Desde Brasilia – Sergio Massa conoce Brasilia desde hace mucho tiempo, más precisamente de su época como jefe de Gabinete. Ahora llega a esta capital con una misión clave: se reunirá con sus pares de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia; del Senado, David Alcolumbre y con el titular de la Corte Suprema, José Antonio Días Toffoli. No sólo serán conversaciones mano a mano, en un almuerzo al mediodía en la residencia de Maia. Hay más: a las 15 horas Massa será homenajeado por el Congreso. Es una clara señal que quieren dar ambos Parlamentos sobre la necesidad de fortalecer la relación entre Brasil y Argentina.
En un contexto donde los vínculos podrían verse vulnerados por desencuentros pasados, el gesto de los parlamentarios e, inclusive, la del Supremo Tribunal Federal, marca la dimensión que tiene no sólo el Mercosur sino también la unión de las dos economías mayores. Más aun en este momento de incertidumbre que se origina en el desastre del Coronavirus, y que lleva a pronosticar crecimientos muy limitados también en la región. Se habla ya de 1% para este año en Brasil y no se descarta una eventual recesión en Argentina.
Hay otros temas que viene a tratar el diputado Massa, en compañía de una delegación parlamentaria representativa. Entre ellos, sin duda, debe sobresalir la negociación de la deuda externa emprendida por la Casa Rosada y de una demanda de “solidaridad” que podría canalizarse a través de funcionarios brasileños en el Fondo Monetario Internacional. El tema no estará ausente, en las conversaciones.
Los medios brasileños, entre ellos prestigioso diario Valor Económico, decidieron bautizar esta visita como un acto de “diplomacia parlamentaria”. La historia reciente lo demuestra: Maia estuvo en Buenos Aires poco antes de la asunción de Alberto Fernández. Y cumplió un papel clave en la propia decisión del presidente brasileño Jair Bolsonaro de enviar a su vice, el general Hamilton Mourao, como su representante ante el gobierno argentino. Ese fue posiblemente el momento en que comenzó el deshielo entre ambos jefes de Estado.
Massa, que preside el Parlamento, tiene una entidad política relevante dentro del propio Gobierno. De allí que su presencia en Brasilia no se limita a una decisión de corresponderle a su colega Maia después de aquella gira del brasileño por la capital argentina. Es obvio que durante su discurso en el Congreso de Brasil, durante la recepción de los honores que quieren ofrecerle, dirá un mensaje que será oficial. La unión en el Mercosur, la tonificación de los nexos entre los dos gobiernos y la consolidación de las democracias, serán parte de su recado.
Y no son definiciones trilladas si se piensa que el presidente de Diputados llega a Brasilia en un momento político febril. Hasta la última semana, había una batalla entre el Palacio del Planalto y los congresistas, que fue alimentado desde el propio gobierno con declaraciones en principio inadecuadas de algunos funcionarios. Fue el caso de un ministro que llegó a llamar de “chantajistas” a los legisladores. O de uno de los hijos presidenciales a quien se le ocurrió tuitear: “Si mañana cae una bomba sobre el Congreso ¿alguien va a llorar?”. Esos embates no favorecieron la imagen del gobierno brasileño a quién la prensa local lo mostraba debilitado frente a los otros poderes.
Fuente: Infobae