Detrás del “muro de la discordia”, la segunda villa más grande y peligrosa del país

El incidente que vivió el miércoles Víctor Hugo Morales volvió a poner el foco en la Villa 21-24 de Barracas, una de las más grandes, antiguas y peligrosas que hay en la Ciudad de Buenos Aires. El conflicto se dio cuando el periodista se encontraba allí filmando el polémico muro sobre la calle Ascasubi, que divide un edificio del Grupo Clarín del barrio, y una patota lo abordó y hasta le tiró un auto encima (ver aparte).

Ubicada en la Comuna 4, y delimitada por las avenidas Amancio Alcorta, Zabaleta e Iriarte, la Villa 21-24 tiene casi 30 mil habitantes que viven en 60 hectáreas, según el último censo de 2010, aunque los referentes barriales sostienen que ya viven allí al menos 45 mil personas. Es el segundo asentamiento más grande de la Ciudad, después de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, y uno de los barrios que más crecieron, junto al asentamiento 31-31 bis de Retiro y 20 de Lugano. Entre 2001 y 2010, pasó de tener 16 mil habitantes a 30 mil, el 85% más.

En relación con el muro de la calle Ascasubi, hay vecinos que sostienen que los únicos que no quieren que desaparezca son los delincuentes que circulan e invaden el barrio, ya que eso permitiría mayor circulación y, como consecuencia directa, más policía. “Es imposible que Ascasubi continúe como Osvaldo Cruz, que cruza toda la villa. Nuestra idea siempre fue sacarlo y urbanizar la zona, pero se complica. Muchos dicen que no lo quieren derribar porque Clarín nos da la luz, pero no es así. Los delincuentes no quieren que se abra la calle porque esto traería mayor circulación de gente y, por lo tanto, más presencia policial”, dice un vecino que vive a pocos metros del lugar de la polémica. La empresa también niega los dichos acerca de que le brinda energía al barrio.

Principales problemáticas. Como en muchos barrios de zonas periféricas, los habitantes de la villa 21-24 conviven con el déficit habitacional, la falta de urbanización y los rincones violentos. El narcotráfico, las zonas liberadas, la infraestructura colapsada y la falta de referentes políticos que organicen de forma positiva los reclamos de vecinos son los principales problemas del barrio, según fuentes del gobierno porteño. En un informe de la Secretaría de Hábitat porteña, en tanto, la inseguridad y la droga son las máximas preocupaciones de los vecinos, y la bronquitis y los problemas respiratorios, los principales problemas de salud. Muchos de los vecinos viven cerca del Riachuelo, con los peligros que eso representa: en 2013 Acumar detectó que el 25% de los menores de seis años tenía plomo en sangre.

Entre las obras actuales del gobierno porteño, las más importantes refieren a la construcción de cloacas. También se están restaurando plazas y espacios de juegos, y fachadas de las viviendas.

“Es un barrio muy postergado al lado del Riachuelo, donde el Estado está ausente, y si bien la mayoría de los que viven allí son trabajadores, hay gente que invade la zona y provoca daños”, dice Víctor Ramos, dirigente del Movimiento Cultural Patria Grande y candidato a jefe de Gobierno, que en 2009 produjo la película La 21, Barracas, donde actuaron los propios vecinos de la villa, para reflejar la vida del barrio y los hechos de violencia con los que conviven.

Desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), en tanto, buscan reflotar una causa por riesgo eléctrico que presentaron en 2010 contra el gobierno porteño y Edesur, y que tuvo un dictamen favorable en 2012 pero escasos resultados. Allí demostraron que gran parte de los vecinos tenía problemas como falta de tensión, cortes de luz, incendios y paredes electrificadas, que suponen un riesgo para la vida y salud de los habitantes.

Fuente: Perfil

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