en tiempo récord, antes de las elecciones del mes próximo. Semejante apuro obedece a un temor que nadie en el kirchnerismo admite en público: que después de octubre la frágil mayoría legislativa que hoy ejerce en ambas cámaras se diluya por una nueva derrota electoral.
“Pretendemos que el presupuesto tenga media sanción de la Cámara de Diputados antes de fin de mes”, anticipó a LA NACION una alta fuente kirchnerista, confirmando el apuro del Gobierno.
El proyecto de ley se conocerá mañana al mediodía, cuando el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, lo presente formalmente en la Cámara de Diputados. Pocas horas después se reunirá la Comisión de Presupuesto, que preside el oficialista Roberto Feletti, para comenzar el debate con la presencia del funcionario.
Esto no es lo habitual en una discusión presupuestaria. Por lo general, los legisladores cuentan con al menos una semana para revisar el texto antes de recibir a los ministros y funcionarios del Gobierno para formularles las inquietudes correspondientes. Pero en esta oportunidad el apuro oficialista por aprovechar su mayoría no reconocerá formalidades.
Todo indica que en esta vorágine legislativa el kirchnerismo también intentará aprobar una nueva prórroga de las leyes de emergencia y del impuesto al cheque, que vencerán a fin de año.
“Todavía no lo tenemos decidido; tenemos tiempo”, dicen en el oficialismo. Sin embargo, admiten que después de las elecciones de octubre la situación política podría complicarse y que la oposición se opondrá férreamente tanto a una nueva emergencia económica, porque concede facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo en distintas materias, como también a que la recaudación del impuesto al cheque continúe sin ser coparticipada entre todas las provincias, como sucede actualmente.
De esta forma, el oficialismo se apresta a repetir el mismo esquema de 2009, cuando perdió las elecciones legislativas en junio de ese año: en los seis meses siguientes hasta el recambio legislativo -en el que iba a quedar en minoría- impuso su dominio legislativo para apurar varias leyes conflictivas, entre ellas la expropiación de la empresa Aerolíneas Argentinas, el presupuesto 2010 y la ley de medios.
La derrota oficialista en las primarias, el mes pasado, prenuncia una situación similar. En rigor, el oficialismo ya perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. La bancada que conduce Juliana Di Tullio cuenta ahora con 127 legisladores leales (dos menos que el quórum) entre kirchneristas y aliados, luego de que algunos miembros decidieron pegar el portazo.
Uno de los destinos elegidos es el bloque del Frente Renovador, que responde al candidato a diputado nacional e intendente de Tigre, Sergio Massa. Justamente, esta nueva bancada, con 11 miembros, se presentará formalmente hoy en sociedad bajo la conducción del bonaerense Roberto Mouilleron, que responde a Felipe Solá, secundado por el santafecino Oscar “Cachi” Martínez, hasta hace poco diputado kirchnerista y reclutado ahora por Massa. Ambos comandarán el bloque hasta el 10 de diciembre.
Con estas fugas, el bloque del Frente para la Victoria quedará, hasta el recambio legislativo, con 109 diputados propios. A esa cifra hay que sumar otros 18 aliados: siete del Frente Cívico de Santiago del Estero; cinco de Nuevo Encuentro; dos del Movimiento Popular Neuquino (el tercer miembro, José Brillo, también decidió marcar distancia del Gobierno); dos del PJ La Pampa, y los salteños María Fiore y Walter Wayar.
Pese a esta situación de fragilidad, el oficialismo confía en poder aprobar antes de las elecciones el paquete de leyes económicas que reclama el Gobierno. Para ello, Di Tullio y Julián Domínguez, presidente de la Cámara baja, deberán abocarse a una tarea paciente de contención de los legisladores y apurar los tiempos.
Fuente: Ámbito Financiero