A partir de hoy, rige un nuevo esquema tarifario para las facturas de gas, con un incremento promedio de 285%. De esta forma, una casa que consume 34 metros cúbicos por mes y que está pagando $ 34 mensuales ($ 68 bimestrales) pasará a pagar $ 131 cada 30 días (o $ 262 cada 60 días, que es lo mismo).
Esta es la estimación que manejan los funcionarios del Gobierno para el 70% de los hogares de Buenos Aires y el conurbano. Sin embargo, cada vez que el Poder Ejecutivo se refiere a “promedios” es porque hay aumentos superiores, como sucedió cuando se definió el esquema tarifario de la luz.
El ministro de Planificación anterior, Julio De Vido, aplicó subas en el gas en 2014, que nunca explicó y generó dolores de cabeza en las empresas que no sabían como lidiar con los clientes enojados. En el Boletín Oficial de hoy se publicarán las nuevas tarifas.
Según el Gobierno, hay 350.000 hogares que accederán a “tarifa social”. De ese número, hay 270.000 usuarios que ya pagan “tarifas exceptuadas”, por lo que solo podrían incorporarse 80.000 beneficiarios a esa modalidad (abonarán menos de $ 100 por bimestre). Los sectores vulnerables se calefaccionan con garrafas: son otros 2,8 millones de hogares.
En 2015, el Estado nacional trajo gas extranjero que pagó US$ 3.328 millones para volcar en las redes locales. Y les pagó US$ 2.880 millones a los productores locales de gas, siempre para mantener las tarifas planchadas en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, mientras que en el interior los valores eran más altos.
Tras la suba de tarifas, el Estado nacional mantendrá subsidios a las importaciones de gas, pero por US$ 478 millones. Es decir que los clientes tendrán que abonar aquello que el Gobierno ya no hará.
Con respecto a la producción local de gas, esta gestión precisó que mantendrá erogaciones por US$ 1.740 millones con ese propósito. En el Ministerio de Energía estiman que tendrán un ahorro de US$ 4.000 millones con estas decisiones del gas.
Fuente: Clarín