Según varias religiones y filosofías orientales, como el hinduismo o el budismo, el karma es una energía que envuelve toda la realidad, y que se comporta como una suerte de mecanismo de justifica metafísico.
La idea básica es que el karma se encarga de que las acciones morales que se realizan tengan un retorno del mismo tipo hacia quien las ha hecho. Así, una acción positiva, tiene un retorno positivo, mientras que una acción negativa, tiene un retorno negativo.
Esto no significa que, si robas a alguien, te vayan a robar a ti, sino que recibirás un daño similar. Por ejemplo, puede que hayas robado a alguien poca cantidad de dinero, entonces, el karma se encargará de que enfermes ligeramente. Si le has robado mucho, quizá tu enfermedad sea más grave.
Hay que mencionar que el hecho de que exista esta fuerza cósmica no implica, necesariamente, la existencia de ningún dios. En el caso del hinduismo, por ejemplo, sí es así. Pero, en el caso del budismo, este mecanismo cósmico de compensación es natural.
El símbolo del karma es un nudo sinfín. Es un motivo cultural que se encuentra comúnmente en Asia. El nudo infinito simboliza la interconexión entre las causas y los efectos, un ciclo kármico que continúa eternamente. Este mismo nudo infinito es el que se encuentra en el centro de la rueda budista de oración.
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Los tipos de karma
El karma, tradicionalmente, se ha separado en tres tipos diferentes de karma, que son los siguientes:
Prarabdha karma: Este es un karma automático, que sucede en el mismo momento en el que se está llevando a cabo la acción. Por ejemplo, la satisfacción automática que se siente al ayudar a quien lo necesita, o el sentimiento negativo que se sufre cuando se hace daño a alguien.
Sanchita karma: Este segundo karma hace referencia a los recuerdos negativos o positivos que quedan en nuestra mente después de haber realizado una buena o una mala acción. Por ejemplo, el dolor de no haber hecho una declaración de amor, o la alegría de recordar la cara de felicidad de alguien a quien ayudaste.
Agami karma: Por último, está el karma que hace referencia a los efectos que tendremos en el futuro por una acción del presente. Por ejemplo, cuando haber hecho mal a alguien se vuelve en contra en el futuro porque nadie quiere relacionarse contigo.
Las leyes del karma
Lo anterior es el núcleo básico del karma, pero lo cierto es un concepto mucho más profundo, que hace referencia a que somos responsables de las consecuencias y los efectos de las decisiones que hemos tomado.
Para entender el karma en toda su profundidad, hay que hablar de sus doce leyes:
Ley esencial: Según haces, recibirás. Es la ley básica explicada anteriormente, y por la que conviene hacer el bien y no el mal.
Ley de generatividad: El ser humano forma parte de la vida, y la vida es creación. La misión del ser humano es crear su vida.
Ley de humildad: Agradecer lo que se tiene permite crecer moral e intelectualmente. Sin embargo, ser arrogante, conduce a la mezquindad.
Ley de la responsabilidad: Somos responsable de las cosas que nos suceden, según las decisiones tomadas en el pasado (o en el presente).
Ley de conexión: Cada acto, por intrascendente que parezca, está conectado con el todo, y tiene efectos.
Ley de desarrollo: Nuestra vida es un fluir constante, y eso implica cambio. Hay que adaptarse a los cambios y crecer con ellos.
Ley de focalización: El conocimiento se adquiere paso a paso. Hay que focalizarse en el estadio en el que se está en un momento, sin anhelar llegar al siguiente.
Ley de la generosidad: Vivir en un estado mental de generosidad y respeto hace que nuestra vida sea mejor.
Ley del presente: Pensar en el pasado es una forma de destruir el presente y el futuro. Hay que dejar ir el pasado para centrarse en lo que nos está sucediendo.
Ley del cambio: Cambiar las decisiones que se toman es de vital importancia para que no se repitan los errores cometidos.
Ley de la paciencia: Hacer de la paciencia un valor fundamental de la vida es fundamental, puesto que los frutos que se recogen tras mucho trabajo saben mejor.
Ley de la inspiración: Cuanto más esfuerzo, energía y valor dediquemos a nuestro día a día, mejores resultados obtendremos, y mayor mérito tendrán nuestros triunfos.
Como puedes ver, el karma es un poco más complicado esta idea del “si haces el bien, te vuelve y el bien, y si haces el mal, te vuelve el mal”. Espero que estas explicaciones te hayan resultado útiles y te haya quedado claro qué es el karma.
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