De nada valieron los tres documentos aclaratorios que le concedió la UE a May el lunes por la noche, ni la promesa a diputados laboristas de inversiones y mejoras.
A casi tres años de votar a favor de la salida de la Unión Europea (UE), a dos años de comenzar las negociaciones, y a 17 días de la salida oficial del bloque, el parlamento volvió a rechazar el acuerdo alcanzado por Theresa May con la UE para la salida británica este 29 de marzo.
La votación fue otra vez contundente. De nada valieron los tres documentos aclaratorios que le concedió la UE a May el lunes por la noche, ni la promesa a diputados laboristas de inversiones y mejoras en la legislación laboral, ni siquiera la amenaza de una salida del bloque ya a la vuelta de la esquina.
Trescientos noventa y un diputados rechazaron el acuerdo. Solo 242 votaron a favor. El dictamen del Fiscal General Geoffrey Cox sobre los documentos negociados con la UE era clave y resultó lapidario. Cox señaló antes de que se abriera el debate en la Cámara de los Comunes que no había garantías de que el Reino Unido pudiera salir de UE bajo el esquema negociado para evitar una frontera física entre Irlanda del Norte (parte del Reino Unido) y la República de Irlanda (parte de la UE).
Una vez más Theresa May deberá hacer equilibrio en la cada vez más delgada cornisa europea. Su mandato se cumple en 2022. Hoy nadie sabe si llega a mediados de año. Mientras tanto, muerto el acuerdo, el parlamento seguirá en este ejercicio autista de búsqueda de un consenso en torno a una propuesta que le permita llegar a un acuerdo con la UE que no sea luego bochado por la Cámara de los Comunes.
Hoy los diputados votarán una moción que deja en claro el caos político que ha provocado esta saga del Brexit. Los parlamentarios tienen que decidir si aceptan o no que el Reino Unido salga de la UE sin un acuerdo como sucedería luego de la monumental derrota sufrida por May.
El pronóstico es que habrá un abrumador rechazo a esta posibilidad, en cuyo caso, el parlamento deberá votar nuevamente el jueves una moción para pedirle a la Unión Europea una extensión de la fecha de salida, es decir, del 29 de marzo. En este jardín de senderos que se bifurcan, no está claro qué tipo de extensión se solicitará y para qué. El gobierno habló de unos meses, pero ¿para qué si el parlamento no se puede poner de acuerdo con ninguna fórmula? Es lo que plantearon varios mandatarios europeos, entre ellos el francés Emmanuelle Macron, en las últimas semanas. “Si hay una extensión tiene que estar claro para qué”, dijo el francés.
El debate parlamentario ayer no aclaró mucho las cosas porque salvo en contados casos, la mayoría repitió argumentos en torno a la relación que el ex imperio británico debería tener con la UE, debates que han saturado, hastiado y polarizado a los británicos en la última década. El referendo de 2016 se presentó como una salida: no lo ha sido. Ahora hay que ver cómo el parlamento sale del laberinto que abrieron los conservadores al convocar una consulta popular bajo la premisa errónea de que sería el mejor medio de mantener al Reino Unido en el interior de la UE.
Fuente: Página 12