Emiratos Árabes pagará 5 millones de dólares a quien sepa robar el agua a las nubes

Con escasos 100 milímetros de lluvia al año (en la Argentina el promedio es 600 milímetros) y una gran tasa de evaporación debido a las altas temperaturas, los Emiratos Árabes Unidos, andan sedientos de un recurso para ellos mucho más importante que el petróleo: agua dulce para abastecer a sus 9,5 millones de habitantes y casi tres millones de turistas.

Si bien el país ya aplica una tecnología que les permitió incrementar hasta un 35% la cantidad de lluvia, la necesidad urgente de más cantidad de agua inspiró al Ministerio de Asuntos de la Presidencia a lanzar un premio de 5 millones de dólares para proyectos de investigación que logren “exprimir” las nubes y aumentar los raquíticos acuíferos.

“Si fuera sencillo incrementar la cantidad de lluvia, habríamos encontrado soluciones hace muchos años sin hacer un programa para atraer a los científicos. Por eso ahora vamos a estudiar las propuestas que nos llegan de todo el mundo para decidir sobre cuál avanzamos” dijo la directora del Programa de Investigación para el incremento de la lluvia, Alya Mazroui.

Con sólo un puñado de lluvias cada año, gran parte del agua del país es producida por plantas de desalinización, mientras que las predicciones actuales son que los suministros de agua subterránea de los acuíferos se secarán en apenas 15 años.

Estimular las nubes

Desde 1990 los Emiratos han estado trabajando en estimular las nubes para conseguir más lluvia, pero ahora buscan “exprimirlas” y liderar un área de conocimiento con gran potencial de demanda en un planeta amenazado por el estrés hídrico, en el que el 80 % de la población vive en zonas áridas o semiáridas.

Entre las 78 propuestas recibidas para su primera edición, el Premio de Investigación para la Mejora de la Lluvia fue ganado por tres científicos: Musataka Murakami, investigador de la Universidad de Nagoya (Japón); Linda Zou, del Instituto de Ciencia y Tecnología Masdar en Abu Dabi, y Volker Wulfmeyer, director del Instituto de Ciencias Físicas y Meteorológicas de la Universidad de Hohonheim (Alemania). Pero ahora ya han lanzado la convocatoria a una nueva edición.

El programa que dirige Mazroui cuenta con 60 estaciones meteorológicas estratégicamente distribuidas por todo el país, una red seguimiento atmosférico y seis aviones del tipo King Air C90 dotados con la ultima tecnología y equipos especializados en estimulación de las nubes e investigación atmosférica en el aeropuerto de Al Ain (en el Emirato de Abu Dabi, cercano a la frontera con Omán).

Los procesos para estimular las nubes requieren 72 horas de preparaciones y condiciones meteorológicas apropiadas.

Una vez dadas, los pilotos ascienden una media de 2500 metros sobre la superficie para alcanzar las nubes, en las que inyectan llamaradas que contienen una mezcla de estas sales: cloruro de potasio, cloruro de sodio, y cloruro de calcio.

“Esas sales atraen vapor de agua, incrementado el tamaño de las gotas de agua que caen sobre la tierra”, detalla Al Mazroui, quien insiste en que el experimento no daña el medio ambiente en tanto que solo se usan sales naturales y en ningún momento recurren a sustancias químicas peligrosas.

La operación es seguida, coordinada y documentada en tierra por otro equipo de científicos.

La investigadora sostiene que su mayor índice de éxito ha sido lograr un 35 % más de lluvia de la que hubiera caído de una nube de manera natural, frente al 50 % que se ha conseguido obtener en Australia, otro de los países pioneros en este tipo de investigación.

De los tres investigadores premiados en esta primera edición, el profesor Murakami es experto en clasificación de nubes e identificación de cuáles son las ideales para ser estimuladas. Zou, por su parte, es experta en el uso de nanotecnología para acelerar la condensación del agua en las nubes, mientras que el alemán Wulfmeyer implementará sus estudios sobre cuáles son los suelos o cubiertas terrestres más apropiadas para estimular las nubes sobre ellas.

Fuente: La Nación

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