En un mundo con más de 270 millones de mujeres emprendedoras, 139 millones de mujeres propietarias y 144 millones de inversoras informales (*), el auge del emprendedurismo es un gran hecho de cara a los negocios digitales. Incluso, los movimientos a favor de la diversidad de derechos han impulsado a que muchas mujeres se animen a insertarse con todos sus conocimientos en la gran aventura de emprender.
En este sentido, el replanteo del rol de la mujer en la sociedad tiene su correlato en los cambios en el mundo de los negocios y el emprendedurismo.
Hay factores que favorecen la toma de decisión de emprender y que han impulsado a muchas mujeres a hacer realidad sus negocios e ideas, como son la percepción de que existen buenas oportunidades de negocio, la posesión de los conocimientos y habilidades necesarias para emprender, y conocer a otras personas emprendedoras que favorecen el intercambio de ideas y la camaradería.
En el año 2019 nos insertamos en el ecosistema emprendedor con una propuesta disruptiva, desarrollando bauleras tecnológicas para ofrecer un servicio de guardado por m3 o por ítem –on demand – para guardar los objetos que necesites, por el tiempo que quieras, sin salir de tu casa.
Decidimos apostar a fondo en un proyecto de economía circular que como primera instancia, permita ayudar a las personas a vivir de manera más liviana y en ambientes más despejados. Y, en una segunda instancia, que esas personas puedan rentabilizar, reutilizar y recircular sus objetos para extenderles o aumentarles su vida útil. A lo largo de estos años, más de 10 mil personas han requerido este servicio, y se han guardado más de 46.000 objetos. Esto significa más de 10.000 m3 liberados en espacios de las personas.
En Space Guru aportamos nuestro granito de arena al tener una política deliberada de reclutamiento que incentiva a las mujeres a ocupar puestos antes reservados a los hombres. La participación de mujeres en nuestra empresa en puestos jerárquicos corresponde al 60%. Más de la mitad de los Mánagers son mujeres. A pesar de que el rubro logístico sea casi exclusivamente masculino, intentamos reducir esta brecha fomentando la diversidad y la equidad de género en nuestras políticas de recursos humanos.
Lo cierto es que, de acuerdo a un informe de la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores (Sepyme), 1 de cada 3 micro, pequeñas y medianas empresas contaron con liderazgo femenino en 2020 en el país. Asimismo, las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) lideradas por mujeres presentaron un porcentaje más elevado de participación entre los empresarios y empresarias de menos de 30 años (37,1%), que en las franjas etarias más avanzadas. Sin embargo, de acuerdo a datos que presenta Endeavor, a pesar de que los números indican que el 40% de los emprendimientos que nacen en el país son liderados por mujeres, poco más del 5% consigue seguir vigentes luego de la etapa embrionaria.
Como se afirmaba anteriormente, resulta evidente que en el último tiempo se hace manifiesto un cambio cultural muy importante en relación a la inserción de las mujeres en el ámbito de las startups y en el desarrollo propio de emprendimientos. Sin embargo, hay cuestiones de vital importancia para acompañar su crecimiento.
Por un lado, resulta fundamental facilitar el acceso al financiamiento para que más emprendedoras se animen a tomar créditos y tengan más oportunidades de poder acceder al apoyo de inversores. Si bien la perspectiva de género es un tema de agenda, es real que aún los inversores presentan dificultades a la hora de contemplar a las mujeres dentro de sus análisis de inversiones.
Otro punto importante a abordar por parte del sector público y del sector privado, se centra en el acompañamiento de las mujeres en la incorporación de tecnología a sus negocios motivado por la gran transformación social que estamos viviendo.
Lo cierto es que en la construcción de la carrera de las mujeres emprendedoras o de alto mando, tener una red de contención directa e indirecta es necesaria. De forma directa involucra la participación de la familia, por ejemplo, que puede incentivar a las hijas y a las esposas a estudiar carreras más técnicas relacionadas el STEAM y apoyarlas a tomar decisiones arriesgadas. Además de acceder a espacios de mentoría y comunidades que trabajen con el liderazgo femenino, el autoconocimiento y autoestima. En este espacio más íntimo y directo se puede trabajar también el famoso “síndrome del impostor”, los miedos, ideas y creencias limitantes relacionadas a la vida profesional de las mujeres.
Con respecto a la red de contención más indirecta están aquellas empresas que deben deliberadamente crear oportunidades para las mujeres, apostar y sponsorear mujeres de alto mando y trabajar para eliminar el “techo de cristal” (esta barrera invisible, cultural y tradicional) con políticas de discriminación positiva, eligiendo mujeres capacitadas y talentosas para ocupar cargos directivos y de poder.
Asimismo, animarse a participar de programas orientados a Mujeres Emprendedoras e Intraemprendedoras en las diversas instituciones del país o en el mundo de manera virtual o presencial. De esta forma y con pasos firmes e intencionales, permitiremos incluir más talentos femeninos y elevarlas a puestos de alto mando o animarse a emprender grandes proyectos.
Es necesario reivindicar los derechos, la necesidad de reconocimiento y fortalecer las oportunidades de aquéllas emprendedoras que se han embarcado en la aventura de crear negocios y oportunidades, en pos de convocar a futuras emprendedoras a sumarse en este camino, con referentes que guíen sus pasos y con el camino más allanado de cara a las oportunidades que se vienen.
(*)Datos del reporte de Women´s Entrepreneurship 2020/21, elaborado por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM)
Fuente: Ambito