“El que venga va a tener que recorrer la Argentina, ya no tenés el aparato del Estado que te arma los actos. Además hay que aprender del uso que hace Cambiemos de las redes sociales”. Jorge Yoma dice que el peronismo precisa una autocrítica profunda para alumbrar el primer liderazgo en mucho tiempo que no va a surgir del dedo de un presidente. Mientras trabaja para cumplir con su gran objetivo de 2016 – presentar su tesis doctoral en la Facultad de Derecho de la UBA- ya piensa en volver en 2017 a competir por una banca en La Rioja. Convencional constituyente en 1994, ex presidente de la Comisión de Acuerdos del Senado, ex diputado y ex embajador de Cristina Kirchner en México, Yoma asegura que el año que viene el gobierno plebiscita su gestión y tiene la obligación de ganar. Advierte que los primeros meses de Cambiemos se parecen a los de la Alianza, pero dice que Mauricio Macri es pragmático y distinto a Fernando de la Rúa. “El presidente se tiene que dar cuenta de que va por mal camino. Pero el poder emboludece a los líderes. Es notable cómo pierden el contacto con la realidad”.
¿A qué otro momento de la historia le hace acordar este presente?
Y al 83, seguramente, salvando las distancias entre Alfonsín y Macri. La mayoría de las provincias gobernada por el peronismo pero con un gobierno central que conduce la Nación y la provincia de Buenos Aires. Hay una etapa de profundo debate que se abre en el peronismo, de autocrítica, que tiene que haberla ahora, como la hubo en su momento con la Renovación. El año que viene cada uno revalidará sus títulos en sus distritos y luego el desafío es ofrecer un modelo de país distinto al que hoy nos ofrece el macrismo y que está en las antípodas del peronismo.
Esta estapa me hace acordar al 83, con la mayoría de las provincias gobernadas por el peronismo pero con un poder central que conduce la Nación y Buenos Aires.
¿Esa autocrítica tiene que ser pública o va a seguir siendo una especie de introspección que hace el peronismo?
En el peronismo, clandestino no hay nada. Solamente fue clandestino durante la proscripción y las dictaduras. Los debates en el peronismo son públicos, durísimos y por momentos incluso nos excedemos. Pero creo que hace falta el debate y la autocrítica. Dejamos un país en problemas. Fui crítico del gobierno de Cristina, pero soy parte del peronismo.
Usted plantea que hoy el camino está en el puente que va de Pichetto a Massa. ¿Por qué?
Los veo como la expresión legítima del peronismo, que representa a la mayoría. Pichetto por la actitud de colaboración sin mimetizarse con el gobierno pero apostando a la gobernabilidad de la Argentina y de las provincias. Massa porque desde su altísima popularidad no cae en la oposición a ultranza sino que acompaña al pueblo en el margen de crédito que le dio el gobierno, pero plantea las diferencias. No son los únicos. De la Sota, Perotti, los gobernadores, el peronismo tiene hombres de enorme valía. La elección no la ganó el macrismo por sus bondades: la soberbia de Cristina nos llevó a perder la elección. Discriminar a una provincia como Córdoba nos llevó a la derrota, fue el error más grave inclusive que las listas de la provincia de Buenos Aires o que la fórmula presidencial.
La soberbia de Cristina nos llevó a la derrota, discriminar a una provincia como Córdoba nos llevó a la derrota. Fue el error más grave, incluso que las listas o la fórmula.
Massa y Pichetto tienen una relación distinta con el pasado reciente. Uno rompió, el otro acompañó hasta el final.
