Las ONG Amnistía Internacional y el Centro Abdorrahman Boroumand denunciaron este miércoles un “frenesí de ejecuciones” en Irán, donde más de 250 personas sufrieron la pena capital en los primeros seis meses del año “tras procesos sistemáticamente injustos”.
“En el primer semestre de 2022, las autoridades iraníes ejecutaron al menos a una persona por día en promedio”, denunció en un comunicado Diana Eltahawy, directora adjunta para África del Norte y Medio Oriente en Amnistía Internacional.
“El aparato estatal está llevando a cabo homicidios a gran escala en todo el país como parte de una ofensiva odiosa contra el derecho a la vida”, agregó.
Debido a este “frenesí de ejecuciones”, a un “ritmo espantoso”, Irán podría muy rápidamente superar el número, ya muy elevado, de penas capitales impuestas en 2021, es decir, 314, según el comunicado.
“Aunque las cifras reales son sin duda más elevadas”, de las 251 ejecuciones registradas entre el 1º de enero y el 30 de junio de 2022, 146 condenados fueron declarados culpables de asesinato, “en el marco de una práctica bien establecida de ejecuciones sistemáticas”, según este texto.
Las oenegés detallan que en Irán la pena de muerte se impone después de juicios “sistemáticamente injustos”, y que confesiones “obtenidas bajo tortura se utilizan habitualmente como pruebas”.
Al menos otros 86 condenados fueron ejecutados por delitos relacionados con la legislación sobre estupefacientes que, “según el derecho internacional, no deberían ser punibles con la pena de muerte”, señalan.
“Este aumento de las ejecuciones, especialmente en público, demuestra una vez más que Irán está desfasado con respecto al resto del mundo, mientras que 144 países rechazan la pena de muerte en la ley o en la práctica”, lamenta Roya Boroumand, directora ejecutiva del Centro Abdorrahman Boroumand para los derechos humanos en Irán, la otra ONG iraní que firma el texto.
Los grupos confirmaron un informe de otra ONG, Iran Human Rights, según el cual Irán también llevó a cabo el sábado su primera ejecución pública en dos años.
El comunicado también decía que los comentarios de funcionarios iraníes reconociendo el problema del hacinamiento en las cárceles habían creado el temor de que “el aumento de las ejecuciones esté relacionado con los esfuerzos oficiales para reducir el número de presos.”
Los grupos de derechos también expresaron su alarma por el hecho de que más de una cuarta parte de las personas ejecutadas en lo que va de 2022 fueran miembros de la minoría étnica baluchi de Irán, que sólo representa el cinco por ciento de la población.
Los activistas afirman que Irán está inmerso en una gran represión mientras continúan las protestas por las condiciones de vida en una grave crisis económica.
Se ha detenido a activistas laborales, intelectuales y también a cineastas, entre ellos el director Mohammad Rasoulof, cuya lacerante película “No hay mal”, sobre los efectos del uso de la pena de muerte en Irán, ganó el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín de 2020.
Fuente: Infobae