A partir del 17 del mes próximo, 9076 alumnos de la Ciudad tendrán que asistir a clases los sábados. Son estudiantes secundarios que, por diversos motivos, tuvieron un mal desempeño escolar durante el año pasado cuando las clases fueron virtuales, y aún adeudan entre ocho y 11 materias. Si un alumno que no tiene asignaturas pendientes quiere repasar contenidos también podrá asistir a estas jornadas extra, aunque contarán con una propuesta educativa distinta a la del resto.
El Ministerio de Educación porteño pondrá en marcha los Centros de Acompañamiento a las Trayectorias Escolares (CATE) para aquellos alumnos que vieron más afectado su aprendizaje. Funcionarán durante todo el ciclo lectivo y serán un espacio de enseñanza y aprendizaje a cargo de docentes de nivel secundario con experiencia en estudiantes en riesgo de repitencia o abandono escolar.
A lo largo de los encuentros, los alumnos podrán aprender los contenidos pendientes del año pasado, para luego acreditarlos en las instancias previstas por la escuela.
Cinco barrios de la ciudad concentran casi el 50% de los alumnos que tendrán que cursar los sábados. Estos son Caballito (15%), Barracas (12%), Balvanera (8%), Nueva Pompeya (7%) y Retiro (7%). Mientras que el 52% de los estudiantes son de escuelas técnicas, el 41% de escuelas medias, el 4% de normales y el 3% de artísticas. Los que más dificultades tuvieron fueron los estudiantes de primer año (32%), los de segundo (27%), tercero (21%), cuarto (16%) y quinto (4%).
Insuficientes
Cristina Calvo Maxzud, de 43 años, es la madre de Sufyan, de 14. Si bien su hijo pudo aprobar las materias del año pasado, afirma que sus conocimientos en matemática y lengua no fueron suficientes como para afrontar los desafíos de este nuevo ciclo lectivo. “Necesita reforzar contenidos, él mismo me lo dijo. Con la virtualidad se aprende, pero siempre te falta. Mi hijo, incluso, asistió a la escuela durante el verano para recuperar conocimientos. Y eso que nosotros tenemos computadora e internet, pero conozco otros casos de madres cuyos hijos no tienen internet ni computadora. Sí contaban con los cuadernillos del Estado, pero no es lo mismo”, explica Calvo Maxzud.
Rosana García es supervisora escolar técnica del cuarto distrito de la ciudad. Señala que esos 9076 estudiantes tuvieron varias dificultades por las que no lograron aprobar las materias. “Muchos por problemas familiares o por falta de espacio y computadora, ya que las debían utilizar sus padres para el trabajo remoto. Otros por desidia se dejaron estar, mientras que tampoco eran controlados por sus padres. También hubo alumnos que no se adaptaron a la virtualidad, y al saber que tenían promoción directa, no se conectaban”.
García agrega que no espera que el daño causado a la educación se pueda recuperar del todo, pero resalta que este programa podría ayudar a que los chicos recuperen algunos contenidos. Afirma que esta iniciativa fue del ministerio porteño, pero que se convocaron a supervisores y docentes de distintas áreas para darle forma al proyecto y consensuar estrategias.
Las materias troncales en los CATE se dictarán de manera presencial con docentes de matemática, lengua, literatura y educación física. Mientras que para historia, inglés, geografía y biología contarán con aulas y bibliotecas digitales para llevar adelante el aprendizaje.
El cronograma de trabajo comenzará a las 13 y terminará a las 16.40. Durante esas horas cursarán dos asignaturas distintas y educación física. Van a participar cuatro docentes por cada CATE. Las clases se dictarán en dos escuelas por distrito, en total habrá 16 sedes.
A los alumnos se los convocará a través de los canales oficiales del Ministerio y, fundamentalmente, a través de las escuelas.
Desde el gobierno porteño indicaron que se realizará un seguimiento a través del programa Jornada Extendida, que se enfoca en prolongar las horas de clase en las escuelas primarias y medias del Estado para aquellos que lo necesiten, porque la mayoría de los chicos pertenecen a 1° y 2° año. En articulación con la escuela, se realizará un informe de seguimiento pedagógico en relación a los contenidos y se trabajará con los docentes de cada institución.
La escuela confeccionará una ficha de acompañamiento por estudiante que contará con tres dimensiones. La personal, que se centrará en que el estudiante dé cuenta de sus avances, como también de los contenidos aún no alcanzados. Habrá una dimensión social, en la que la familia será informada y podrá acompañar el proceso de aprendizaje. Y, por último, una evaluación académica, en donde se formalizarán las acciones necesarias para propiciar los avances del proceso educativo.
“En 2020 no estudió el que quiso, sino el que pudo. Este inicio de ciclo lectivo anticipado con clases presenciales marca el comienzo de un trabajo intenso y constante para garantizar que todos los estudiantes adquieran los aprendizajes que no se concretaron en 2020 e incorporen los contenidos del 2021. Por eso, armamos una estrategia con el foco en los chicos y chicas que tuvieron más dificultades para evitar que se profundice la brecha educativa. Son meses claves para consolidar los aprendizajes y, de esta manera, lograr revertir los efectos negativos que dejó la pandemia”, expresó Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad.
Fuente: La Nacion