Si, pero Massa no tiene que asumir una actitud vergonzante por haber estado en la Anses o en la Jefatura de Gabinete. Tampoco Pichetto por haber sido el jefe del bloque hasta el final. El peronismo lo tenemos que asumir sin beneficio de inventario. En mayor o menor medida todos participamos del kirchnerismo. En su inmensa mayoría, el peronismo acompañó el liderazgo y el proyecto de Néstor Kirchner, que fue uno de los gobiernos más progresistas desde que volvió la democracia. El jefe del gobierno era Kirchner incluso cuando Cristina era presidente. Su muerte no sólo representó una pérdida y una tragedia para Cristina y su familia sino que el peronismo perdió a quien expresaba el liderazgo y el proyecto de país. Cristina tuvo que hacerse cargo de la conducción del Estado, lo hizo con mucha dignidad pero creo que no tenía las características y las calidades para liderar. Desde entonces, el peronismo apoyó a Cristina porque eso significaba apoyar la institucionalidad en la Argentina.
¿No comparte entonces los cuestionamientos a gobernadores e intendentes por no haberse diferenciado del kirchnerismo?
Creo que no deberíamos haber sido tan disciplinados. Cristina no estaba en condiciones de gobernar la Argentina. Deberíamos haber levantado la voz en el segundo gobierno de Cristina, por lo menos en el Parlamento y en el partido. Algunos lo hicieron, De la Sota, Das Neves, Massa, yo mismo en Diputados. Pero comprendo a los compañeros que tenían responsabilidad de gobierno.
Jorge Asís dice en una de sus últimas notas que al peronismo le falta un Cafiero para esta etapa. ¿Cuál es su opinión?
Lo leí, el turco es de lo más interesante. Pero creo que lo que está faltando es quién sintetice la voluntad del conjunto y esto no se va a dar ahora. Lo que viene en 2017 es la revalidación de títulos en los territorios. El que se juega mucho en 2017 es el gobierno, el peronismo no tiene la obligación de ganar la elección. Los dirigentes tenemos que revalidar nuestros títulos para estar habilitados en el debate nacional sobre el nuevo modelo de país que el peronismo debe plantearle a la Argentina. El que tiene la obligación política y plebiscita su gestión es el gobierno: tiene que ganar. No solo por las mayorías en el parlamento sino para exhibir ante la sociedad el aval a sus políticas, que son controvertidas y antipopulares muchas de ellas.
¿Si Macri pierde las elecciones de 2017, su mandato se complica y se muere su intento de reelegirse?
Hay que ver. El PRO sigue siendo un partido de la ciudad de Buenos Aires. No lo digo peyorativamente sino con datos de la realidad. Cambiemos es el PRO municipal más la franquicia del radicalismo en el resto del país. Los radicales tienen el peso territorial aunque no tienen la necesaria representación en el gobierno del PRO. Hay que ver cómo sigue funcionando ese esquema. Los radicales no acompañan muchas de las medidas del PRO, les preocupa la pobreza, el desempleo. Cambiemos va a tener un debate mucho más profundo que el peronismo porque lo que se va a discutir es la eficacia del modelo de país que está proponiendo Macri.
Cambiemos es el PRO municipal, más la franquicia del radicalismo en el resto del país. El año que viene el peronismo no tiene que ganar, pero el Gobierno sí, porque plebiscita su gestión.
El PRO es un partido municipal pero ganó la provincia de Buenos Aires.
Hay figuras que exceden la estructura territorial del PRO, claramente Vidal, una figura muy convocante. Además, su candidatura se vio favorecida por la interna peronista, por el error de Cristina de hacer semejante interna en la provincia de Buenos Aires. Faltó grandeza. Felipe Solá era por lejos y claramente el mejor candidato pero no lo dejaron participar de la interna. No se pensó en el pueblo, en ofrecer lo mejor para el pueblo, sin exclusiones. El peronismo le debe al pueblo eso.
¿Qué tuvieron en común los liderazgos de Menem y Kirchner?
Son estilos distintos. Menem fue todo carisma y seducción, generaba una empatía impactante con la gente y con los dirigentes. Fue el único presidente que construyó su candidatura solo, pueblo a pueblo. Después de Menem, todos vinieron impuestos, a dedo. Menem lo puso a Duhalde, Duhalde lo puso a Kirchner, Kirchner la puso a Cristina y Cristina lo puso a Scioli. Kirchner no tenía ese poder de seducción de Menem pero valorizaba el diálogo y el rol del dirigente y el militante, podía pasar horas hablando de política con un concejal de Caleta Olivia, Vinchina o Villa Castelli, por esa vocación de liderazgo y de poder. A Kirchner lo puso Duhalde pero él después se legitimó.
