Tenés que estudiar. Apoyás los apuntes sobre el escritorio, enchufás el celular a la lámpara y empezás a leer. Te tienta ver la última historia de Instagram de un amigo y, cuando querés tomarte esa pausa aunque no hayas leído ni dos palabras, apenas tocás el celular, la lámpara se apaga.
No es un castigo, es la manera que el diseño italiano Matteo Bandi encontró para que las personas no estén tan pendientes del teléfono.
Una lámpara sin cables
La lámpara forma parte de la colección Sidekicks, que está compuesta además por un despertador, un proyector y un parlante. Bandi eligió reversionar estos objetos porque considera que sus usos pueden ser interrumpidos por las notificaciones del móvil: al trabajar o estudiar, viendo una película, escuchando música o incluso durmiendo. Ninguno de ellos tiene botón de encendido, así que la única opción para ponerlos en funcionamiento es a través del celular.
Bandi comprendió que cada vez más personas intentan alejarse de los smartphones y no lo logran. Su intención no es demonizar a este aparato, sino restringir su uso a funciones que sean verdaderamente útiles. “Mi objetivo es reflexionar sobre el rol que los objetos interactivos pueden ocupar para nosotros. De hecho, los dispositivos no solo están diseñados como herramientas para hacernos más productivos o facilitar un proceso, sino también como compañeros”.
Los objetos se controlan mediante una aplicación que se activa cuando se conecta el celular. En ese momento, éste indicará el tiempo de uso que ha tenido durante el día. Con esta información, el usuario puede registrar un objetivo de tiempo máximo de interacción con el smartphone. Si cumple la meta, el objeto premia el autocontrol mostrando una función oculta especial. Por ejemplo, el despertador proyecta con un láser un patrón de movimiento en el techo que establece el ritmo de respiración ideal para dormir. Y el parlante, por caso, desbloquea una parte desmontable y se transforma en un altavoz portátil.
En principio, Bandi pensó objetos cotidianos que castigaban el uso excesivo del celular. Sin embargo, luego de realizar un taller con un grupo de usuarios se dio cuenta que para combatir la adicción era mucho más efectiva la recompensa.
Fuente: Clarín