Regreso a clases: por qué algunos gremios docentes rechazan el protocolo porteño para la presencialidad plena

Luego de que el gobierno porteño presentara hoy el protocolo para la “presencialidad plena” en las aulas, algunos gremios docentes cuestionaron las nuevas medidas adoptadas por el Ministerio de Educación de la ciudad. Alegan que “la eliminación del distanciamiento físico de 1,5 metros dentro del aula pone en riesgo la salud y la vida de la comunidad educativa”.

La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) notificaron al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el rechazo del nuevo protocolo y exigieron el “cumplimiento absoluto de las medidas establecidas en el Consejo Federal de Educación”. También pidieron “la compra de medidores de dióxido de carbono para todas las escuelas de la Capital y que se garanticen los elementos de protección personal necesarios”, según consta en una carta firmada por Angélica Graciano, secretaria general de UTE-Ctera, entre otros representantes.

“El negacionismo sanitario de Larreta y Acuña [Soledad, la ministra de Educación] lleva a los límites de negar la necesidad de mantener el distanciamiento social dentro de las escuelas. Tampoco garantiza desde febrero pasado espacios con ventilación cruzada ni elementos de protección suficientes. A lo largo de toda esta semana, realizaremos asambleas por escuelas y charlas con las familias”, dijo la UTE en un comunicado de prensa.

Esta mañana, el Ministerio de Educación porteño presentó el nuevo protocolo de regreso a la presencialidad absoluta para las escuelas de gestión estatal y privada, aunque sus puntos centrales ya habían sido adelantados la semana pasada. Más de 700.000 alumnos y alumnas van a volver a su esquema de clases prepandemia, a partir de mañana.

El regreso será de forma gradual, por niveles. Hasta que llegue el día en el que a cada grado o curso le toque retomar la rutina habitual, los estudiantes van a seguir cursando de manera presencial y virtual, según cada caso, como antes de las vacaciones de invierno.

El punto que generó polémica, y que rechazan algunos gremios docentes, es el que elimina el distanciamiento entre los alumnos dentro del aula, lo que habilita a que todos los estudiantes puedan ir a clases todos los días. “La burbuja pasa a ser el aula completa de cada sala, grado, año, curso, lo que permite que haya más horas de clase y que todos los chicos y chicas se vuelvan a encontrar con todos sus compañeros –dice el texto–. Entre los diferentes grupos burbujas se deberá respetar la medida de distanciamiento social de al menos 1,5 metros”.

Espacios fijos asignados

“Para el desarrollo de las clases presenciales, a cada estudiante se le asignará en el aula un lugar fijo que deberá respetar y que no podrá ser modificado. Cumpliendo siempre las medidas sanitarias de higiene, ventilación, distanciamiento y uso obligatorio del barbijo, las aulas son un lugar cuidado y seguro”, se detalla. “La presencialidad es obligatoria. Aquellos estudiantes que sean de riesgo o convivan con personas de riesgo estarán exceptuados y van a poder seguir aprendiendo a la distancia”, agrega.

Además, el servicio de comedor se organizará por turnos y, al igual que en el aula, cada estudiante será asignado con un lugar fijo en la mesa que no se podrá modificar. Las mesas de seis personas tendrán un aforo del 50%. Los tres estudiantes deberán sentarse intercalados, dejando un espacio entre ellos. “Los estudiantes y docentes solo se podrán retirar el tapabocas al momento de la comida y deberán colocárselo inmediatamente al terminar. El personal de servicio que lleve adelante la atención del comedor tiene la obligación de usar tapabocas junto con una máscara facial”, advierte el documento.

Si un docente da positivo, deberá aislarse durante 10 días corridos hasta su alta epidemiológica. El caso se confirma por test. A su vez, deberán aislarse todas las burbujas en las que haya dado clases hasta 48 horas antes de confirmarse su caso (por contacto estrecho). Al séptimo día, los integrantes de la burbuja podrán realizarse el test para confirmar o descartar Covid-19 y volver a la escuela con el resultado negativo. Quienes no realicen el testeo, deberán finalizar los 10 días establecidos de aislamiento.

Si un estudiante da positivo, deberá aislarse durante 10 días corridos. Y, a su vez, la burbuja a la cual pertenece y los docentes que hayan dado clases hasta dos días antes de confirmarse el caso deberán aislarse (por contacto estrecho). Al séptimo día, los integrantes de la burbuja podrán realizarse el test para confirmar o descartar un caso de coronavirus y volver a la escuela con el resultado negativo. Quienes no realicen el testeo, deberán concluir los 10 días de cuarentena.

Pasado mañana, 4 de agosto, vuelven a la rutina habitual los alumnos de 4º y 5º año de secundaria y los de 5º y 6º año de secundaria técnica. El 9 de agosto regresarán los de 1º, 2º y 3º de secundaria y 1º, 2º, 3º y 4º de las técnicas.

El 17 de agosto retomarán la presencialidad plena los estudiantes del nivel primario, educación especial y nivel superior no universitario, de las escuelas para adultos y de los centros de formación profesional. Finalmente, el 23 se sumarán los chicos del nivel inicial.

Respuesta oficial

Desde el Ministerio de Educación porteño informaron que “la totalidad del personal educativo que manifestó voluntad de vacunarse pudo hacerlo. Durante agosto, la mayoría de los docentes de la ciudad van a acceder a su segunda dosis”. Voceros de la dependencia recordaron que en la Capital son 17 los gremios que agrupan a los docentes, por lo que el rechazo al protocolo viene de una porción mínima.

Respecto de los elementos de protección personal y de higiene, respondieron que el suministro está garantizado: “Desde hace algunos meses se implementó un nuevo sistema, y algunas escuelas reciben la transferencia de fondos para que la cooperadora compre los insumos. Los que no quisieron sumarse a esta modalidad continúan recibiendo todos los elementos de protección e higiene como antes”.

En cuanto a la exigencia de medidores de dióxido de carbono en las escuelas, fuentes de la cartera educativa señalaron que la Ciudad decidió “hacer una inversión millonaria” en la instalación de filtros de aire de alta eficiencia (HEPA), que tienen una eficacia del 99 por ciento para eliminar virus, bacterias y hongos. “Son los mismos que utilizan los aviones para purificar el aire. Con eso logramos habilitar 1300 aulas que no estaban aptas para dar clases, y ahora sí”, recordaron. Y agregaron que la instalación de medidores de dióxido de carbono está en análisis, pero que la solución ya implementada con los filtros HEPA es “más eficiente”.

Fuente: La Nacion

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