Apoya la estatización de YPF y de las AFJP, pero rechaza sus “motivaciones”. Critica al PRO aunque ve “coincidencias”.
Por la ventana de la recepción de la oficina se ve la calle Costa Rica, que, a pesar de estar en el centro de Palermo, parece un barrio alejado.
Circulan pocos autos; no se escuchan sirenas; las hojas de los árboles, amarillas y verdes, están bañadas por los rayos del sol primaveral. En la recepción de la oficina, en cambio, hay menos quietud. Suenan varios teléfonos al mismo tiempo. Un fotógrafo cierra el trípode de su cámara.
Caminan secretarias con fotocopias en las manos. Y, en un rincón, alejado por un instante del entorno, Martín Lousteau se inclina y le da un beso en la mejilla a su hijo, un bebe rubio que está en brazos de su madre. Luego invita a pasar a otra sala, en la que será la entrevista con Tiempo Argentino.
Lousteau, que fue ministro de Economía durante los meses iniciales del primer mandato de Cristina, en los que la Resolución 125 disparó el conflicto con las patronales rurales, fue también primer precandidato a diputado nacional por la lista Suma+ del frente UNEN, liderada por Rodolfo Terragno en senadores. Compitió en las PASO y cons iguió un resultado que sorprendió al grueso de los analistas políticos.
Sacó el 13%, lo que dentro de la interna implicó lograr 35 puntos. Quedó segundo en la lista definitiva de diputados del frente, detrás de Elisa Carrió. “La clave fue haber utilizado las Primarias abiertas”, dice al reflexionar sobre el resultado de UNEN, que con la suma de todas sus listas conquistó el primer lugar en esos comicios porteños. “Es un método menospreciado por varios sectores políticos. Me parece que tuvimos candidatos atractivos y la gente pudo elegir. La sociedad se sintió participe de la construcción”.
–Las encuestas muestran que “Pino” Solanas está muy lejos de contener el 35% de los votos que habían sacado todas las listas de UNEN sumadas en la categoría de senadores. ¿Podrá remontar esa cuesta? ¿O son los límites de juntar dirigentes con tantas diferencias ideológicas? –Hay un límite institucional. La lista de diputados se mezcla proporcionalmente entre los que ganan y los que pierden, la de senadores no. Es más difícil contener el voto. Es posible que haya cierta distancia de visión entre “Pino” y Prat Gay. Pero creo que el método (NdR: las PASO) nos permitió dirimirlas y nos permitirá seguir haciéndolo.
Aprenderemos con el resultado de esta elección (de octubre). De todos modos, me parece que las encuestas tienen el defecto de preguntar por separado? –El corte de boleta en el cuarto oscuro suele ser menor? –Exacto. Me parece que a “Pino” le va a ir bien y que su resultado y el nuestro no va a estar tan distante.
–Durante el debate que protagonizó esta semana con Juan Cabandié y Sergio Bergman, Carrió dijo que no había grandes diferencias con el PRO, excepto en “denunciar la corrupción”.
¿Tienen tantas coincidencias con el macrismo? –El PRO es un espacio homogéneo de centroderecha, pero cuenta con matices y sectores con los que puede haber más coincidencias. El punto es que el kirchnerismo cometió muchos errores los últimos tiempos. Desperdició oportunidades.
Ahora hay inflación, bajo crecimiento, cepo cambiario. En ese marco, lo primero que hay que hacer es bajar la inflación. En eso creo que estaríamos de acuerdo con el PRO.
–El planteo de Carrió parecía más ideológico? –No creo que lo haya dicho desde esa visión. Yo me considero socialdemócrata.
Creo que el Estado debe intervenir para transformar el statu quo. Esa es una gran diferencia con el PRO. El Estado no puede estar cooptado por un partido ni por grupos empresariales ni por intereses foráneos. El macrismo sostiene que no hay ideologías.
En eso tampoco coincido. La forma de resolver los problemas necesita de una interpretación de la sociedad.