Lo mejor del kirchnerismo fue recuperar el rol del Estado. Es un país asimétrico en el que la ciudad de Buenos Aires y las provincias petroleras tienen 30 mil dólares de PBI por habitante y en el Norte Chaco y Formosa tienen 2 mil dólares de PBI por habitantes, La Rioja tiene 4 mil dólares y la media nacional es de 9 mil dólares. El único que equilibra es el Estado. Si en el noroeste argentino, el Estado no actúa para potenciar la economía y equilibrar el desarrollo, no hay posibilidades. Lo que vos tenés por seguro es que el peronismo no deja gente librada a la buena de dios. Podés criticar que hay mucho gasto público, pero el Estado peronista está al lado del que menos tiene.
¿Menem fue una excepción?
No, creo que el error del menemismo fue no devaluar cuando se produce la devaluación de Brasil en el 97 o 98. Deberíamos haber acompañado el proceso de nuestro principal socio comercial y haber abandonado el 1 a 1 ahí porque ahí comenzó a entrar lo importado y comenzó el cierre de empresas.
En un país donde Capital y las provincias petroleras tienen 30 mil dólares de PBI per cápita y Formosa 2 mil, el único que equilibra es el Estado. Podés criticar el gasto público, pero el peronismo no deja la gente tirada.
¿Qué componentes de esas dos experiencias debería tener el nuevo liderazgo en el peronismo?
El que venga va a tener que recorrer la Argentina, ya no tenés el aparato del Estado que te arma los actos. Hablar con cada uno de los actores sociales, económicos, comprometerte con las regiones y las provincias. No es una tarea grata, pero ya no alcanza con la televisión y los diarios, con la foto no te alcanza. Creo que vamos a tener que aprender mucho de lo que hace el macrismo en las redes sociales. En eso, la política va a tener que aprender y actualizarse.
¿El peronismo sigue siendo analógico?
Si, si, nosotros seguimos afiliando, jaja. Yo lo veo en mis hijos, que son jóvenes: no leen los diarios, no ven televisión, no tienen cable y se informan a través de Internet y de las redes sociales. Toda esa novedad el PRO la sabe utilizar y lo está profundizando Creo que el peronismo tiene que adoptar esos métodos porque si no, no llegamos. No llegamos a los ciudadanos.
Comparó el tarifazo de Macri contra la clase media con el impuestazo de De la Rúa, pero sin embargo dice que Macri no es De la Rúa.
Eso sería subestimar a Macri, las características personales son distintas. Macri viene de gobernar exitosamente la ciudad de Buenos Aires. Lo que sí creo es que no estamos con el mejor equipo de los últimos 50 años. Tiene funcionarios de primer nivel como Prat Gay, Frigerio o Julio Martínez pero no acierta el rumbo y vuelve atrás. El problema del gobierno es que se compró su propio discurso de campaña, el de recortar el gasto público, pero gastan arriba y ajustan abajo. Quieren combatir la inflación con recesión, con la paz de los cementerios. El peronismo está en las antípodas porque apuesta al mercado interno y el consumo popular.
¿Puede ser una encerrona?
Claro que si. Pero reconozco que Macri es pragmático y creo que se va a dar cuenta. Porque esto es un suicidio. Tarde o temprano.
En una entrevista para el libro del periodista Diego Sehinkman, hace unos años, usted –que ya era crítico-también decía “Cristina se tiene que dar cuenta”.
¡Es que el tipo que llega a presidente se tiene que dar cuenta! Lo que pasa es que entran en una nube gaseosa cuando se meten en Olivos. El poder emboludece a los líderes. Es notable cómo pierden el contacto con la realidad. Hubo dos presidentes que no tuvieron ese síndrome, Duhalde y Kirchner. Duhalde ni vivía en Olivos. Iban a todos lados y recibían a todo el mundo. Todo este boludeo de Macri con Tinelli en Snapchat demuestra que hay una abstracción de la realidad. Confío en que el presidente se va dar cuenta de que este camino lo lleva a terminar mal, a él políticamente y al país con la pobreza y el desempleo.
