Desde bebés los pequeños perciben las cosquillas que provocan estruendosas risas y momentos de gran disfrute. Las cosquillas son un juego tradicional entre las mamás o los papás y sus hijos que además cuenta con numerosos beneficios para el desarrollo infantil.
Las cosquillas son, además de una forma única para divertirse a cualquier edad, una terapia anti estrés tanto para los niños como para sus padres. Tras un duro día de trabajo, los pediatras consideran que jugar a las cosquillas ayuda a eliminar la sensación de cansancio. Sin embargo, no sólo tiene beneficios para los padres que se relajan con esta actividad intensa y divertida, sino que cuenta con muchos aspectos positivos para el niño o bebé que las recibe.
Estimula los sentidos del niño
Colabora en su desarrollo cognitivo
Mejora la capacidad de socialización de los pequeños
Refuerza el vínculo familiar
Muestra nuevas formas de expresión
Estimula las terminaciones nerviosas
Transmiten alegría
Tonifica los músculos
Fortalece el sistema inmune
Genera confianza y bienestar
Cosquillas para cada edad
A los bebés se les pueden hacer cosquillas suaves en las mejillas, el mentón, alrededor de la boca y en la planta de los pies. Esto provoca una sensación de risa en los pequeños que reaccionan ante los estímulos de sus padres. Además, las cosquillitas en los pies las utilizan algunas mamás para que sus bebés no se duerman mientras amamantan, son delicadas de modo que no se provoca ningún sobresalto abrupto.
A partir de los dos años, los pies, la espalda, las axilas y el estómago pasan a ser las zonas más sensibles para las cosquillas y empiezan los juegos más enérgicos en el que el factor sorpresa se mantiene mientras las carcajadas inundan la habitación.
La importancia del respeto
Es muy importante tener en cuenta que las cosquillas son un acto íntimo que deben practicarse de forma voluntaria. Los niños no deben tener sueño o hambre, sino que ha de ser un juego que apetezca para poder disfrutarlo plenamente ya que durante las cosquillas el cerebro libera endorfinas que ayudan a sentirse mejor, de hecho son conocidas como las hormonas de la felicidad.
Con las cosquillas los niños cobran conciencia de su propio cuerpo y del respeto por el mismo. Hay que tener en cuenta que en el juego de las cosquillas es una práctica de contacto directo por lo que es importante hacerlo en el lugar adecuado como el sofá de casa o la habitación del niño, en lugar de en un parque o en una reunión familiar.
Nunca deben ser forzadas y hay que entender que hay niños que rechazan las cosquillas y deben ser respetados y siempre deben practicarlas personas de mucha confianza. Ya que si se hacen cuando no apetecen o por una persona inapropiada se convierten en un estímulo profundamente negativo.
Fuente: Mujer Hoy