El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, renovó el jueves en Kiev su oferta de organizar una cumbre entre Rusia y Ucrania y se sumó así a las iniciativas diplomáticas lanzadas por los europeos para evitar un conflicto armado.
“Turquía está dispuesta a poner de su parte para resolver la crisis entre dos países amigos, que son sus vecinos en el mar Negro”, dijo Erdogan ante la prensa tras haber sido recibido en la capital ucraniana por el presidente Volodimir Zelenski. “Confirmo mi disposición a recibir a los líderes de Rusia y Ucrania”, señaló.
Agradeciéndole el gesto, el mandatario ucraniano se declaró “dispuesto a hacer cuanto sea posible, en todas las plataformas y en todos los formatos” para instaurar la paz en Ucrania.
“Poco importa dónde podamos poner fin a la guerra, lo que cuenta es que todo el mundo esté sinceramente dispuesto a ello”, añadió Zelenski, según consignó la agencia AFP.
El dirigente turco aprovechó su pertenencia a la OTAN y sus buenas relaciones con Kiev, con quien firmó un acuerdo de libre comercio el jueves, para proponer su mediación. Antes de partir hacia Kiev, le reiteró el mismo ofrecimiento a Vladimir Putin, sugiriendo que el presidente ruso podría hacer una parada en Turquía a su regreso de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, el viernes.
Ante el despliegue de cerca de 100.000 soldados rusos a lo largo de las fronteras con Ucrania, que -según la OTAN y las potencias occidentales- hacen temer una invasión, Estados Unidos intensificó el miércoles la presión con el envío de 3.000 efectivos más al este de Europa.
Estas tropas se suman a los 8.500 efectivos que están en estado de alerta desde fines de enero para poder ser desplegados en caso de necesidad como fuerza de reacción rápida de la OTAN.
Occidente acusa a Rusia de concentrar decenas de miles de soldados en las fronteras de Ucrania desde fines de 2021 para preparar una posible invasión. Rusia niega cualquier movimiento de este tipo y asegura que solo quiere garantizar su seguridad.
Por su parte, los europeos, que ya advirtieron de severas sanciones económicas en caso de ataque, están intensificando los contactos para una desescalada, con visitas casi diarias a Kiev de líderes occidentales y altos diplomáticos y llamadas a Putin.
El presidente francés, Emmanuel Macron, tiene previsto mantener el jueves conversaciones telefónicas con los líderes ruso, ucraniano y polaco y está considerando una visita a Moscú, al igual que el canciller alemán, Olaf Scholz.
Francia y Alemania también intentan reactivar el proceso de paz en el este de Ucrania, donde Kiev lleva ocho años luchando contra los separatistas prorrusos apoyados por Moscú.
El fin de semana, Erdogan había dicho que no quería una guerra entre Rusia y Ucrania, que consideró “sería un mal presagio para la región” y abogó por una “solución pacífica”.
La semana pasada, el presidente turco había renovado sus ofertas de mediación y argumentó: “Al reunir a los dos líderes en nuestro país, podemos allanar el camino para el retorno de la paz”.
Por el momento, Putin agradeció a su homólogo turco su invitación, pero dijo que responderá “cuando la pandemia y su agenda lo permitan”.
Ucrania es uno de los temas sensibles entre Rusia y Turquía, que apoya la pertenencia de Kiev a la OTAN y se opuso firmemente a la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014, en nombre de la protección de su minoría tártara de habla turca.
Putin culpa a Erdogan de suministrar a Kiev drones armados utilizados contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
Washington rechaza estas exigencias, proponiendo a cambio que los rivales se comprometan a no desplegar activos militares ofensivos en Ucrania, que Moscú inspeccione algunas de las infraestructuras militares que le preocupan en Europa y que ambos países acuerden medidas de control de armamento.
Estados Unidos anunció en la víspera que reforzará el flanco oriental de la OTAN con el despliegue de 1.000 soldados de Alemania a Rumania y el envío de otros 2.000 principalmente a Polonia.
“Estas fuerzas no van a luchar en Ucrania”, que no forma parte de la OTAN, dijo el portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, John Kirby, quien aseguró que se trata de un despliegue temporal.
El Gobierno ruso criticó la medida e instó el jueves a Estados Unidos a dejar de avivar la crisis.
“Estamos pidiendo a nuestros socios estadounidenses que dejen de alimentar las tensiones”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, que consideró que la decisión de Washington solo “empeora” la situación y la “preocupación de Rusia (…) está perfectamente justificada”.
Fuente: Telam