Sube el colegio, la obra social, las expensas, los servicios, la comida, la ropa, Todo sube. Algunos aumentos son del 20%, otros del 30 o hasta del 100%. La inflación también varía de acuerdo a quien la mida, pero nadie cuestiona que inflación hay, y mucha.
Pero esos aumentos no se replican automáticamente en la cuota alimentaria pactada entre las parejas que se separaron. Es un lío que lleva a interminables peleas, que muchas veces terminan en largos juicios y los principales perjudicados son los hijos. En este contexto, los inscriptos en el Registro porteño de Deudores Alimentarios el año pasado se multiplicaron por tres.
Claro que no siempre los que adeudan tienen problemas económicos. En el Registro figuran varios famosos bastante adinerados. Y esta semana salió a la luz la pelea entre Andrés Calamaro y Julieta Cardinali, justamente por la cuota alimentaria para la hija de 7 años que tienen en común.
Según la dirección de Estadísticas y Censos del Ministerio de Hacienda porteño, la inflación suma el 40% en un año. Y no a todos le subieron el sueldo así, lo que repercute en la calidad de vida, y genera que crezca la lista de Deudores.
En lo que va del año se sumaron sólo en Capital 290 personas al Registro. En 2013 hubo 470 nuevos deudores, cuando en 2012 habían sido 166, que era la cifra promedio anual de nuevos deudores desde que se abrió el registro, en 1999. Allí se inscribe n a quienes adeuden tres o más cuotas alimentarias pactadas. Sobre 1.225 inscriptos activos, 62 son mujeres.
“Hoy sigue rigiendo la prohibición de actualizar deudas monetarias, y están incluidos los alimentos”, explica a Clarín Viviana Koffman, abogada del Club de las Divorciadas. El tema es así: La ley de Convertibilidad 23.928 (es de 1991) dice en el artículo 7 que está prohibido indexar o actualizar las deudas monetarias por cualquier motivo. Por eso, la diputada Margarita Stolbizer (GEN/FA UNEN), presentó un proyecto promoviendo la modificación de ese artículo y del 10, estableciendo una excepción específica aplicable a las obligaciones alimentarias. “La gran cantidad de litigios vinculados a la fijación y aumento de cuotas alimentarias demuestran la dificultad de llegar a un acuerdo entre las partes para ajustar la cuota. La falta de previsión legislativa incrementa la conflictividad y el litigio. Encima, cuando se alcanza una sentencia ordenando el aumento de la cuota, a los pocos meses ese monto otra vez se ve depreciado por el aumento de los precios, lo que exige un nuevo acuerdo o el inicio de un nuevo proceso judicial”, dice Stolbizer.
¿Cómo se hace hoy? “Si las partes pactan en un acuerdo un índice de actualización o un incremento de cuota, a los meses el juez lo homologa, pero generalmente los padres son muy renuentes a fijar algún índice. Si fija la cuota un juez por sentencia, generalmente si es un trabajador en dependencia fija un porcentaje para que vaya de la mano del aumento del salario, y si no es dependiente, trata de fijar a cargo del padre, además de una cuota, pagos en especie como el colegio o la cobertura médica así afronta en forma directa y personal los aumentos –dice Koffmann–. La realidad es que hoy la inflación hace que la cuota pierda poder adquisitivo apenas se firma. Abundan los juicios de aumento de cuota alimentaria pero requieren de una mediación y un juicio que lleva tiempo. Por eso se pide que cautelarmente hasta la fijación de la cuota definitiva se fije una suba provisoria de la cuota, así el padre tiene que comenzar a abonar el aumento apenas es notificado”.
“Los juicios aumentaron por no poderse tomar una referencia de actualización aceptable, como antes lo fue el INDEC”, dice el abogado especialista en temas de familia, Osvaldo Ortemberg. ¿Los juicios llegan a buen puerto? “En las sentencias lo habitual es lograrlo, no en la medida en que se solicita, pero normalmente se actualizan. Otra cosa es si se cobran estas actualizaciones… Se logra si quien adeuda tiene trabajo en blanco o bienes inmuebles. De otro modo, su cobro es aleatorio”.
Fuente: Clarín