Gracias a los smartphones, a Internet y a las computadoras, ya no es necesario ir a una oficina para trabajar. El teletrabajo es una modalidad que permite estar conectado desde la casa, un café o aún estando de viaje.
La alternativa simplifica enormemente la vida de las mamás que trabajan – que habitualmente tienen que multiplicar su tiempo y sus funciones- o a los profesionales independientes. La modalidad incluso se extendió a empresas que ofrecen esta opción a sus empleados como un beneficio adicional. Pero, ¿todo el mundo puede “trabajar en pantuflas”? ¿O hay que tener alguna características de personalidad para que esto funcione? Y en ese caso, ¿todas son ventajas?
Reuniones virtuales a través de Skype, correos respondidos desde la cola del supermercado, disponibilidad de horarios para el gimnasio o el médico, costo cero de traslados, ahorro de tiempo en distancias, conexión de zonas geográficas lejanas, solución de problemas por chat. Visto así, el teletrabajo se parece bastante al paraíso laboral.
Sin embargo, trabajar desde casa o en un café no es tan sencillo, menos cuando el teleworker cumple tareas dentro de una organización. Para Viviana Laura Díaz, autora de La oficina en casa, mitos y realidades del teletrabajo, de editorial Kapelusz Norma, los múltiples beneficios del teletrabajo entrañan también algunos riesgos o desventajas, que si no se contemplan y prevén con anticipación pueden generar el fracaso de esta modalidad. Por ejemplo, el aislamiento. “Si la persona que hace teletrabajo no asiste por lo menos una vez por semana en forma presencial a su empresa, puede sentirse fuera del sistema, ajena al radio pasillo tan necesario para conocer qué pasa realmente en la organización y desplazada de los encuentros cara a cara que no son reemplazables por ningún sistema virtual”, señala.
Blas Briceño, presidente de Finnegans, desarrolladora de soluciones informáticas de negocios, promovió que sus empleados teletrabajen e implementó esa modalidad desde hace dos años. Hoy tiene un 10% de ellos conectados desde sus casas. “Lo mejor de la experiencia es dejar que los empleados elijan un modelo que les resulta positivo, pero la dificultad es la integración”, dice. “Nos ha sucedido tener gente en el sistema de teletrabajo, que no funcionó por no estar bien adaptada a un trabajo offsite”.
El empresario, no obstante, encontró un mix que resuelve este aspecto. “Al momento de decidir a quién ofrecerles esta posibilidad nos basamos en detectar aquellas actividades más independientes del contexto de grupo. Luego miramos la situación del empleado, porque algunos manifestaban interés o necesidad. Pero mantenemos como mínimo un día de trabajo en la oficina central y además organizamos reuniones periódicas para consolidar el vínculo que, de otro modo, podría deteriorarse”, cuenta.
Otro de los problemas que pueden surgir es la falta de horarios. “Puede haber dificultades en el sentido de la adicción al trabajo”, dice Diaz, “si no se prevé cómo organizar los tiempos para teletrabajar, se cae en abusos que recrean largas jornadas sin descanso, ni acceso a recreos o tiempo libre”.
Cuestión de carácter
Sin dudas, no todos pueden “trabajar en pantuflas”. Díaz asegura que “debe tratarse de una persona que pueda autogestionarse, es decir, administrar su propio tiempo y disponibilidad para la tarea”. Además, se requiere voluntad y decisión para solucionar por sí mismo ciertos conflictos que se van a desarrollar en un entorno donde el jefe no está presente. Por eso es importante el perfil “autónomo” de quien está trabajando a distancia.
La rutina aquí aparece como importante. Ponerse horarios de trabajo, respetar el almuerzo y continuar sin hacer una siesta de dos horas porque para que la actividad rinda económicamente se necesita constancia.
En su libro, Diaz ofrece algunas recomendaciones para quien toda su vida trabajó en una oficina y quiere comenzar a realizar su tarea desde su hogar. “En primer lugar realizar una auto evaluación, para saber si uno puede autogestionarse y ademas ver si en su domicilio hay conectividad suficiente. Luego analizar si su puesto es teletrabajable, y su entorno familiar / habitacional, también. Necesariamente, las personas con las que convive el teletrabajador deberán saber y respetar que éste teletrabaja, asumiendo que no podrán contar con él durante la jornada laboral para actividades extra laborales, salvo en los espacios que sean pautados de común acuerdo”.
Fuente: Perfil