Llantos, abrazos y testimonios que llaman a la libertad. Un pequeño centro cultural ubicado en pleno bosque de Mar Azul se convirtió en un simbólico punto de partida para un trabajo que lleva años y que pide la legalización de la planta de cannabis para fines medicinales. El encuentro, realizado la Casa de la Cultura Mercedes Sosa de la localidad bonaerense de Villa Gesell, fue declarado de interés municipal y contó con la presencia del intendente, Gustavo Barrera, quien facilitó la organización del seminario.
El médico Marcelo Morante, investigador del área de dolor de la Universidad Nacional de La Plata, expuso sobre educación comunitaria en cannabis medicial. En tanto, Ana García Nicora, médica, madre de un paciente y fundadora de Cannabis Medicinal Argentina (Cameda), hizo un recorrido por la historia de la institución y valoró los avances.
“Cameda tiene seis meses de vida institucional y empezó hace un año y medio por impulso de tres madres cuyas hijas tienen epilepsia refractaria”, contó Nicora.
En ese poco tiempo transcurrido y tras un “recorrido académico científico”, las mujeres consiguieron que el Consejo Deliberante de General Lamadrid emitiera una ordenanza que pide al Congreso Nacional que debata el uso medicinal de cannabis, resolución emulada por el de Morón.
Las impulsoras de Cameda armaron una red latinoamericana, por la que saben que en mayo, Chile dará a conocer su primer medicamento admitido para epilepsia basado en el cannabis.
En el seminario también participaron el abogado Alejandro Corda, de la asociación Intercambios, quien explicó las características de las leyes nacionales e internacionales; Diego Nutter, de la Asociación Marplatense de Cannabicultores, quien explicó los tipos de cultivos medicinales y el intendente de la localidad bonaerense de General Lamadrid, Martín Randazzo, en lo que fue la presentación fronteras afuera de la experiencia que se realiza en su municipio cultivando la planta con fines médicos, con apoyo del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata.
Buscan emular la experiencia suscitada en la comunidad de La Florida, en Chile, donde al impulso de organizaciones de mamás de niños con epilepsia, se logró la aprobación oficial y en mayo, ya tendrán su primer remedio en base a cannabis.
En diálogo con Tiempo, Randazzo afirmó que él y su municipio “quieren ser parte de la historia y transformar la realidad de familias y personas que sufren y padecen el dolor en forma diaria. En ese juego podremos generar un cambio y una transformacion cultural de nuestro pueblo trabajando desde nuestras raices e identidad. Esto nos puede ayudar a desarrollarnos y crecer”.
Lamadrid es un pueblo ubicado al sudestre de la Provincia de Buenos Aires, con unos 13 mil habitantes y una economía agroindustrial. Pero además tiene una construcción ciudadana superior al resto de los pueblos porque ya estudió el tema cannabis y todo el arco político del Concejo Deliberante, desde el FPV hasta Cambiemos está a favor de la propuesta. Trabajan junto al doctor Marcelo Morante, de la UNLP, y la doctora Silvia Kochen, una de las mejores epileptólogas de la Argentina e investigadora del Conicet y una empresa con ánimos de financiar el proyecto, que sería de origen holandés. Incluso, el pueblo recibió la idea con algarabía y participación. Un millar de personas llenó el auditorio en 2015 antes de elevar la propuesta a la Cámara de Diputados de la Nación y fue un tema de campaña para el elegido intendente Randazzo.
“Muchos trataron de desprestigiar y me dijeron ‘intendente marihuanero o pro droga’ pero si uno es capaz de ponerse en los zapatos del otro y nosotros como politicos ser puente de la realidad y los sueños esta causa calza justo, porque si esto le mejora a un chico con epilepsia el apetito y le baja las convulsiones, y a pesar de que no tenga todavía una evidencia teórica fuerte, es necesario y queremos que nos dejen hacer los ensayos clínicos para en un futuro extender los resultados. El Estado no puede estar por fuera de esto”, manifestó Randazzo.
“Si una persona viene y le pega un hachazo a la otra no podemos dejar de fabricar hachas. El problema es como se utiliza la herramienta y no la herramienta en sí misma”, reflexionó.
Por otra parte, el intendente opinó y aclaró que “el uso recreativo es otra instancia y está en otro punto de la discusión y no busco promover el debate en ese orden”.
“Lo que esperamos es que nos den un permiso especial, que podría salir del Ministerio de Salud donde nos vienen escuchando, para comenzar el proyecto”, finalizó.
El debate sobre cannabis medicinal se reavivó en las últimas semanas luego de que la opinión pública se hiciera eco de una información que Tiempo publicó en su edición del 22 de octubre pasado. Es la historia de María Laura Alasi, mamá de una niña de 3 años llamada Josefina, quien padece síndrome de West. Lo cierto es que se trató del primer pedido concedido por el organismo para el ingreso de una medicina hasta ahora prohibida, pero que ya tiene mucha evidencia como agente anticonvulsivo.
La semana pasada se sumaron otros 4 permisos, sin embargo, existe una controversia de órden burocrático que la Anmat aun no resolvió: enmarcar al derivado de la planta como un suplemento dietario o hacerlo como una medicina.
Los testimonios que se escucharon en pleno bosque de Mar Azul son amplios y abarcan distintas patologías. Sin embargo, “más del 72% de las consultas que recibimos en la página web tienen que ver con epilepsia refractaria” contó la titular de la ONG Cannabis Medicinal Argentina (Cameda), la médica y mamá de una joven que convive con la enfermedad, Ana García Nicora. «
“No queremos hacer esto a escondidas”
“No tenemos tiempo, no podemos esperar más”, dijo conmovido Federico, de 35 años, llegado desde Santiago del Estero para aportar su historia, dominada por los síntomas de la epilepsia refractaria y los efectos colaterales de distintos medicamentos que consume desde los 9 años, cuando fue diagnosticado. “Quiero ir a la farmacia y comprar mi medicina en base a cannabis del mismo modo que compro anticonvulsivos o antidepresivos. No quiero sentirme un ilegal. El remedio cannábico me permite recuperar parte de mi vida”, sentenció, y detalló sus cambios físicos y psicológicos a partir de su experiencia con este tipo de medicina.
“No quiero ni puedo esperar a la burocracia. A veces el permiso se frena y nuestros hijos siguen convulsionando. A muchos les genera retrasos madurativos”, aseveró Soraya, mamá de Katrina, tras compartir un video donde se ve a su pequeña hija cuando era bebé, en estado casi vegetativo por la epilepsia, y luego de tres años sin reaccionar al contacto humano, sonriendo e interactuando con su familia tras recibir la medicina cannábica.
“Invito a los políticos a recorrer los hospitales, a que miren a los ojos a nuestros hijos y después se sienten en sus bancas a legislar y tomar las decisiones que necesitamos para tener medicina en base a cannabis. No queremos hacer esto a escondidas. No nos dejen solos”, imploró llorando Laura Alasi, la mujer que consiguió la primera autorización oficial para importar la medicina para su hija.
Fuente: Tiempo Argentino