El recinto de la Cámara de Diputados se convirtió hoy en el escenario del primer acto de la campaña electoral, con una Asamblea Legislativa que reflejó como nunca antes la grieta política que divide al país entre oficialismo y oposición, con momentos de alta tensión y que rozó el escándalo durante varios pasajes del discurso de Mauricio Macri .
Al duelo de gritos y aplausos entre legisladores del oficialismo y de la oposición se sumó el bochorno de la irrupción en el recinto de Joanna Picetti, candidata de Cambiemos que no pudo asumir su banca por tener una denuncia por maltrato infantil, que vulneró todos los controles de seguridad para interrumpir a los gritos las palabras presidenciales.
Fue el momento más crítico de la sesión de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Picetti se quedó hasta el final del discurso parada entre las bancas, en parte protegida por legisladores de la oposición, los diputados kirchneristas Axel Kicillof y Mayra Mendoza se ubicaron atrás de ella; y por la decisión del personal de seguridad de permitirle permanecer en el lugar para no potenciar el escándalo.
La irrupción de una persona extraña a la Asamblea le agregó más tensión a un discurso que terminó con Macri realizando una arenga política a viva voz y golpeando con el puño en varias oportunidades el estrado de la presidencia de la Cámara baja para darle mayor énfasis a sus palabras.
Minutos antes de la irrupción de Picetti el enfrentamiento del Presidente con la oposición había alcanzado su clímax cuando mencionó como logros de su gestión la ley del arrepentido y la sanción por decreto del régimen de extinción de dominio de bienes obtenidos mediante delitos vinculados con la corrupción.
Los diputados kirchneristas, con Leopoldo Moreau y Horacio Pietragalla a la cabeza, se revolvían indignados en sus escaños mientras gritaban en dirección a Macri haciendo bocina con sus manos. Desde las bancas ocupadas por el oficialismo la réplica fue una salva de aplausos y una ovación de pie para el jefe del Estado.
Hasta ese momento, el jefe del bloque kirchnerista de la Cámara baja, Agustín Rossi, había seguido el discurso con rostro serio y en silencio, al igual que su par del FPV del Senado, Marcelo Fuentes, que se sentó a su lado. Pero el santafecino estalló cuando desde el tercer piso de palcos un grupo de militantes oficialistas empezó a cantar “no vuelven más” en dirección a sus legisladores. “Esto es una vergüenza, hágalos callar señor Presidente”, exigió, ya de pie, un descolocado líder de la principal bancada de diputados de la oposición.
“Los gritos, los insultos no hablan de mí, hablan de ustedes”, respondió Macri a la intervención de Rossi y provocó la ovación de los legisladores del oficialismo.
Las interrupciones del discurso presidencial no fueron sólo potestad del kirchnerismo. Nicolás Del Caño prorrumpió en gritos cuando Macri destacó la reactivación del yacimiento de Vaca Muerta. “Es un robo para las petroleras. La gente no puede pagar la luz, no puede pagar el gas, de qué estás hablando”, increpó al Presidente el diputado trotskista.
El Frente Renovador también reaccionó ante las palabras del jefe del Estado cuando la presidenta del bloque de diputados massistas, Graciela Camaño, lideró un irónico aplauso de pie, que fue seguido por casi toda la oposición, luego de que Macri asegurara que el país estaba mejor que en 2015. “No te cree nadie”, se destacó entre el griterío la voz del kirchnerista Pietragalla en ese momento.
Incómodos con la situación, los principales líderes de la oposición del Senado, como Miguel Pichetto y Adolfo Rodríguez Saá, seguían en silencio las alternativas de la agitada asamblea legislativa.
El clima hostil de la oposición hacia el Presidente se percibió desde el mismo momento del inicio de la asamblea, cuando Macri fue recibido con las bancas opositoras cubiertas con carteles.
Los kirchneristas adornaron sus escaños con la consigna “Hay otro camino”, mientras que desde la izquierda se dejaron ver reclamos por los despedidos en las empresas Femsa, Pedidos Ya, Fate y Siam, contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y un pedido de “Fuera yanquis de Venezuela y América Latina”.
También hubo lugar para consignas más prosaicas, como la que protagonizó la diputada del Movimiento Evita Araceli Ferreyra, que ingresó al recinto con un cartel que rezaba “Autocultivo ya”, en una mano, y una maceta con una planta de marihuana, en la otra.
Ferreyra tuvo un papel clave para que Picetti pudiera llevar a cabo su protesta. Cuando personal de seguridad se acercó para tratar de sacarla, la diputada se paró y bloqueó la puerta que da acceso al recinto desde el hemiciclo de la Cámara baja.
Alertada de que venían por ella, la exfuncionaria de Aysa, que fue candidata de Cambiemos por su vinculación política con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se alejó de la puerta, ubicándose a la altura de la segunda línea de bancas, casi de frente a Macri, donde ya fue imposible sacarla sin agrandar el escándalo.
Fuente: BBN