Podría decirse que en el 99 Duhalde perdió porque dijo la verdad, que había que devaluar.
Claro, ese fue el problema. Fue el único que dijo la verdad. Duhalde y Moyano fueron los únicos que dijeron que había que salir de la convertibilidad porque el modelo nos estaba ahogando. De la Rúa ganó diciendo que había que seguir así.
En televisión, suele decir que el peronismo tiene que hacerse cargo de las crisis que generan los radicales.
Es que esa fue la historia. El peronismo es hijo de las crisis. Nace en el 46 como producto de la década infame con un tercio de los habitantes fuera del sistema. Cada vez que el pueblo entró en procesos de injusticias y desequilibrios sociales, de angustia, el pueblo lo llama al peronismo. Porque con todos sus errores, incluye a todos.
¿Qué quiere decir que la corrupción se apodere de la agenda política?
Que lo están utilizando. La corrupción es tema de los jueces. El video de López con los bolsos y las monjitas le viene al pelo al gobierno. En el medio te clavaron el tarifazo. Quince días de paro en las universidades nacionales y todos hablando de las monjitas. Hay un sistema de la obra pública que viene desde siempre y es también consecuencia del anacronismo de las leyes. Leí empresarios de la construcción que decían nos llamaban desde el gobierno para que no nos presentemos. Es mentira: del gobierno te llamaban para que se presenten y le decían “ahora va a ganar este, después ganás vos”. Las grandes empresas de la Argentina participaron de ese sistema.
Con el blanqueo, José López podría haber sacado esos bolsos del convento y llevarlos al Banco Central. El video de los bolsos le vino al pelo al Gobierno, en el medio te clavo el tarifazo.
A José López le hubiera convenido entrar al blanqueo del nuevo gobierno.
Tranquilamente podría haber sacado esos bolsos del convento y llevarlos al Banco Central. Es perverso. Hasta que asumió Cambiemos, sacar la plata afuera y llevarla a paraísos fiscales era sinónimo de delito, de oscurantismo y de evasión impositiva. Ahora no, ahora el mensaje es que hay que tenerla afuera para proteger al capital privado. Que yo sepa los paraísos fiscales se hicieron para evadir impuestos. La mitad del gobierno tiene su guita afuera y no piensa traerla porque ya te lo dijeron. Además la ley de blanqueo ni siquiera obliga a traer esa plata de origen dudoso a la Argentina. No obligan a traer el físico, como diría el dramaturgo Leo Fariña.
Pero la corrupción, que fue el gran tema de los años noventa, ahora vuelve con más fuerza que nunca. ¿A qué se debe?
Por un lado, el kirchnerismo disciplinó a los medios a puro billetazo y entonces ahora hay una mayor libertad o se sienten los medios con mayor libertad para publicar. Pero también hay una utilización política del gobierno. Hay una imposición del tema, a mí me pasó en un programa de televisión porque quise opinar de las universidades y del tarifazo y me dijeron “no, de esto no se habla, ahora estamos hablando de Lázaro Báez”.
¿Es el gobierno o son los medios que acompañan al gobierno?
No, no, no. Hay una presión oficial para que se instale en los medios el tema de las monjitas, que existe y no es un invento de los medios. No estamos en presencia de vírgenes noruegas que han venido a gobernar la Argentina. Como dice Giovanni Sartori, la condena mediática es la más injusta porque no tenés apelación. José López es un chorro, fue el secretario de Obras Públicas y el sistema de obras públicas fue perverso. Pero el gobierno está cayendo en los métodos del kirchnerismo. Escuché que ya tienen los votos para echar determinados jueces en el Consejo de la Magistratura. Esa es la kirchnerización del gobierno. Es una amenaza que comienza a esbozarse.
Fuente: LPO