on las 6.30, todavía es de noche. Es una mañana húmeda y nubosa en la Ciudad . A esta hora, con este clima, quedarse en casa, que es ley desde el 20 de marzo, parece una tarea fácil de cumplir. Sin embargo, muchos porteños se abrigaron y decidieron salir a correr, varios de ellos a los Bosques de Palermo y al Rosedal.
Por primera vez desde que arrancó el aislamiento social obligatorio, desde hoy, todos los días, de 20 a 8 de la mañana, estará permitido salir a hacer ejercicio. Si bien la medida rige desde hoy a la tardecita, muchos porteños se adelantaron y lo hicieron bien temprano esta mañana.
Los runners entran al parque a través de la calle Olleros, por la Avenida del Libertador, La Pampa o Figueroa Alcorta . Todos con un ímpetu renovado y los colores flúo en la indumentaria deportiva que contrastan con la oscuridad aún reinante. “Uf, estoy feliz”, exclama José Soriano, de 48 años. “No aguantaba más estar quieto, necesitaba mover las gambas. Igual me pesan una tonelada, hay que ir de a poco”.
Hombres y mujeres van y vienen. Los parques, de a poco, comienzan a recobrar el pulso habitual, aunque con varias restricciones. No están permitidos los grupos de entrenamiento, solo se puede correr o caminar acompañado de hasta una persona y en un perímetro cercano al hogar. Por lo que acá todos deberían ser vecinos de Belgrano o Palermo.
En la recorrida que hizo LA NACION , si bien había bastante gente, no se vieron grupos que superen el número permitido y se mantuvo la distancia social.
“Yo vengo a caminar, despacito y sin apuro porque no es lo más recomendable para mis rodillas. Yo hacía natación, no hay deporte más sano que ese, pero por ahora no puedo practicarlo”, dice Ernesto Garín, de 61 años, que está acompañado por su esposa, Sofía.
El horario permitido busca que no se superponga la actividad física con las comerciales, para evitar grandes aglomeraciones de gente en la calle. Y todos podrán salir por un máximo de dos horas por jornada de entrenamiento.
El uso de tapabocas no es obligatorio. Si bien la opinión de los especialistas está dividida en cuanto al uso del barbijo durante la actividad física, los porteños prefirieron, en su gran mayoría, no usarlo.
“Correr con barbijo es algo que no va. Te ahogás, no está pensado para eso. Ni en la cultura asiática, en la que están más acostumbrados que nosotros a usarlo, lo llevan puesto durante la actividad física. Hay que mantener la distancia, eso sí”, señala Agustín Rodríguez, de 33 años.
Por la humedad, tanto en los Bosques de Palermo, como en el Rosedal, había muchos mosquitos. Por lo que es prudente ponerse repelente antes de salir a ejercitarse. Hay que cuidarse del coronavirus, pero el dengue también es una amenaza para la salud.
“Es impresionante las ganas con las que vine hoy a correr”, dice Manuela Sipriani, de 29 años. “Hay que moverse porque el sedentarismo es lo peor que hay para el cuerpo. Tenemos que cuidarnos del Covid-19, pero no nos olvidemos que quedarnos quietos es tan malo como fumar”, indica Sipriani, que es estudiante de medicina.
Como en plena pandemia se puede correr, pero mayormente de noche, además de los contagios, la seguridad es otro punto que preocupa al gobierno porteño. Por eso decidieron reforzar la presencia policial en las zonas de esparcimiento. Buena parte de los 18.000 policías de la Ciudad, estarán dispuestos a ese cuidado.
Esa presencia policial se nota en las calles internas y en los alrededores de los parques. Hay muchos patrulleros y policías de calle para custodiar a los porteños que hoy retomaron la actividad deportiva, luego de más de dos meses de aislamiento. “Espero que todos respeten las reglas, volver para atrás sería un garrón”, dice Juan Manuel Gómez, de 37 años, que avanza con un trote lento por Avenida del Libertador.
Fuente: La Nacion