Además, no creemos que los partidos deban construirse alrededor de personas, y el PRO es un proyecto personal de Mauricio Macri.
–¿UNEN es distinto? –Elegimos otro método para construir, una herramienta que me gustaría que se extienda a otras provincias y partidos.
Creo que al peronismo también le haría bien.
–¿Se siente parte de un proyecto nacional o porteño? –Me siento parte de un espacio nacional.
Estuve viajando a Misiones, Salta, Córdoba. En todos lados me preguntaban por la construcción de UNEN, además de hablar de economía.
–¿Quiénes formarían ese frente nacional? –Creo que Eduardo Costa (el candidato del frente panradical de Santa Cruz que ganó las Primarias) piensa como nosotros. (El ex vicepresidente Julio) Cobos también se siente parte. El Frente Progresista santafesino, también.
Me parece que este espacio ampliado debe definir sus candidatos en 2015 con la misma metodología: primarias abiertas.
–La experiencia de la Alianza fue un gran fracaso político y, más cerca, la del Acuerdo Cívico y Social también.
¿Por qué esta vez será distinto? –Los economistas usamos mucho estadísticas.
Por estas dos experiencias fallidas es muy difícil plantear una regla. Hay países donde este tipo de construcciones funcionan. La Concertación chilena o el Frente Amplio uruguayo, por ejemplo. La diferencia que tenemos con el Acuerdo Cívico es el método. Quien se vaya de una fuerza que se construye con gran participación de la sociedad va a tener un costo muy alto.
–¿Qué compartía del gobierno kirchnerista cuando aceptó ser ministro de Economía, al inicio del primer período de Cristina? –Para mí, a (Néstor) Kirchner le había tocado gobernar un hospital de guerra.
Una parte de la sociedad le reclamaba por las formas, pero me parece que era un reclamo injusto. En medio de la crisis, lo central era reinstalar la autoridad del Estado y de la política, enfrentar ciertos intereses. En el segundo período kirchnerista, al que yo me incorporé, había que pasar a un hospital de mediana complejidad. Institucionalizar.
Creo que el gobierno no siguió ese camino.
–¿Está de acuerdo con la estatización de las AFJP? –Por supuesto. Mi primer libro se dedica a cuestionar el sistema previsional privado. Había que recuperar el sistema de reparto, pero no para cubrir el hueco del gasto ineficiente.
Como en muchos otros temas, el fondo está bien pero la motivación fue equivocada.
–¿Y la estatización de YPF? –También estoy de acuerdo. Hay que tener una compañía estatal. Tuvimos una empresa modelo, una de las primeras en América. Le hicimos daño. La privatizamos parcialmente, luego la extranjerizamos para después volver a meterle capital privado argentino y, tras ello, la volvimos a estatizar. Probamos todos los métodos de administración posibles. Algo tenemos que aprender de todo eso.
Las AFJP e YPF son medidas centrales del actual gobierno.
–El kirchnerismo pone el dedo sobre cuestiones importantes. El tema previsional es clave y el manejo de los hidrocarburos también. Pero las motivaciones fueron erradas. Lo mismo pasó con la Ley de Medios. Tiene muchas cosas buenas, le faltan muchas otras, pero se hizo en medio de la pelea con Clarín.
Yo no quiero ser rehén de esa pelea.
–¿Cómo evalúa la gestión de la Ciudad? –Tiene luces y sombras. Algunas cosas se hicieron bien en materia de transporte. En una ciudad como esta tiene que haber una Policía Metropolitana.
En educación hay mucho para cuestionar, pero la gestión no fue de desguace, como algunos sostienen. Y en salud creo que es muy mala, lo mismo que en espacio público. De todos modos, el presupuesto 2014 tiene $ 20 mil millones más que el promedio de lo que tuvieron (Aníbal) Ibarra y (Jorge) Telerman. Es una muestra de nuestro bajo nivel de exigencia, conformarnos con el Metrobus cuando hay $ 20 mil millones más.
Fuente: Página 12