Los expertos dicen que el número de divorcios ha aumentado desde la década de 1970 porque las leyes lo facilitan, y es cada vez más aceptado socialmente.
Después de todas las seperaciones pasadas, no es ninguna sorpresa que en las parejas modernas, al menos uno de los miembros provenga de una familia con padres divorciados, lo que implica ciertos retos para las relaciones.
El riesgo de divorcio es 50% mayor cuando uno de los esposos proviene de un hogar separado y es tres veces más probable cuando ambos provienen de este tipo de familias, dice Nicholas Wolfinger, profesor de estudios familiares y de consumo en la Universidad de Utah y autor de Entender el ciclo del divorcio: los hijos de divorciados en su propio matrimonio.
Además, los hijos de padres divorciados también tienen 50% más de posibilidades de casarse con otro hijo de divorciados, dice.
Los consejeros matrimoniales aseguran que han visto cómo los problemas de esposos afectan la forma en la que un hijo percibe su propia relación amorosa. Zulema Green dice que solía tomar sus relaciones con mucha cautela. Tenía dificultades para confiar en otras personas.
En un esfuerzo por no seguir los pasos de su madre en las cortes de divorcio, leyó docenas de libros sobre relaciones. Antes de casarse, tomaron consejería prematrimonial.
Fuente: Reuters